🔱La cabaña🔱

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Claus seguía sumergiéndose cada vez más en lo profundo del bosque, haciendo lo posible para intentar encontrar a Duster.

Arrastrando los pies, y pateando lo que se le atravesase mientras continuaba maldiciendo a su hermano y al amigo de éste. Su estomago comenzaba a rugir de hambre y apenas  en ese momento vislumbró lo que parecía ser una casa de madera en medio del bosque. Un delicioso aroma a sopa caliente emergía de aquel lugar recordándole al estomago del príncipe que moría de hambre. Claus obedeció a su estomago; siguió caminando hasta llegar a la cabaña. Estaba dispuesto a pagar un montón de monedas de oro aunque sea por un plato de aquella aromática comida.

La cabaña parecía vieja y desgastada con el tiempo, su madera podía verse ya podrida de un color oscuro y muerto y bastante musgosa.

Sólo tenía una ventana y sus vidrios estaban resquebrajados y parchados con papel de periódico que parecía reciente. La puerta de la entrada estaba levemente abierta y Claus entró despacio y con mucho cuidado, pero la desgastada puerta hizo un rechinido agudo y penetrante provenía de las bisagras oxidadas.

En el interior estaba algo oscuro, aunque pudo visualizar un caldero a fuego.

Aparentemente no había nadie en el lugar. Debía coger un poco de ese caldo lo antes posible y salir de allí rápidamente pensó. Buscó por todos lados platos y cubiertos, pero solo habían tazones de barro y frascos sucios de alimentos en conserva. No había nada que le sirviera. Solo había un niño muerto en el suelo con el que tropezó yéndose de bruces contra el sucio piso de madera. Claus permaneció unos instantes ahí tendido quejándose del dolor.

—Hum... —Se quejó el muchacho con el cual tropezó y creía muerto.

—¡Está vivo! ¿Qué hago, qué hago? —Se preguntó Claus, con temor y nerviosismo.

Un sonido independiente a él y del muchacho inconsciente lo atemorizó aún más. Eran voces de personas al otro lado de la puerta. Se ocultó junto con aquel niño debajo de unos escombros de basura y la puerta de entrada se abrió.

—¿Y el muchacho? —Preguntó un hombre—. ¡Ha escapado, tenemos que ir por él!

Cuando los sujetos se alejaron Claus salió de ese escondite poniendo al joven moribundo en su espalda para huir lo más pronto posible, ya sabía que era peligroso para ambos estar un rato más ahí.

Cuando los sujetos se alejaron Claus salió de ese escondite poniendo al joven moribundo en su espalda para huir lo más pronto posible, ya sabía que era peligroso para ambos estar un rato más ahí

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El mayor de los príncipes huyó por un buen rato en el denso bosque con el otro muchacho en su espalda, sólo se detuvo al localizar un río. Dejó al muchacho herido entre las rocas para comprobar si se encontraba todavía vivo.

—¿Hola? —Saludaba Claus al muchacho que parecía estar muerto y lo picoteaba con una pequeña ramita de árbol—. Quizá está muerto, ¿Y si se murió? Hum... No se mueve nadita, debería tirarlo al río... Oye, ¿Estás vivo?

Claus miró al muchacho una vez más, pero no daba señales de vida, tenía su cabeza herida. El pobre no traía nada de ropa. No le quedó de otra, lo tomó de los brazos y comenzó a arrastrarlo para tirarlo al agua.

—Ñaaaam~ —De pronto se quejó el muchacho que Claus creía muerto. Y el príncipe saltó de alegría, aunque no lo conocía, le importaba porque era un chico casi de su misma edad por lo que aparentaba, y muy en el fondo no lo quería muerto. El joven tenía cabello corto y negro, era un poco más pequeño que el Príncipe.

—Haags... —farfulló el muchacho nuevamente. No se le podía entender, Claus pensó que ese golpe que había recibido en su cabeza pudo haberle afectado tanto como para dejarlo en aquel estado de inconsciencia.

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