041. Sola.

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—Minari, te lo diré todo. —Murmuró por lo bajo. Mina se levantó con su mirada sorprendida, pero sin decir nada. Un cálido beso bastó para que Chaeyoung sonriera levemente. —Solo no te pongas histé-

—¡Iré a traer un montón de mantas y dulces para ti! —Mina chilló saltando de la cama llevándose un gracioso bufido por parte de Chaeyoung. La híbrida en los pocos minutos en los que estuvo sin Mina, se quedó callada ordenando sus pensamientos. Haciendo vividos los pocos recuerdos que tenía y los cuales, comenzaban a hacerle daño. Pero sabía que todo iba a valer la pena. Sentía la necesidad de soltarlo todo para poder seguir con su vida, sin ninguna preocupación.

Era mejor soltarlo que tenerlo dentro apuñalándola como un montón de minúsculas pero afiladas dagas.

—¿Chaeyoungie? Ya volví. —Mina murmuró adentrándose con cuidado. Una carcajada salió de los labios de la híbrida al admirar a la japonesa con un montón de frazadas cubriéndola de pies a cabeza y un bol lleno de dulces no muy buenos para su estómago, pero que valdrían la pena.

Realmente, Chaeyoung no encontraría a alguien como Mina en ninguna otra parte.

Era demasiado única para ser verdad, un ángel caído del cielo con aquella bonita personalidad y forma de ser que hacía aparecer un montón de mariposas en su estómago. Sus mejillas sonrojándose con fuerza cada vez que decía cosas cursis y demasiado vergonzosas, sacándole pequeñas sonrisitas que se terminaban convirtiendo en tiernos besitos.


Síp, estaba demasiado enamorada. Aunque enamorada era una palabra muy pequeña para todo lo que sentía por esa tonta humana de cabello negro. Desde el primer momento en que la vio, tenía el ligero presentimiento de que nada bueno iba a salir de juntarse con esa japonesa de malos problemas amorosos. Aunque, ¡mírenla ahora! Adoraba sentir su presencia a todas horas, que la ayudara con las cosas que aún se le dificultaban, amaba como podían hablar de cualquier cosa sin cansarse. Amaba como era esa linda humana y no la iba a cambiar por nadie, nunca jamás. Ni aunque le ofrecieran un millón de dólares.

Chaeyoung se arrepentía de muchas cosas a lo largo de su vida. Muchas cosas que deseaba olvidar pero no podía hacerlo, aun si lo hacía con todas sus fuerzas. Pero eso nunca incluiría a Mina. Había sido su salvación, y hablaba totalmente en serio. Sus instintos se combinaban con sus propios sentimientos, volviéndola una máquina protectora. Cualquiera que se atreviera a lastimar a Mina, fuera la más mínima cosa, iba a arrepentirse de haberlo hecho.

THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora