033. ¡Nieve y amigos!

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El día había comenzado de malas desde el momento en el que ambas chicas sabían quién vendría a casa. La persona más estresante y molesta del mundo. Chaeyoung esperaba que ella solamente viniera de paseo, porque realmente, quería pasar tiempo con Mina jugando afuera.

Dirán... ¡Ya pasaba demasiado tiempo con la japonesa! ¡Sí! ¿Y qué? No era su culpa que la quiera tener a su lado las veinticuatro horas a la semana. No era su culpa que esa tonta japonesa irascible tuviera su pequeño corazón de piedra entre sus manos, fundiéndolo en ardiente lava.

Una mueca de asco se plasmó en su rostro, ella le hacía sacar las peores cosas de sí misma. Y con eso se refería a ser en algunas ocasiones, ridículamente tonta o estúpidamente cursi. Una de dos. Puaj, expresó con su boca antes de sonrojarse furiosamente. ¡Odiaba sentirse así! Una vez leyó por allí que el amor te hace sentirte tonto, ahora lo comprendía, pero estaba segura de que era la misma tonta de antes.


La híbrida pensaba que tal vez el amor se había pasado con Sana. Ella sí era una tonta bastante grande.


Volviendo a la realidad, su vista se enfocó en su japonesa favorita. Aquella que le regaló una tierna sonrisita que hizo que sus mejillas se sonrojaran de una bonita manera, escapándosele un puchero en la acción. Mina continuó haciendo el almuerzo con rapidez. Mientras que Chaeyoung simplemente la veía en silencio meciendo sus pies en el aire, sentada en uno de los taburetes de la cocina. —¿Algún día podré cocinar cómo tú?

Preguntó con los codos en la mesa, sus manos jugando entre sí. Mina soltó una risilla de espaldas. —Considerando que eres de lo peor cuando estás en mi cocina, y casi quemas la casa una vez... —"¡Heey! ¡No seas así Minari!" soltó la híbrida de inmediato con el ceño fruncido, cruzándose de brazos. La nombrada rió acercándose a pasitos rápidos, dejándole un pequeño besito en sus abultados labios de color cereza.

—¡Familia!~ ¡Llegó Nayeonie!~ —La pareja gritó al unísono saltando en sus lugares con el corazón acelerado. Mina se fue corriendo a gran velocidad hacia la cocina con las mejillas rojas, dejando a la pobre híbrida a la espera de los horrorosos maltratos de la mayor.

THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora