042. La primera tormenta.

3.8K 533 115
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Chaeyoung estaba segura de lo que hacía. No iba a quedarse ni un minuto más en ese lugar. Trató de llevarse gente con ella pero todos tenían miedo de ser atrapados, de ser asesinados. Eso era lo que muchos hombres malos decían allí, pero la híbrida sabía que eso nunca sucedería. El que hablaba, nunca lo hacía. Ahora no estaba con tiempo para estar debatiendo acerca de las posibilidades, a la mierda, sólo se iría de ese infierno para nunca volver. Había aprendido que vivir con miedo no era la mejor decisión del mundo, defenderse era lo mejor que uno podía hacer.

En medio del anochecer, la puerta de su habitación fue abierta con demasiado cuidado haciéndole sonreír. Chaeyoung se destapó por completo dejando sus sábanas a un lado observando a la señora Lee, viéndola con una sonrisa triste.

Esa mujer era la única persona que la había mantenido cuerda entre tantos monstruos. Era como un ángel que había bajado del cielo para poder protegerla de todo los males que quisieran acercársele para hundirla en un precipicio de agudo dolor. Chaeyoung rogó porque ella viniera consigo, pero no iba a lograrlo. La híbrida había descubierto un par de meses atrás que aquella dulce mujer se encontraba unida al dueño de ese horrible lugar. La azabache más de una vez se preguntó, ¿cómo esa pobre señora estaba con ese sucio hombre? No iba a mentir, más de una vez dudó de ella. Pero nunca más lo hizo cuando él trató de abusar de la híbrida, y la señora Lee se entrometió.


Nunca preguntó la causa de eso. Pero estaba segura de que no era porque la mujer amara a la otra persona.


—Por favor, Chaeyoungie. —Susurró. Sus pobres ojos se encontraban rojizos de las lágrimas que estaban comenzando a brotar. —V-vete muy lejos de aquí. Corre lo más rápido que puedas y no te detengas incluso si tus piernas empiezan a doler.

Chaeyoung asintió seria. Intentando esconder sus sentimientos lo mejor posible para no terminar llorando como un bebé frente a ella, aunque quería hacerlo. Sus sentimientos congelados solo podían ser descongelados con un par de palabras de esa mujer, que ahora iba a mantenerla en su mente como la parte materna que siempre buscó. La señora tomó su mano rápidamente llevándola por un montón de pasillos demasiado largos para su gusto. A donde se dirigían era a ese pequeño sótano en el que Chaeyoung apareció la primera vez, y aunque se negó incontables veces terminó aceptando.

THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora