039. ¡Achoo! Mina se muere.

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Mina a pesar de haber pedido vacaciones se le podía ver haciendo tonterías para arreglar su hogar. Tantos años y no se había dado cuenta de que tenía dos ratones viviendo en su cocina, las flores que le regaló su madre hace algunos meses se encontraban todas marchitas —no las había regado después de 3 semanas de que se las dieron— y posiblemente ahora tenía que arreglar todas las repisas porque una híbrida las había dañado casi todas.

La japonesa se encontraba ahora en el patio trasero en medio de la nieve. Estaba solamente con un abrigo, botas y ropa cómoda. Chaeyoung mientras tanto la veía a través del vidrio con un montón de cobijas encima y una taza de chocolate caliente en medio de sus manitas, las cuales apenas se veían a causa de las enormes mangas de su suéter.

—Estúpida. —Siseó Chaeyoung tomando un pequeño sorbito de su chocolate, gimiendo de dolor pues se había quemado la lengua. Chaeyoung dejó su lengüita fuera de su boca enfadada. ¡Pero eso no era lo que importaba!

—Me deja con miles de cosas encima y ella está ahí como... "oh mírenme, puedo estar a no sé cuántos g-grados bajo c-cero y no puedo enfermarme" tonta. —Se cruzó de brazos infantilmente, soplando su lengüita que todavía ardía.

—Chaeyoung también quiere ayudar. ¡Pero nooooo! ¡Chaeyoung se enferma muy seguido! ¡Solamente me enfermé una vez, no se vale! —Chilló. Aunque lo último ni siquiera lo mencionó con sus propias palabras, sino que maulló para que Mina no pudiera darle esas miradas feas.


—Chaeyoung. Deja de maullar como un gato loco. —Mina mencionó aburrida. Chaeyoung maulló de la sorpresa casi derramando el chocolate caliente encima, la menor sonrió desvergonzada tanteando el suelo a su lado. —No voy a sentarme, estoy ocupada. — Comentó tomando unas herramientas que la híbrida desconocía, pero aun así no dejó de insistirle. —¡Pero quiero estar contigo! ¡No quiero estar aquí! Además, ya te dije que no voy a enfermarme. ¡Solo quiero estar contigooooo! —Lloriqueó.

Mina suspiró apartando los mechones de su frente sudada. Su nariz comenzaba a molestarle y sus manos temblaban por el frío, pero iba a terminar de hacer lo que estaba haciendo de una vez por todas. ¡No podía dejar nada a la mitad! Iba a terminarlo a como diera lugar.

THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora