036. No te metas con Jung YoonOh.

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Era un bonito día como para tener una buena dosis de estrés por la mañana. La semana anterior creyó que iba a terminar muerta entre un montón de papeles, costuras y proyectos sin terminar. Eran casi últimos de Noviembre y entre los pedidos individuales y las propuestas de grandes revistas había un montón de cosas por hacer. Claro que no todo le había caído encima como un balde de agua fría, pero las cosas complicadas se las habían dejado a ella como si nada.

Tampoco es como si fuera a quejarse. Jisoo le daría esa mirada calculadora y luego le daría una extensa charla de cómo escalar hasta la cima en el mundo de los negocios. Y no estaba de humor como para tener una después de escucharla tres veces hasta la fecha.

Realmente agradecía esos días en los que Chaeyoung se la pasaba fuera de su espacio personal. Más de una vez amenazaba con explotar en cualquier momento y cuando lo hacía se veía de todo menos adorable, aunque la híbrida dijera lo contrario. Estaba tan inmersa en sus propias cosas que no se daba cuenta cuando la menor cocinaba —empezó a ver programas de cocina seguido para poder ayudarla— y confundía la sal con el azúcar.


Se suponía que se tomaría su tiempo en prepararse para ir al edificio el lunes. Pero un día antes, casi treinta minutos antes de la medianoche, Jung YoonOh le llamó en medio de lo que parecía ser un club nocturno para comunicarle que tenía un papeleo importante que entregar al día siguiente. La mirada contenta de Mina había pasado a ser oscurecida por sus ojos sombríos y los dientes rechinándole de la impotencia.

Con su poquito autocontrol terminó la llamada. Y si no fuera por los rápidos reflejos de su ángel probablemente su teléfono no existiría ahora. Pasó toda la noche escribiendo y corrigiendo sin parar, tomando a sorbos el café cargado que se había preparado a la velocidad de la luz para no quedarse dormida, aunque en más de una ocasión dormitó por algunos minutos.

Para su buena suerte, terminó completita de pies a cabeza en su deliciosa cama. Ni siquiera se molestó de quitarse sus zapatos o de ponerse su pijama por lo horrible que se encontraba. Solo sintió las sábanas que la cubrían y un pequeño beso en su mejilla.

THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora