🔱Niño mono🔱

301 56 13
                                    

El joven abrió sus ojos al sentir el agua fría en su cuerpo. Al ver a alguien tan cerca se asustó y retrocedió con temor.

—No te voy a hacer daño, tranquilo, te voy a ayudar. —Dijo Claus al muchachito.
Él seguía retrocediendo hasta que por fin se detuvo y Claus pudo acercarle su mano.

—Soy Claus, ¿y tú?

—Andss...

Al oír eso Claus se lamentó, sus sospechas eran ciertas, aquel muchacho no recordaba ni como hablar, tal vez nunca había aprendido, no estaba seguro, pero no quería dejarlo solo así como estaba, no podría sobrevivir.

—¿Cuál es tu nombre? —Preguntó una vez más, esperando ponerle como nombre la primera palabra que él dijera.

—Aga

—¿Qué? No puedo ponerte así, con ese nombre tan feo... ¿Qué tal Niño mono o Niño en bolas? ¿Qué te parece?

A pesar de no saber nada, el joven hizo una mueca como si supiera que Claus se burlaba de él.

—Ya veo... no te gustan los apodos que te pongo, pero te diré niño mono mientras te busco un nombre que combine contigo. No quiero quejas, ¿vale?

El muchacho volvió a hacer otra mueca.

Alrededor de una hora había pasado y ambos morían de hambre, Claus había comenzado a caminar para seguir buscando a Duster, ahora acompañado, el chico que había salvado lo seguía a todos lados

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alrededor de una hora había pasado y ambos morían de hambre, Claus había comenzado a caminar para seguir buscando a Duster, ahora acompañado, el chico que había salvado lo seguía a todos lados. Claus al notar que se acercaban a la salida del bosque se hizo la idea de ir a buscar algo de comer y también algo para vestir a su nuevo amigo el Niño mono.

—¿Puedes quedarte aquí un momento Niño mono? —Preguntó empujándolo hacia atrás y haciéndolo caer sentado al suelo. El príncipe de Nowhere no pudo sostener la risa y se echó a reír por como cayó el otro muchacho.

—Quédate aquí por favor, no me sigas, ya vengo por ti. No es que no quiera llevarte, es solo que estás desnudo y eso es muy raro... no quiero que llames la atención, eso es muy vergonzoso. —Dijo aún con ganas de seguir riendo y dándole la espalda a su amigo.

—¡Aah! —Exclamó el joven en respuesta, poniéndose de pie inmediatamente para volver a seguir a Claus.

—¡Te dije que no me siguieras! —Se quejó el príncipe, volviendo a hacer retroceder a su amigo, pero nuevamente este comenzó a seguirlo—. ¡Puedes quedarte quieto de una buena vez! ¿Eres tonto o te haces? Eres insoportable. 

El chico le respondió con una afable sonrisa.

—Vamos... camina, ya me hartaste, eres más duro que Lucas...

Claus llevó a muy orillas del bosque a su acompañante para que nadie los pudiera ver. Caminaron juntos hasta que de una casa vio unas frazadas tendidaz en un cordel y pensó en ir a robarlas para envolver a su amigo, el Niño mono.

Fueron muy sigilosamente por una de ella, y Claus pudo tomarla.

—¡Aaaah!

—¡Cállate idiota! —Gritó Claus exasperado.

La mujer salió de su casa al oír semejantes gritos y comenzó a gritar también.

—¡Ladrón, auxilio, me están robando!

—No estamos robando señora, se lo pagaré de verdad, por favor le pido que no grite... —Claus rogó desesperado para que ella guardara silencio. Resultó, pero no por Claus, sino porque la mujer quedó en shock al ver al más pequeño de los dos y el Príncipe aprovechó para huir con la frazada.

Vida de príncipesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora