026. ¡Baila conmigo!

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Mina estaba organizando algunos papeles en su oficina personal en silencio, cosa que era muy extraño puesto que con la llegada de la híbrida a su mundo ahora todo eran agudos chillidos, gritos, maullidos y risas. Pero ahora había un silencio atemorizante que era a la vez relajante, ¿muy extraño? Sí, lo era. El solamente escuchar el sonido que hacían las hojas al moverse entre sus manos le tranquilizaba y no sabía por qué.

Eso, hasta que el fuerte ruido de unas pisadas la despertó de su lugar feliz. Mina suspiró riendo bobamente escuchando a la híbrida cantar arriba en su habitación con el volumen hasta arriba, una risotada salió de sus labios al escuchar el pobre gallito que había salido de su garganta por cantar notas demasiado altas para su voz. Incluso podría decir que la había escuchado soltar un "¡Demonios!" junto a un gruñido, Mina rió moviendo su cabeza a los lados.

No hace mucho, Mina le había enseñado esos famosos grupos de K-pop que solía escuchar en su tiempo libre y al parecer le habían gustado tanto que ahora no podía dejar de escucharlos a cada segundo, no importaba si se trataba de tararear o cantar las canciones en su cabeza. Ahí siempre estaba con una sonrisa contándole todo lo que había aprendido sobre esos grupos de los que se había hecho fan a morir.


Sin querer la japonesa movía su cabeza al ritmo de una canción japonesa del grupo Red Velvet. La cual se le había pegado por la mayoría de veces que Chaeng la repetía durante todo el día. Ella la repetiría hasta que se cansara de tanto escucharla. ¡Incluso Mina decía que parecía una nativa de Japón! Más o menos, claro.

Como lo predijo, Ai-tai no dejaba de reproducirse. Podía escuchar las pisadas de Chaeyoung yendo de un lado a otro sin cansancio, incluso le estaban dando ganas de tomar su teléfono e ir a escondidas a grabar lo que estaba haciendo a solas.

Por encima de la música, débilmente oía su divertida risa y su voz quebrándose cuando intentaba hacer las voces agudas de la canción, Mina se carcajeó nuevamente terminando de organizar todo en un santiamén. Ahora todo lo que necesitaba para el trabajo estaba perfectamente organizado, ahora solamente esperaba que a Chaeyoung no le dieran ganas de entrar a hacer desastre aquí.

Mina estiró sus brazos soltando un quejido. Al admirar su reloj marcando las cuatro de la tarde, le fue inevitable pensar en un bocadillo para complacer a los gruñidos que le daba su pobre estómago. En la cocina se propuso a realizar unos sándwiches de mermelada y unos con atún para la híbrida que no parecía cansarse, ésta vez con Drippin' y Mina esperaba que no le encontrara sentido a la letra por el amor a Jesús.


Le fue inevitable preparar rápidamente unas galletitas de avena deliciosamente crujientes que le hacían agua la boca. Preparó un jugo de moras y con eso fue suficiente para irse al cielo de la comida deliciosa, no era por presumir, pero su comida era la mejor de todas. Cortesía de las grandes habilidades culinarias de su madre.

Colocó todo en una gran bandeja de color morado para luego comenzar a subir con cuidado hacia el segundo piso, al parecer Chaeyoung la había escuchado puesto que el volumen bajó.


—¿Minari? —La chica se asomó por la puerta de su habitación con la respiración acelerada. Al ver la deliciosa comida de su Minari entró nuevamente a su habitación con una gigantesca sonrisa, Mina rió para sí misma avanzando.

La habitación de Chaeyoung estaba llena de almohadas por todos lados dejando un círculo perfecto además de su cama. Mina avanzó con cuidado de no tropezar con nada. —¿Qué estabas haciendo aquí? ¿Mmh? Puedo ver que te estabas divirtiendo, eh.

—Estaba intentando bailar... pero no me sale. —Bufó con los brazos cruzados para luego aproximarse hacia su Minari que dejaba los aperitivos encima de su mesa. —¿Quieres que te enseñe? Solía bailar cuando estaba en la secundaria.

—¿Estás segura? No quiero que se te rompa un hueso. —Se burló la menor y Mina gruñó. Rápidamente la menor se acercó trotando para darle un abrazo por la espalda y regalarle una cálida sonrisa, la mayor rodó los ojos. —¿No quieres comer primero?


Chaeyoung negó tomando de la muñeca a la más alta para luego reproducir Love & Live. Mina suspiró rascando su cuero cabelludo, ella sabía lo mucho que le gustaba esa canción. Inmediatamente cuando sonó el coro Mina comenzó a bailar la coreografía animadamente con una pequeña sonrisa y el tono carmín invadiendo sus mejillas, la híbrida aplaudía al son de la música viéndola bailar exactamente como las chicas del vídeo lo hacían.

With all my heart~ —Mina cantó en dirección hacia Chaeyoung con sus encías asomándose y las mejillas doliéndole por sonreír tanto tiempo, y no pudieron faltar las mejillas rojizas de Chaeyoung unos segundos después.

—¡Minari! — Exclamó de repente llamando la atención de los reflejos de la mayor para luego subirse encima de la japonesa rodeando su cadera con las piernas. Mina besó sutilmente los labios contrarios con una pequeña sonrisita en el rostro y el corazón latiéndole en un mil por ciento. Sin querer antes de separarse su lengua delineó el labio inferior de Chaeyoung, ésta escondió su rostro en el nacimiento de su cuello con las mejillas extremadamente rojas. ¿Por qué Mina había hecho eso? La odiaba, porque le había gustado. Con vergüenza habló: —¿P-podrías decir eso, otra vez?

—¿Qué cosa? —Se burló. Chaeyoung puchereó, y balbuceando intentó. —W-With ol mai jert...


Mina rió en alto avergonzando a la pequeña. Su mirada se quedó fija en su chica antes de recitar las bonitas palabras de aquella dulce y tierna canción. —With all my heart... —Murmuró cerca de los labios contrarios. —Te adoro.


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THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora