064. Suerte.

1.7K 281 33
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Hoy era el día en el que le tocaba a Chaeyoung hacer las compras al supermercado. Usualmente no lo hacía, pero su novia está más que ocupada ayudando a sus pequeños con sus tareas además de completar los documentos de la empresa. Se ofreció a hacerlo para no agobiarla más de lo que estaba —aunque se encontraba muy a gusto observando a las niñas dibujar— y así podía aprovechar la situación para despejar su mente un poco.

Chaeyoung aspiró el aroma a césped recién cortado con las manos en los bolsillos de su pantalón, caminando tranquilamente por su vecindario en vez de tomar un taxi hasta el dichoso supermercado. Pero le hacía bien a su cuerpo ya que raramente salía, prefiriendo quedarse a cuidar a los niños o ayudar a su novia en cualquier cosa. Tenía que decir, que por un lado se sentía vigorizada; pero por el otro, comenzaba a arrepentirse porque ya le estaba dando flojera caminar.

Tenía que ser una híbrida de gato, de todos modos.

Rió para sus adentros por lo cambiante que lograba ser. Daba igual, ya que no se devolvería porque le había prometido a la japonesa que compraría todo.


Luego de un par de minutos maldiciendo su estúpida existencia y aborreciendo el sudor que recorría su piel a causa del calor, llegó hasta el supermercado sana y salva. Entró regocijándose por el aire acondicionado del establecimiento, moriría derretida como un helado si seguía pasando calor. —No sé cómo Hana puede jugar afuera tanto tiempo, literalmente creo que mis huesos se están derritiendo. —Gruñó por lo bajo quitando el sudor de su frente con molestia, ya que comenzaba a molestar sus ojos. —Tomaré un taxi de vuelta, no me importa nada.

Luego de su charla personal, se aventuró por los pasillos con una cesta colgando de su brazo. Añadió todo tipo de cosas, no solamente mercado. Tomó algunos paquetes de colores para sus bebés al igual que una caja completa de bombones de chocolate. ¡Mina iba a matarla por darle dulces pero le era imposible cuando le ponían ojitos! Además, estaba súper segura que la mitad de ellos desaparecerían en su propia boca. Era muy inteligente para ser verdad.

No duró demasiado dentro, ya que tenía todo lo que compraría en la lista que la mayor le había propinado. Lo único que hizo fue quedarse unos minutos de pie frente al aire acondicionado, estaba muriendo de verdad. —Si no regreso, quiero que pongan toda esta comida en mi tumba. —Susurró moviendo la cesta.


La rubia se dirigió a la caja registradora lista para pagar. Su sorpresa fue tanta que casi termina rompiendo la caja de leche que sostenía en su mano. ¿No era ese el chico que una vez intentó coquetear con su novia? Recuerda haber mordido el brazo de Mina por sus celos, todavía le daba un poco de vergüenza recordar ese día en específico ya que todavía era medio estúpida en aquel entonces.


¡Pero el muchacho se lo merecía por estar mirando de esa manera tan descarada a su novia! No podía creerlo, era una total falta de respeto. Tal vez no eran nada en ese tiempo, pero ahora, vendría a reclamar lo que era suyo.

Y creo que lo hacía bastante bien ya que el chico pelinegro ahora se veía ligeramente afectado por su sombría mirada. Sonrió de lado al notar aquella reacción. Pasó cada uno de los productos de su cesta con bastante lentitud poniendo nervioso al contrario, sin quitarle la vista de encima.


—Uh, bueno... son- —El golpe de su mano contra el metal ocasionó que se sobresaltara sorprendido. ¡Chaeyoung ni siquiera sabía por qué lo había hecho! Estaba pasando la vergüenza de su vida, creía que era más madura. Pero lo haría por Mina.

—¿Te acuerdas de la chica a la que le coqueteaste hace tiempo? Esa a la que una más chiquita le mordió el brazo. —La señora mayor detrás de ella estaba ligeramente confundida y molesta. —Señorita, ¿podría tomar sus cosas e irse? Está retrasando la fila.

—Sólo es un segundo. —Sonrió con ternura. —Ahora, responde. —El muchacho confundido asintió, mirando por si su supervisor se acercaba a contemplar dicha escena. —Sí, sé quién es. ¿Por qué viene a discutir conmigo sobre eso?


Oh. Chaeyoung había pensado que el muchacho iba a ponerse a la defensiva. Tal vez se equivocó. —Yo, uh, nada. Perdona. —Murmuró. Algunas veces tenía que ser más cuidadosa con sus palabras y dejar de ser una adolescente gritona que se molestaba por todo. Tal vez algunas personas habrían pensado que la bonita chica de cabello rubia haría un escándalo, pero la realidad era que había aprendido mucho de sí misma, y sin duda, no cometería las mismas estupideces de hace tiempo atrás.

Antes de irse por donde vino, el muchacho la llamó. —¿Eres algo de ella? —Chaeyoung, avergonzada, asintió. —Eres una chica muy afortunada, y ella también. Perdón por lo de ese día, era un poco estúpido. —Formó una mueca en su intento de sonreír. La menor estuvo un poco sorprendida por ello, pero no se mostró reacia a su disculpa. —No es nada, ten un bonito día.


No le importó el volverse caminando a casa bajo el abrasador sol. No cuando estaba feliz de haber demostrado el aumento de su madurez desde la última vez que pisó ese lugar, incluso si en un momento estuvo a punto de ser tan inmadura y estúpida. Además, una vez estaba más segura de que era la chica más afortunada del universo por tener a alguien que la quería demasiado.

Al llegar a casa no puedo evitar correr a abrazar a la japonesa con todas sus fuerzas. Mina se regocijó, soltando pequeñas risitas con las mejillas rojas. Chaeyoung no dijo ni una sola palabra, pero la mayor tampoco preguntó el porqué de sus acciones. Simplemente se dejó besar y abrazar hasta el cansancio.


—Soy la chica más afortunada por tenerte.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora