069. Eres la estrella más reluciente.

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—¿Crees que se verán bonitos cuando crezcan? —Chaeyoung preguntó mientras veía a sus retoños jugar entre las flores del jardín de su novia, la susodicha esperaba que ninguno las pisara.

Mina después de unos segundos contestó ante la pregunta de la otra. —¿Cómo puedes pensar eso de tus propios hijos? —La rubia rió. —¡Solamente me lo estaba preguntando! Pero... ¿Qué si no son tan bonitos como tú?

Mina se sonrojó. —Serán bonitos te lo prometo, incluso más que yo. —Asintió ante su propia respuesta pero Chaeyoung no estaba convencida. —¿Cómo van a ser más bonitos que tú? Tu rostro está tallado por los mismísimos dioses y después tuviste la bendición de Afrodita. Así que no creo que sean tan bonitos como tú. —Mina en vez de estar muerta por tales cumplidos, estaba muerta de la risa. Chaeyoung ni siquiera sabía que había dicho como para que ella se estuviese riendo de esa manera.


—¿Mina, estás bien? —Iba a decir que sí pero la risa interrumpía su momento de contestar. ¿Quién no se reiría con las cosas que salían de la boca de esa chica? ¡Tal vez ella solamente, pero eso no quitaba que estaba muriendo! —Mina, los niños sin querer aplastaron tus flores. —Intentó decirlo de la manera más calmada posible para no alterarla, pero ni siquiera eso calmó sus carcajadas. Mina sí escuchó aquello pero le dio cero importancias, las volvería a plantar. —"Tuviste la bendición de Afrodita" —Volvió a carcajear golpeando la mesita de vidrio con la palma de su mano.

Chaeyoung rodó los ojos apoyando su rostro en la palma de su mano. A lo lejos vio a sus tres pequeños apuntarla entre risas y volvió a rodar los ojos bufando. Ahora era el hazme-reír cuando su objetivo era enamorar un poquito más a su novia. Vaya vueltas que daba la vida. —Oh dios, dilo de nuevo. —Mencionó la mayor con el teléfono entre sus manos grabando a la menor. —¡No voy a decirlo otra vez!


Mina después de calmar un poco sus risas estaba sollozando falsamente intentando tomar la atención de la rubia quien se encontraba sentada en el césped un poco enfadada. Puchereaba, hablaba lindo pero nada parecía funcionar. ¡Esto requería un poco más de fuerza para que la perdonase! Así que en un rápido movimiento corrió hacia dentro bajo la mirada sospechosa de Chaeyoung para buscar un par de mantas, almohadas y por último galletas con té. Llamó a los tres niños para poner comienzo a su plan y en cuanto los observó subirse encima de la rubia se encaminó con todas sus cosas encima.

—¡Hey! ¡Quítense de encima! —Decía la menor entre enojada pero visiblemente disfrutando de la situación. Mina mientras tanto acomodaba cada almohada simulando una cama para todos y dejó a un lado las galletas y el té. Espero que los niños se quitaron de encima y observó a la rubia con un puchero. —No puedes estar enojada conmigo todo el día. ¿Mhm?

Chaeyoung elevó su ceja. —Okay, sí eres capaz pero no lo hagas por favor. —Ambas rieron. —¿Por qué no nos acostamos todos bajo las estrellas y comemos galletas de chocolate? —Los tres niños gritaron al unísono y esperaron por la respuesta de su otra mamá. Chaeyoung intentaba mantenerse seria pero no podía cuando Mina la miraba de esa manera y sus bebés se mostraban tan emocionados ante esa idea.

—Pensaste en todo, ya sé por qué te amo. —Mina sonrió mientras le colocaba un suéter a Eunji. Chaeyoung la abrazó por detrás y no pudo evitar sentirse un poquito feliz. —Claro que sí, porque fui tallada por los mismísimos dioses. —Se burló. —¡Deja de burlarte de mí! ¡Pensé que te iba a gustar! —Chaeyoung se quejó. —¡Claro que me gustó! Pero fue muy extraño y terminó por darme risa. Para comediante serías perfecta.


—No juegues así conmigo. En cualquier momento te tiraré el té encima. —Mina se rió sin gracia y rodó los ojos. —Si llegas a hacer eso creo que tienes un boleto gratis para dormir aquí afuera. ¿No está genial? Con todas las hormigas y escuchando la dulce voz de la vecina. —Chaeyoung la observó asqueada. —De dulce no tiene nada. La última vez la escuché cantando una canción de Red Velvet y déjame decirte que yo canto más bonito y ni siquiera soy buena para cantar.

Chaeyoung reunió a todos para acostarse admirando las estrellas y enseñándoles a sus pequeños las constelaciones que reconocía. Mina se mostraba satisfecha al ver sus ojitos emocionados cada que descubrían las que su madre les señalaba. En un par de ocasiones casi se quedaba dormida pero el frío no la dejaba conciliar al sueño así que se abstuvo a intentar dormir otra vez.


—¿Quieren ver a la estrella más... pero más... muchísimo más reluciente del cielo? —Hwanjun aplaudió repetidas veces y las dos niñas chillaron al unísono. —¡Sí! ¿Dónde está? —Chaeyoung rió bajito. —Esa estrella no se encuentra en el cielo, Hana. —La susodicha se vio confundida. —Pero dijiste que las estrellas solamente se encuentran en el cielo.

—Pero ésta en especial no se encuentra ahí... —Se acercó un poquito más para que solamente ellos la escuchasen. —Se encuentra aquí en este patio. —Hana abrió su boquita y gritó. —¡¿Qué?! ¡Eso es mentira! —Negó. —Es verdad. ¿Quieren saber dónde está? —Estos asintieron varias veces. —Está ahí.

Los ojitos de los niños fueron desde el dedo de la menor hasta la japonesa que observaba su teléfono desinteresadamente. Mina al sentir las miradas sobre ella se giró. —Mami... ¿De verdad eres una estrella? —Mina parpadeó varias veces sin entender un poco, pero asintió. —Eh... sí, claro.


—¡Mi mamá es una estrella! —Hana chilló lanzándose encima de la japonesa que no podía notarse más confundida. Chaeyoung rió cruzándose de brazos. —Síp, es la estrella más reluciente y vive aquí con nosotros.


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THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora