Te lo pediré correctamente.

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Llegamos hasta un bar de moteros por el cual, yo tenía especial interés en entrar. Siempre los había visto en las películas y en las series, pero nunca había estado en uno de ellos. Estaba decorado con fotos de grandes estrellas del rock, guitarras eléctricas colgadas en las paredes y no podían faltar las míticas mesas de billar.

- ¿Seguro que quieres entrar aquí? Puedo llevarte a un restaurante caro de esos que os gustan a las mujeres. - Parecía que estuviese asustado.

- ¿Te dan miedo los moteros? - Cogí su mano y tiré ligeramente de él para que comenzase a caminar, pero él era más fuerte que yo y no lo conseguí.

- ¿Miedo? Que va... Además, te olvidas de que yo soy la autoridad. - Parecía que trataba de convencerse a sí mismo más que a mí.

Está vez fue él quien me cogió de la mano para tirar de mí. Entramos en el bar y fuimos directos a la barra.
Era mejor que yo no bebiese demasiado, pues como habréis podido comprobar, no controlo muy bien.

- Buenas noches ¿Qué van a tomar? - Preguntó el camarero con amabilidad.

Gavin me miró esperando una respuesta.

- Una cerveza, por favor. - Le pedí. Ñ

- Claro, ¿me deja ver su carnet?

Gavin empezó a reírse sin ningún tipo de disimulo y yo le miré molesta.
Le entregué la documentación al camarero y tras observarla durante unos segundos, asintió con la cabeza, después me sirvió la cerveza. Gavin le indicó al camarero que también quería una.

- No todos somos unos viejos como tú -Me burlé.

- Te recuerdo que este viejo es tu novio. - Dijo alegremente.

Casi me atraganto con la cerveza al escuchar aquello. Es cierto que llevábamos tonteando ya un tiempo y hasta nos habíamos besado. Pero nunca lo habíamos hablado.

- ¿Mi novio? - Pregunté divertida.

- Ya lo sé, soy un cutre de mierda. Otro día te llevaré a uno de esos sitios para pijos y te lo pediré correctamente. A no ser que no quieras...

- Bueno, tendré que pensármelo - Sonreí con malicia y él me miró fingiendo estar enfadado.

- Es broma, claro que quiero ser tu novia. - Continué.

- ¿Entonces estamos de celebración? - Alzó las cejas y el botellín de cerveza.
Asentí con la cabeza sin poder dejar de sonreír y brindamos.

Estuvimos hablando durante horas, era como si el tiempo no existiera, pero nos dimos cuenta de lo tarde que era, porque habíamos llegado por la noche y ya era de día.
Ni si quiera había mirado mi móvil, tenía quince llamadas perdidas de mi padre.

- Creo que es hora de irnos a casa. - Dije entristecida.

Gavin miró por la ventana y rio al darse cuenta de que llevábamos toda la noche ahí metidos.
Cogí el teléfono y marqué con las manos temblorosas el número de mi padre.

- Hannah, ¿donde narices estás? Llevo toda la noche llamandote.

- Estoy con Laura...

- ¡Deja de mentirme! Ya he llamado a Laura ¿y sabes con quién me ha dicho que estás?

"Que no diga con Gavin, que no diga con Gavin"

- ¡Con el puto Gavin Reed! - Gritó finalmente.

Miré a Gavin asustada, él también parecía estar asustado pero se acercó por detrás de mí y me rodeó la cintura con sus brazos.

- Que va. Vale estoy con un chico, pero no es Gavin. ¿Por qué iba a estar con Gavin? - Fingí reírme como si me fuese la vida en ello.

- Hannah, por favor, vuelve a casa ahora mismo. - Me lo pidió de manera más calmada.

- Papá, tengo 18 años, ya no soy una niña. No voy a ir. Estoy bien, ¿vale? - Intenté no sonar demasiado dura, pero creo que aún así, lo hice.

Colgué el teléfono y di la vuelta sobre mis pies para quedar cara a cara con Gavin. Estiré mis brazos y rodeé su cuello con estos. Apoyé cansada la cabeza sobre su pecho y él comenzó a acariciarme la nuca para tranquilizarme.

- No quiero volver a casa, Gavin. - Susurré asustada.

Sabía que si volvía, era muy probable que no pudiera salir más. Aunque, no debía enfadar más a mí padre, pero creo que tengo razón en lo que digo. Ya no soy una maldita cría y si quieren que sea mayor para tener mi trabajo y pagarme mis cosas, supongo que, también tengo el derecho de estar con quien me de la gana.

- ¿Quieres quedarte conmigo? - Me separó ligeramente de él permitiéndome así, mirarle a la cara.

- Por favor. - Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla.

Detective Reed. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora