Invitaciones.

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Cerré la puerta de mi habitación y pulsé a "contestar"

- Tienes un minuto.

- Vale, escúchame. Tengo dos invitaciones para ir a la exposición de Carl esta tarde. - Explicó rápidamente.

No voy a negarlo, me moría de ganas por ir, pero no podía ir con él. No soportaría tener que estar con él fingir que todo estaba bien entre nosotros.

- No voy a ir contigo, Gavin. - Le contesté apenada.

- No es para que vayas conmigo, son para ti y para alguien a quien quieras invitar.

- ¿Por qué haces esto? - No tenía ningún sentido. Se había portado fatal conmigo y ahora de la nada me ayudaba a ver a mi artista favorito... Me iba a volver loca de remate.

- ¿Qué más te da? Sé que te encanta Carl Manfred y me apetecía hacerte un favor.

"¿Un favor?"

- Pues hazme el favor y déjame en paz. - Era como si me empeñase en odiarlo, pero ahora mismo me resultaba muy difícil dado que gracias a él, iba a ver a mi ídolo.

- Abre la ventana, te doy las invitaciones y si te da la gana vas y si no pues a tomar por culo.

Caminé hasta la ventana decidida, la abrí rápidamente y le quité de las manos, de malas maneras, las invitaciones. Antes de que pudiera decir nada más cerré la ventana y colgué el teléfono. Ya no me molestaría más.

En ese momento Jerry entró en la habitación y se acercó a mí. Le enseñé las entradas y él sonrió entusiasmado.

- ¡Carl Manfred es mi pintor favorito! Su última colección está inspirada en los divergentes...

- ¿Te apetece ir? También es mi pintor favorito. - Le interrumpí.

- ¡¿Enserio?! ¡Por supuesto que sí! Muchas gracias por invitarme, Hannah. No sé como voy a poder agradecertelo.

- Yo soy quien debería agradecerte que me hayas tratado con tanto cariño y con tanta amabilidad.

Se acercó a mí y me abrazó con fuerza. Mientras me estrechaba entre sus brazos, vi como Gavin se alejaba de mi ventana sin dejar de mirarme. Estaba totalmente serio e inexpresivo, no podía deducir que era lo que sentía. ¿Estaba enfadado? ¿Dolido? Sea como fuese, me daba completamente igual, o eso intentaba hacerme creer a mí misma.

Pasamos la mañana entera pensando que íbamos a ponernos, pues debíamos ir elegantes. Al final elegí un vestido de encaje de color rosa palo que llevaba un lazo a modo de cinturón y escote en pico. Era de largura media y me lo pondría con unos zapatos de tacón de color carne.
Apenas comí nada, debido a que estaba de los nervios. Jerry se marchó a su casa para arreglarse.
Me duché y me lavé el pelo lo más rápido que pude, me tomé mi tiempo para peinarme y maquillarme. Después de casi tres horas, estaba lista.

Jerry pasó a recogerme y fuimos a la exposición que se celebraba nada más y nada menos que en la casa de Carl. La dirección era: Avenida Lafayette 8941.

Cuando llegamos allí, ninguno de los dos podíamos creerlo. No dejaba de pensar que en cualquier momento despertaría, pero aquello, por muy increíble que pareciese, estaba pasando.
Llamamos a la puerta, un andoride nos recibió amablemente ofreciéndonos una copa de champagne y nos acompañó hasta una habitación que estaba pasada la sala de estar, pues ahí es donde Carl presentaría sus cuadros. Y en efecto, la sala estaba llena de cuadros realmente preciosos, se podía observar diferentes estilos de pintura, pero todos los cuadros trataban sobre el mismo tema. Humanidad, personalidad, rebeldía... Divergentes.

- Pensé que no vendrías. - Gavin apareció tras de mí apoyando su mano sobre mi hombro. Me giré exaltada y le miré confusa. Pensaba que él no vendría y de haberlo sabido no creo que hubiese venido, porque siendo sinceros, le habría prestado más atención a él que a cualquier otra obra de arte.

Detective Reed. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora