¿La compañía del príncipe Lucas 2?

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—S-su majestad... —comenzó Ness con una pequeña mueca de vergüenza mientras pausaba la tarea de la pesca—.Necesito que usted sepa ciertas cosas...

—Ness, no me asuste, ¿Qué cosas se supone que debo saber?

—B-bueno, es que... usted tiene que saber... am, y-yo quiero ser quien lo cuide... y lo proteja... —Respondió un poco más avergonzado, sin poder mirar al rostro del príncipe.

—Pero si usted ya lo hace Ness. —El príncipe respondió.

—Quiero decir; yo quiero ser esa persona para usted, no quiero que nadie más lo haga, sólo quiero ser yo. Verá... yo siempre he querido que usted fuese el futuro rey de Nowhere y no su hermano... usted sería una mejor elección.

—¿Usted cree que yo podría ser mejor rey que mi hermano? —Lucas cuestionó a Ness, dudoso, por aquella tal vez, incorrecta afirmación.

—¡Por supuesto que es así! Usted tiene un corazón noble y siempre está dispuesto ayudar a los más necesitados y a cualquiera que necesite su ayuda usted siempre la ha brindado. Son cualidades importantes que un rey de verdad debería tener aunque no lo crea... eso es lo que yo pienso.

—¿Cómo puede estar tan seguro aquellas cosas de mí? ¡El único que ha brindado ayuda aquí es usted! -Exclamó el príncipe con una voz que hizo que Ness diera un pequeño salto de nervios.

—Usted es el príncipe, no yo. Aun así no se siente repudiado porque no soy más que un simple empleado, nunca se siente avergonzado de estar conmigo en realidad. ¿Sabe? Le he tomado mucho aprecio su majestad. Es una persona encantadora. —Dijo Ness dándole sus razones al príncipe, mientras miraba algo nervioso hacía abajo, chapoteando agua del río con sus dedos.

—Y-yo Ness... a usted también le he tomado mucho cariño... —confesó el pequeño príncipe con una pequeña sonrisa y un leve rubor en sus mejillas, mientras recordaba que Ness le había llamado «una persona encantadora».

El mayor de los dos sentía una especie de cosquilleo en lo recóndito de su estómago; parecían ser mariposas...

Aquello seguramente lo había provocado el Príncipe con lo que acababa de decir.

Ness se había puesto muy nervioso, ya que no pensaba ser del agrado de nadie, mucho menos del Príncipe. No imaginaba tal cosa como ambos llegar a apreciarse tanto mutuamente. De repente, otro pensamiento parpadeó en la mente del nervioso muchacho, tenía que contarle una última cosa al pequeño Príncipe Lucas.

—Mi príncipe, yo fui quien lo delató con su padre... antes yo solía ser su soplón personal, para vigilarlo a usted y a su hermano.

El príncipe se sorprendió mucho al oír esa información.

—¿Qué usted hacía que cosa?

—Debía de vigilarlos por si cometían alguna locura o falta. —Confesó apenado—. Pero su majestad... eso ya no más, a penas cuando me enteré de que el Rey quería deshacerse de usted, incluso a muerte si fuera necesario para él, yo no podía dejar que aquello simplemente sucediera. Así que desde ese instante que me enteré de aquello, me di la tarea de evitarlo y protegerle y servirle a usted su majestad.

—Sinceramente... es usted mi héroe Ness yo le debo muchísimo, sobre todo mi vida. ¿Cómo podría agradecerle yo a usted lo que ha hecho por mí? Pídame lo que quiera, y lo haré.

El joven príncipe, se acercó al joven Ness para reposar ligeramente su cabeza sobre el hombro de su héroe, mientras que éste, apenado por la paulatina, pero agradable confianza que el príncipe le demostraba se limitó a responder.

—No será necesario, mi dulce príncipe encantador. Con su compañía yo tengo mucho más que suficiente.

El noble muchacho no pidió nada a cambio al príncipe más que su compañía, en respuesta a aquel humilde pedido, Lucas cambió de posición. Tomó a la vez con ambas manos el rostro de Ness y lo acercó al suyo para obsequiarle un cálido y suave beso en los labios. Un beso que dejaría al mayor de los dos con una expresión sorprendida y el rostro de un color rojo notorio.

El joven príncipe se separó de los labios de su héroe y pudo darse cuenta que yacía con la mirada perdida y muy asombrado por lo que había sucedido. El príncipe de manera juguetona y soltando una que otra risa, le chapoteó agua en su rostro para que despertara de su asombro.

Ness al recuperar la noción del tiempo y el espacio que le había arrebatado aquel dulce beso de su príncipe, soltó unas carcajadas y procedió cargándolo en brazos y tirándolo al agua, para luego el mismo lanzarse y remojarse un rato con su querido príncipe Lucas. Y así estuvieron un buen rato entre muchas risas y juegos en el agua. Ambos rostros rebosaban de alegría y algo más...

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