034. Novias, Nayún y malentendidos.

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Chaeyoung navegaba por el teléfono de la japonesa mientras ella arreglaba su habitación, el estéreo encendido y la calefacción de igual manera. Últimamente se había vuelto adicta a los juegos de su teléfono y no paraba de jugarlos a cada segundo, o cada vez que Mina soltaba su celular. Sus pulgares iban a quedar deformados si seguía jugando esos divertidos pero difíciles juegos de ritmo que descargaba a cada rato, además de descargar jueguitos sobre cuidar bonitos gatitos y ese tipo de cosas.

—Deberías dejar ese teléfono y venir a ayudarme. —Mencionó Mina limpiando el poco sudor de su frente con los labios fruncidos. Chaeyoung pretendió no escucharla, hasta que el palo de la escoba golpeó su cabecita. —¡Hey! Pero si ya vas a terminar, sería un desperdicio de energía que te ayudara.

Chaeyoung no dudó en levantarse rápidamente dirigiéndose hacia la japonesa en el momento en el que la misma le regaló una mirada enfadada que le decía que no recibiría su comida favorita para la cena, además de obviamente no prestarle más su teléfono. La chica se acercó haciéndole un divertido saludo militar con unos calcetines de patitos y un enorme suéter. Mina rió mientras barría y Chaeyoung limpiaba los lugares más difíciles de llegar.


Unos cuantos minutos después la híbrida se encontraba de vuelta enviciada con el teléfono de su Mina. Sus ojos se movían a través de la pantalla al igual que sus dedos que iban de aquí para allá sin finalizar, la vibración del aparato entre sus manos la hizo saltar de repente haciéndola perder en el nivel más difícil que jugaba.

No importó cuantas veces lo intentara, no podía pasar ese nivel de ese tonto juego, y se había quedado sin vidas. Frustrada y refunfuñando se salió de la aplicación tocando toda la pantalla con rudeza. ¡Se suponía que era buena en ese juego!

Aunque lo había comenzado a jugar ayer por la noche.

—Demonios. —La híbrida maldijo por lo bajo mordiendo la esquina de su labio inferior con uno de sus puntiagudos colmillos. Sus deditos comenzaron a ir de un lado a otro nuevamente acertando las notas, hasta que la misma vibración la hizo saltar en su sitio. Chaeyoung refunfuñó tomando el aparato con sus manos furiosas. —¡¿Qué es lo qué te pasa, cosa estúpida?!

THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora