Tenerte cerca.

697 80 31
                                    

Pasamos el resto del día en casa, abrazados en el sofá mientras veíamos una serie de televisión.
Me sentía un poco mal por volverle a mentir a mi padre, pero le haría más daño si descubriera la verdad y lo último que quiero es herirle.

- Tengo dos entradas para ir a un concierto, ¿te apetece ir conmigo? Después podemos tomarnos la última en casa. - Me guiñó un ojo de forma juguetona y se levantó del sofá.

- Mmm... Suena bien. - Me tendió las manos y me ayudó a levantarme.

Caminamos hasta su cuarto, ahí me senté en la cama para esperar a que se duchase él primero, ya que tardaría menos que yo.

- ¿Qué haces? - Me preguntó entre confundido y divertido.

- Esperar a que te duches. - Contesté como si aquello fuese la mayor obviedad del mundo.

- Ni de broma, vamos a ducharnos juntos. Hay que ahorrar agua. - Bromeó a la vez que alzaba una ceja, se acercaba para cogerme de la mano y tirar de mí para que le siguiera.

- ¿Qué? Ah... No sé... - Había sido tan repentino que no sabía como actuar. Mi ridícula inocencia, sin duda, le resultaba agradable.

- Es broma, princesa. Ya sabes que nunca te obligaría a hacer nada con lo que no te sientas cómoda. - Dijo entre risas.

Me llevé las manos a la cara muerta de vergüenza y Gavin se acercó para retirarlas y así poder besarme. Cuando se separó de mí, observó mis labios durante un par de segundos mientras se mordía el suyo.

- ¿Sabes que me vuelve loca que hagas eso, verdad? - Confesé coqueta.

- ¿Ah si? Pues esto te gustará todavía más. - Me empujó ligeramente hacia atrás y me dejé caer sobre el colchón. Gavin se colocó encima de mí, me miraba desafiante mientras me agarraba por las muñecas, colocándolas a ambos lados de mi cabeza. Su musculado torso ejercía presión sobre mi cuerpo impidiendo que yo pudiera apenas moverme. Lejos de sentirme incómoda o agobiada, aquello me excitaba bastante. Se acercó a mis labios y me besó lentamente, aunque yo no pude evitar acelerar el ritmo mientras él pegaba sus caderas a las mías. Si no parabamos en aquel momento, luego no sería posible hacerlo. Así que antes de separarse me mordió con cuidado el labio.

- ¿Para que voy a morderme el labio cuando puedo morder el tuyo?

Podía notar el calor en mis mejillas mientras estas se tornaba de un color rosado. Me daba vergüenza que me hablase de esa manera y eso solo hacía que me excitase todavía más. Yo intentaba controlarme, pero así no había manera. "¿Por qué tiene que ser tan jodidamente sexy?"

- Vuelvo en un par de minutos. - Me dió un último beso y se metió en el baño.

Seguí tumbada en la cama durante unos segundos, exhausta pensando en lo que podría haber pasado si hubiéramos continuado. No voy a negarlo, estaba buscando exactamente eso y esperaba que me lo diese lo más pronto posible.

"Creo que deberíamos aprovechar para intentar hacer todo lo que no hicimos durante la semana pasada" Reí avergonzada por pensar aquello.

Cogí un par de toallas y me preparé la ropa que me pondría después. Gavin salió del baño envuelto en una toalla, dejando al descubierto aquellos cincelados abdominales que me estaban alegrando tanto la vista. No pude evitar morderme el labio nerviosa.

Caminó calmado hasta el armario y sacó un par de calzoncillos, antes de que dejara caer aquella toalla me metí corriendo en el baño. Lo último que me faltaba en aquel momento, era verle desnudo, entonces iba a ser muy difícil mantener la compostura. Salí de allí ya vestida, pero con el pelo empapado. Volví a la habitación para coger mi cepillo del pelo y así desenredarme el cabello antes de secarmelo. Me hice un semi recogido, me maquillé un poco y me vestí. Me había puesto una camiseta negra, unos vaqueros azul marino y unas deportivas blancas.

- ¡Lista! - Exclamé al salir del baño.

Gavin estaba tumbado en la cama jugando con el teléfono móvil. Me miró y sonrió con aprobación.

- Todavía no me creo que tú seas mi chica. - Parecía estar realmente asombrado.

- Pues creételo porque así es. - Dije orgullosa.

Los dos sonreímos alegremente. Gavin se acercó a mí y me rodeo el cuello con su brazo para que caminasemos juntos hasta su moto.
Esta vez, condujo más rápido que de costumbre, le rodeé el torso con mis manos y usé todas mis fuerzas tratando de no separarme ni un centímetro de él. Puedo asegurar que fui con los ojos cerrados durante todo el trayecto, deseando que llegasemos por fin a nuestro destino.

- ¿Qué demonios haces, Gavin? - Pregunté molesta a la vez que me bajaba lo más rápido posible de aquella maldita moto.

- Lo siento, echaba de menos tenerte cerca. - Se burló entre risas mientras me guiñaba un ojo.

Detective Reed. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora