Estoy bien, papá.

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Volvimos a casa de Gavin, allí me dejó darme una ducha, me prestó algo de ropa y después, los dos nos metimos en la cama. Nos colocamos de medio lado, de manera que quedamos cara a cara. Llevé una mano hasta su mejilla y le acaricié con cuidado, Gavin cerró los ojos e hizo una mueca dándome a entender que aquello le resultaba agradable.

- Casi pareces inofensivo así. - Bromeé apartando mi mano de su cara.

- Oye, oye. No he dicho que pares - Susurró entre pequeñas risas.

- Estoy cansada y quiero dormir - Protesté mientras fingía lloriquear.

- Está bien, está bien. Buenas noches, bonita. - Esta vez fue él quien acarició mi mejilla con delicadeza.

- Buenas noches, Gavin. - Murmuré cansada.

Di media vuelta y él aprovechó para abrazarme. Ojalá pudiese quedarme así durante el resto de mi vida...

- ¡Abrid la puta puerta! - Mi padre aporreaba la puerta con rabia, golpeaba tan fuerte que por un momento, pensé que tiraría la puerta abajo.

Gavin y yo nos incorporamos en la cama y nos miramos asustados.

- Escondete, le diré que no sé nada de ti. - Gavin me agarró de la mano y tiró de mí hasta meterme en el armario.

Antes de que se marchase le cogí de la mano obligándole a que me hiciese caso.

- Esto no está bien...

-Todo va a ir bien, Hannah. Te lo prometo. Quedate aquí y no hagas ningún ruido. - Me interrumpió.

Me quedé paralizada sin saber qué hacer, debería salir y decirle a mi padre que estaba bien, seguro que solo estaba preocupado por mí y así no hacíamos que la situación mejorase.

- ¿Dónde está, Gavin? ¡Te dije que no te acercases a ella! - Escuché gritar a mi padre.

- ¿De quién hablas? No sé nada, Hank. - Gavin hubiese sonado convincente, si no fuera por que le temblaba demasiado la voz.

- Te juro que voy a matarte como no me...

Me asomé por detrás del marco de la puerta, mi padre sacó su arma y le apuntó con ella a Gavin.
Rápidamente, Gavin hizo lo mismo.

- ¡Parad ahora mismo! - Corrí hacia ellos para colocarme en medio.

- Apartate, Hannah. - Ordenó mi padre con firmeza.

- Papá, por favor, baja el arma.

- Hannah, quítate del medio - Gritó Gavin nervioso.

- ¡Ni se te ocurra gritarle así a mi hija! ¿Me oyes, capullo?

- Métete en tus putos asuntos, Hank. - Murmuró molesto.

- No pienso mover ni un musculo. - Dije con dureza.

Los dos gruñieron frustrados y tras unos segundos que parecieron eternos,  bajaron las armas.
Me acerqué a mi padre y le abracé para calmarlo.

- Estoy bien, papá. Te lo prometo, todo está bien. - No pude evitar que un par de lágrimas rodasen por mis mejillas.

- Vístete, nos vamos a casa. Te espero en el maldito coche - Me separó de él con brusquedad y salió tras la puerta.

Miré a Gavin enfadada, todavía no podía creerme que hubiese apuntado con la pistola a mi padre. No dejaba de preguntarme si sería capaz de haberle disparado.

Caminé cansada hasta la habitación y recogí mi ropa para ir a cambiarme.

- ¿De verdad vas a irte? - Preguntó Gavin nervioso. Parecía que le daba miedo acercarse a mí, así que se quedó apoyado en el marco de la puerta.

- No tengo otra opción, si me quedo todavía será peor.

- ¿Peor? - Rio con ironía.

Ignoré su pregunta y me metí al baño para vestirme.
Al salir me acerque a Gavin lentamente, temía que estuviese enfadado conmigo por marcharme.
Obviamente no quería irme, pero debía marcharme con mi padre.

- Lo siento, de verdad. - Murmuré atemorizada.

Gavin se acercó a mí y me acarició la mejilla, tal y como hizo antes de que todo explotase. El roce de su piel sobre la mía me hizo estremecer.

- No te preocupes, ¿vale? Lo solucionaremos.

Empujé ligeramente mi mejilla sobre su mano, disfrutando de cada segundo que me quedaba antes de marcharme.

- ¿Estarás bien? - Me preguntó preocupado.

- Sí, tengo que irme ya. O mi padre vendrá para sacarme de los pelos. - Bromeé tratando de quitarle hierro al asunto.

Gavin asintió entristecido y cuando di media vuelta para irme, me agarró del brazo y tiró de mí obligándome a quedarme allí. Me rodeó con sus brazos y me atrajo hacia él. Pegó sus labios a los míos mientras me abrazaba con fuerza.

Detective Reed. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora