Soy el andoride que envía Cyberlife.

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- ¿Qué haces aquí? - Pregunté con curiosidad.

- No. ¿Qué haces tú aquí?

Pensé que estaría demasiado ocupado como para venir a molestarme.
"¿Es que este hombre no tenía trabajo que hacer?" me preguntaba.

- He venido para animarte un poco, casi te mueres del aburrimiento. - Rio divertido.

- Mi padre me ha castigado por lo de anoche. - Le expliqué.

- ¡Ohhh! la pequeña Hannah está castigada. - Sé burló.

- ¿Es que no tienes a nadie más a quien molestar o qué?

- Pues, la verdad es que no, pero ya me voy. Si tu padre ve a su pequeño bebé hablando conmigo me cortará las pelotas.

Dio media vuelta y volvió a su mesa.
Iba a hacer lo mismo, cuando aquel androide apareció.

- Hola, me llamo Connor. Soy el androide que envía Cyberlife. Trabajo con su padre en el caso de los divergentes.

- Encantada, Connor. Soy Hannah... Aunque eso ya lo sabes - Dije al darme cuenta de que me estaba analizando.

El androide sonrió amablemente y fue a buscar a mi padre a la vez que yo le seguía por detrás.

- Es un honor trabajar con usted, teniente. Formaremos un gran equipo. - Dijo Connor siendo positivo.

Mi padre se cruzó de brazos e hizo oídos sordos ante aquel comentario.

- En cualquier caso...quiero que sepa que me encanta trabajar con usted. Formaremos un gran equipo.

Mi padre asentía con la cabeza para burlarse de Connor.

-Ahora que somos compañeros, sería fabuloso conocernos mejor.

- Papá, solo intenta ser amable. - Connor parecía perdido, al parecer, le iba a costar un poco agradarle a mi padre.

Mi padre me ignoró a mí también.

- ¿Hay por aquí alguna mesa que pueda usar?

- Esa no la usa nadie - Le contestó señalando la mesa en la que yo me sentaba.

- ¿Y yo dónde me siento ahora? - Pregunté molesta.

Connor caminó hasta la mesa y se sentó.

-¡Y yo que sé! Ve a buscarte otra silla y ponte al lado de Connor.

Puse los ojos en blanco y y fui a por otra silla. Gracias a que no había demasiada gente en la comisaría, no me resultó muy difícil encontrarla.
Volví junto a mí padre y Connor y me senté junto a este.

- ¿Tú escuchas heavy metal? - Preguntó mi padre extrañado.

- Bueno, la verdad es que nunca escucho música como tal, pero me gustaría.

Mi padre sacudió la cabeza confuso.
Connor, al ver que mi padre no estaba por la labor de relacionarse demasiado, empezó a trabajar.
Por lo que pude ver, estaba revisando los archivos del caso de los divergentes.

- 243 archivos. Los primeros son de hace 9 meses. Todo empezó en Detroit, y enseguida se propagó por todo el país. Según parece, un AX400 asesinó anoche a un humano. Sería un buen punto de partida para la investigación.

Mi padre apoyó la cabeza en su mano cansado. Connor, al darse cuenta de que le estaba ignorando, se levantó y se puso junto a él para captar su atención. Mi padre se movió dándole la espalda y Connor se acercó más a él.

- Me han asignado esta misión, teniente. No puedo quedarme esperando a que usted se ponga a trabajar. - Susurró en su oído.

Mi padre se levantó furioso y agarró a Connor empujándolo contra la pared.

- Oye, capullo. Si por mi fuera, te tiraría a un contenedor y le prendería fuego. Así que deja ya de fastidiarme o me vas a cabrear de verdad.

Ver a mi padre comportándose así me dio tanta vergüenza... Casi siempre estaba de mal humor, pero pocas veces lo vi tan enfadado.

Un policía vino para avisarle a mi padre sobre el caso. Le dijo que tenía información sobre la AX400.
Mi padre y Connor debían ir para investigar el distrito de Ravendale, puede que la divergente estuviese cerca de allí.

-  Ve directamente a casa, solo puedes salir para sacar a pasear a Sumo. Que no me entere de que no haces lo que te digo o lo lamentarás.

- Lo que tu digas, te espero en casa. - Contesté cansada.

Detective Reed. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora