Amor Sin Fronteras|Gastina|

[35] Tal Vez

Y solo tal vez, te encontró para hacerte sentir el amor.
—La Vida Entre Mis Dedos
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Llega un momento donde todo es confuso y nada vuelve a ser igual.

Tal vez era lo más sensato, cada vez sentía que peleaba contra lo imposible. Tal vez y nunca fuimos el uno para el otro, quizás solo fueron nuestras ilusiones de poder hacer algo juntos, que nadie ha echo jamás.

De un momento a otro todo volvia a ser oscuro y sin salida.

¿A dónde vamos a parar?

—Hola.

—Hola.—Respondí con desgano.

—¿Estas bien?—preguntó.

Asentí.

—Nina somos amigos.—Recalco lo que siempre le decía y rodé los ojos.

—No se, no se como estoy.

—¿Es por Gastón? ¿Qué te hizo?—volvió a preguntar.

Porque todo tenía que ver con él, porque lo culpaban de todo, cuando lo único que ha echo es hacer todo lo posible por verme bien, por que sea feliz. No entiendo, la única culpable soy yo.

—...No puedes estar con alguien que solo trata de romperte el corazón, deberías estar con alguien que lo cuide, no que lo machaque.—Escuche que dijo cuándo volvía a poner atención en lo que pasaba frente a mi.

—No me ha roto el corazón. Soy yo la que esta fallando, soy yo la que no sabe si esta segura de lo que quiere.—En su mirada vi algo que jamás había visto.

—¿A que te refieres? ¿Hay alguien más?

Lo mire un instante, pero tarde más en procesar lo que dijo, y fue ese mi error, porque en definitiva no había nadie más.

—... No.—negué repetidas veces.

—Lo dudaste.

—Me tomó por sorpresa, es todo.

—Nina ¿puedo preguntar algo?

Asentí.

—¿Por qué andas con Gastón?—Preguntó sin rodeos.

Eso era fácil de responder, me dije a mi misma.

—Porque lo quiero, estuvo para mi cuando nadie más lo hizo, me vio cuando creía que era invisible, porque me ayudo a superar mis miedos, porque a pesar de todo es quién está siempre. Es mi amigo, mi confidente.—Respondí.

—¿Es por amor o solo gratitud?

Lo mire confundida, porque no se que pretendía, en que momento había superado la línea de confianza.

—¿Qué intentas decirme?—respondí con otra interrogante.

—Por lo que me respondiste puedo deducir que solo estás con Gastón por gratitud, y lo estás confundiendo con amor. Estuvo para ti, cuando nadie más lo hizo y solo sientes un profundo agradecimiento hacia él.—Respondió muy seguro de si mismo.

Hice un giro en el tiempo mentalmente recordado cada una de las acciones que Gastón hacía por mi, siempre viniendo en mi ayuda. Siempre acompañandome cuando lo necesitaba, siempre en el momento justo, es como si supiera cuando lo necesitaba. Me ayudo a enfrentar mis miedos, a superar la cuestión de mis padres y lidiar con sus peleas.

Y me pregunte a mi misma lo que Eric me pregunto. Estaba confundida, llevaba con Gastón más de año y medio, y nunca dude de lo que sentía por él, hasta ahora. ¿Por qué ahora? Que está tan lejos.

Cuando salí de mis pensamientos, me di cuenta de que ya no estaba, se había marchado dejándome ahí más confundida que nunca.

Tal vez tenía razón.

Tal vez esa era la respuesta a todo lo que venia sintiendo.

—¡Oye..! Nina ¿estás bien?—Preguntó Luna que pasaba su mano frente a mi rostro haciéndome reaccionar.

—¡Si! ¿Qué decías?

—Te preguntaba que si quieres patinar.—Respondió.

—No tengo ganas.

—Nina ¿que ocurre?—Preguntó preocupada.

—No lo sé, no sé que me pasa.

—Quizás si me cuentas te puedo ayudar, después de todo somos amigas.

—Es complicado.

—¿Qué es lo complicado?

—Mi relación.

—Pero si lo llevan muy bien.—Expresó con confusión.

—Lo se, es solo que yo... Ya no me siento segura de seguir.—Listo. Lo confesé en voz alta. Llevaba tiempo queriendo soltar las palabras precisas.

—¿Qué?—Exclamó aturdida.—¿Por qué?

—Ni yo misma lo sé.

—Nina a estás alturas ¿porque dudas de lo que sientes?... Digo a pesar de que tuvieron sus peleas, algo que puedo deducir es qué ambos se quieren, sufriste mucho por él... Y no lo entiendo.

—Hay cosas que simplemente no son fáciles de entender.

—Pero ¿hay alguien más?—pregunto.

Y esta vez lo negué de inmediato más segura de si misma.

—Quizás solo estoy algo aturdida y mis ganas de verlo y extrañarlo me están confundiendo... Se que lo quiero, pero no de la misma en que lo quería. Es inexplicable.—Expresé demasiado frustrada.

—¿Has hablado con él?

Negué.

—Ha estado ocupado y no hemos hablado, solo por mensaje.

—Bueno Nina, tomate tu tiempo y aclara tus ideas, cualquiera que sea tu elección, sabes que siempre estaré para ti.—Hizo un amago de sonrisa a lo cuál correspondi.

Una sola palabra puede ser el indicio para romper algo tan débil.

No soportaba la tensión y frustración, quería aclarar mis ideas, tomé mi móvil y marque el número de Gastón. No atendió al primer llamado.

Volví a llamar hasta que me respondió en el tercer tono. Mi corazón latía aceleradamente.

—¡Gastón?¡Hola?

—¡Hola!—Respondió la voz de una mujer.

—¿Podría hablar con Gastón?

—Esta durmiendo...—Solo escuchar esas simples palabras, algo en mi cabeza se encendió era como una alarma que me avisaba del peligro.

Solo colgué.

Mi corazón se comprimia.

Porque siempre el problema era yo.

Poseía el arma más mortal que pueda poseer. Mis pensamientos.

Porque sufro más por lo que supongo que pasa, que por lo que realmente pasa.

Y no tengo la certeza de nada.

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