024. Pónme a prueba.

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Mina sentía como un peso se le iba de los hombros al salir por las puertas del alto edificio donde trabajaba arduamente. Había entregado todo lo pendiente en un solo día, con una sonrisa cansada y unas bolsas oscuras bajo los ojos que si las mirabas de cerca, podías ver el esfuerzo que realizó durante toda la semana.

Realmente no, pero estaría muy cool hacer eso.

Estaba feliz por todos los cumplidos que había recibido además de un increíble ascenso. Pensaba que sería el mejor día de su vida pero algo más le esperaba en casa que directamente iba a hacer que terminara de desmayarse del cansancio.

"¿Por qué demonios sale humo por las ventanas?" Pensó por un segundo, todavía demasiado cansada como para funcionar. Pero luego sus ojos casi se le salen del rostro y salió disparada con los nervios a flor de piel con las llaves en la mano intentando descifrar cuál era la que abría la puerta principal, pero antes de que pudiera meter la correcta en la cerradura, una chica con lentes de seguridad en la cara la recibió.

Chaeyoung sonrió nerviosa mientras intentaba quitar el carbón que se encontraba en su cara, dejando solo la forma de los lentes en blanco.

La chica no pudo decir palabra alguna cuando unos brazos fuertes la apretaron hasta casi dejarla sin aire, Mina chilló en su oído para luego tomarla de los hombros y zarandearla con fuerza.


—¡¿Q-qué demonios tratabas de hacer?! ¡¿Sabes lo asustada que me puse cuando vi la casa así?! Jesús. —Mina murmuró asustada abrazando otra vez a la minina sin indicios de querer soltarla. —¿Qué tratabas de hacer?

—Trataba de hacer la cena... para ti. —La azabache murmuró enroscando su colita en una de las piernas de la contraria. Mina suspiró dejando un pequeño beso en la frente de la menor, su corazón aún latía con rapidez. Tanto había sido su preocupación por la híbrida que no había visto el resto de la casa.

La chica jugaba con los dedos de sus manos observando a la mayor ir de allá para acá alrededor de todas las habitaciones, la primera parada fue la horrible cocina. —Yo intenté hacer ese arroz con pollo y atún q-que había en tu libro de recetas... lo intenté. —Chaeyoung musitó sacando el resultado de debajo del lavaplatos donde las tuberías se encontraban... Ni siquiera preguntó por qué eso estaba ahí, ya que las palabras se le fueron de la boca al ver el arroz pasado de cocción además del pollo sin preparar y literalmente una lata de atún a un lado de lo demás.


Con temor, Mina tomó el asqueroso pollo entre sus dedos solo para que este se desvaneciera y cayera nuevamente en el plato, la japonesa sorprendida observó a la minina quien con una mueca murmuró: —Creo que lo terminé de asesinar.


La siguiente parada fue la habitación donde se encontraban las lavadoras y la ropa sucia. Aunque ahora parecía más una piscina o tal vez las costas de una playa en California. La ropa de ambas —y una que otra que Nayeon dejaba "accidentalmente"— se encontraban flotando encima del agua jabonosa danzando frente ella. Mina se cruzó de brazos esperando alguna respuesta coherente por parte de Chaeyoung.

—Quería lavar la ropa por mí misma, pero creo que terminé dañando la lavadora de tanto que... la pateé. —Murmuró con una sonrisa escondiéndose detrás de su dueña. —C-creo que también acabé tu enjuague con olor a naranja...

Mina suspiró acariciando la cabecita de la menor con suavidad haciéndola ronronear. —Limpiemos todo esto, después haré la cena... si es que aún funciona la cocina. —Chaeyoung asintió con las mejillas rojas por la vergüenza.


Mina había permanecido en silencio mientras que ambas limpiaban el desastre que había hecho la gata salvaje. Quería echarse a dormir después de que terminaran de hacer todo eso, ¡debería haberle prohibido a la minina hacer los quehaceres de la casa mientras ella no se encontraba en casa! Ahora tenía que hacer trabajo extra, puff...

Chaeyoung por otro lado, sentía que se le encogía el corazón cada vez que Mina le daba una sonrisa cansada, no debería haber hecho lo que había hecho pero era inevitable.

Horas después, a casi medianoche, pidieron una sencilla pizza puesto que la japonesa no tenía fuerzas ni para hervir agua. Mina sentía como si cada trozo de pizza que entraba a su boca solamente desaparecía por el cansancio que sentía en ese momento. Chaeyoung no pudo evitar dejar la comida de un lado para acercarse hasta ella dándole un efusivo y gigantesco abrazo lleno de amor y buenas vibras, o eso pensaba.

—¿Qué pasa, Chaeyoungie? —Bostezó la contraria dejando su pizza en la caja de cartón. Chaeyoung no respondió, solamente dejó varios besitos diminutos por todo el rostro de la mayor haciéndola reír por lo bajo.


—Quería que no tuvieras que hacer nada al llegar a casa, p-pero no quise llamar a Nayeon unnie... quería hacerlo sola. —Murmuró acariciando la piel pálida de Myoui. —Pero lo único que hice fue darte m-más problemas, per-

Mina no la dejó disculparse completamente, un abrazo la calló por completo. Un besito y después otro la hicieron sentirse menos culpable de ser una tonta. La menor rió, pero dejó de hacerlo cuando Mina lentamente se deslizó en su hombro y pasados los minutos, escuchó su acompasada respiración. Con lentitud tomó una de las mantas que Mina siempre dejaba bajo los cojines y las arropó a las dos.


Chaeyoung se quedó despierta el resto de la noche admirando a la mayor con una pequeña sonrisa oculta. Dejó tantos besitos en su rostro y labios que sentía como si estuvieran adormilados, cada vez que dejaba sus labios posados sobre los de la mayor sus mejillas se encendían al rojo vivo y chillaba para sus adentros.

Pero, finalmente a eso de las dos de la mañana, sus manitas se aferraron con fuerza a la cintura contraria y así cayó dormida.


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THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora