050. Porque eres tú.

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Ya se sentía el ambiente decaído con la noticia de su último día en la ciudad veraniega. El tiempo corría mucho más rápido que antes con solo abrir y cerrar los ojos, a pesar de haber recorrido cada lugar hasta por debajo de las piedras, la necesidad de hacerlo por segunda vez era gigante. Chaeyoung quería volver a subirse en los enormes toboganes de agua de un lejano parque acuático cerca de la costa, probar por cuarta vez esos deliciosos batidos de fresa que hacían su cerebro congelarse y volver a sentarse a la orilla de la playa a enterrar a su japonesa en la arena para luego salir corriendo ignorando sus chillidos con una sonrisa.

¡Tampoco quería irse como si no hubiera encontrado a su familia después de tanto tiempo! Quería quedarse, pero estaba consciente que no pertenecía ahí. Su nueva vida estaba formada en Seúl, con Mina; y no iba a abandonarla así como así, no iba a desecharla como a un juguete viejo. Pero así sentía que se sentiría Dahyun, y no sabía que decidir, todo era demasiado difícil y confuso. Si pudiera quedarse dormida y de inmediato despertar en el sofá con todos sus conocidos alrededor, lo haría.


Mina lidiaba las últimas horas haciendo los últimos trámites, comprando los boletos correctos —porque para especificar, había comprado unos con destino a un lugar desconocido. Todo producto de las distracciones que se basaban en besitos tiernos y húmedos por toda su cara— y con los cambios de humor de Chaeyoung.

¡Unas horas podía ser la bolita de arroz más bonita y tierna del mundo, de esas que solo te provoca llenar de besos, abrazos y mimos todo el día! En la siguiente hora el cabello de la japonesa estaba revuelto por todas partes, y no, no era por algo subido de tono. Las rabietas de la híbrida aparecían de la nada y usualmente salía con un par de rasguños en los brazos y pequeñas mordidas en sus dedos que la distraían un buen rato.

¡No era fácil! ¡No lo era! Aquellos cambios superaban los de Nayeon en niveles exuberantes. Con la ligera diferencia de que la mayor lloraba por todo, daba igual si estaba feliz, triste o sumamente enojada. Mina, en vez de haber escogido su actual profesión debería haber estudiado algo como psicología o una mierda de esas, no iba a mentir que no lo hacía tan mal.


Aunque solo sería la psicóloga de su híbrida. No a cualquiera le daría sus besos tanto como a esa bola de pelos gruñona.


¡Para su suerte! Chaeyoung había regresado a la normalidad, o de eso estaba segura hasta los momentos. Reía estruendosamente cada vez que algún personaje de una serie americana realizaba alguna bobería, esas cosas no le parecían graciosas a la japonesa, pero daba igual. Se encontraba acostada con la cabeza en el posa brazos del sofá con la azabache entre las piernas, sus brazos encima de su pecho mientras la chica jugaba con sus dedos distraídamente. Las sonrisitas eran evidentes en su rostro cada vez que la híbrida reía por lo bajo, sus mejillas tornándose rosáceas cuando una escena romántica aparecía de la nada para luego terminar riendo como si nada hubiera pasado antes.

THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora