043. Jelly Jelly.

4.7K 540 455
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Era un día cualquiera en el hogar de Myoui. Un día cualquiera en el cual debería estar limpiando para pasar el tiempo, tal vez haciendo galletitas en la cocina o algo para no caer en las manos del aburrimiento.

¡Podían hacer cualquier cosa que quisieran! Pero había un pequeño, muy diminuto, problema.

Y ese pequeño problema era Chaeyoung, que repentinamente había adoptado un comportamiento un tanto extraño que estaba por pasar a ser algo fastidioso para ella.


Por su día libre, Tzuyu decidió que iría a visitar a Mina. Solamente para preguntar cómo estaba, hablar de cosas triviales y ese tipo de conversaciones... de todos modos quería confirmar algo un poquito importante. Sin embargo, su novia Sana no iba quedarse de brazos cruzados en su casa, ¡de ninguna manera iba a dejar que la gatita azabache intentara hacerle algo a su preciada Zhou! Así que prácticamente le exigió a Tzuyu su compañía y no aceptaría un no por respuesta.

Pero en la casa de Mina, las cosas no estaban saliendo para nada bien.

Todo se centraba en la noche anterior. Chaeyoung últimamente se la pasaba detrás de ella y si bien eso ya era común, ahora parecía un jodido chicle pegado en el cabello; incapaz de despegarse de la dulce japonesa. Las lagrimitas se asomaban por sus ojitos cada vez que la mayor se tardaba más de lo necesario, volviendo su pobre cabeza un revoltijo de sentimientos.

¡Aún estaba sensible por contarle todo! Seguía teniendo sus pequeñas dudas, pero de algo estaba segura y era que ella nunca la abandonaría. ¡Pero es que ahora sentía que tenía que estar pegada a ella las veinticuatro horas!


Se sentía tan calmada cada vez que las manos de la mayor acariciaban su bonito rostro, de sus labios saliendo dulces cumplidos que aceptaba con los brazos abiertos. Sus besos lentos cada que sus miradas no podían apartarse después de un minuto. El oír los latidos tranquilos de su corazón cuando recostaba su cabecita en su pecho, era tan bonito. ¡La mejor sensación del universo! Y eso que todavía faltaban cosas por nombrar, no podía enumerarlas con sus dedos.

THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora