🔱Ya no es un niño mono🔱

204 39 11
                                    

Lucas llegó al lado de Claus y con un plato abundante de alimentos.
—Se suponía que nos encontraríamos en el balcón —añadió Lucas—, pero hay un tontito que le gusta gritar y llamar la atención de todo el mundo, por eso vine hasta aquí lo antes posible. ¿Quieres probar la langosta?

—No gracias.

—Abre la boca.

—¡Qué no! Ni que fuera un bebito. —Oh, está bien... a Ness le gustaba, le fascinaba que yo le pusiera la comida en la boca. -Lucas se apenó por recordar aquello.

—Pero eso es muy... aunque, por esta vez dejaré que me alimentes como si fuera un bebito —Claus estaba dispuesto a subirle el ánimo a su hermano.

Lucas miró a su alrededor para asegurarse que no llamaban más la atención por culpa de su hermano, pero hasta los nobles de Podunk tenían sus ojos puestos en ellos, en especial alguien que reconoció al instante.

—¿Claus... ese no es Aloysius? Él está ahí —Lucas sintió un profundo miedo al reconocerlo.

—Sabía que tramaba algo. —Se quejó Claus—. ¿Cómo es posible que ahora esté aquí en un reino enemigo?

—¡Ahí está entrando el príncipe Ninten! ¿Y la prometida? ¿Por qué el no está vestido de novio? Se supone que celebramos su matrimonio, ¿o no?

—¡El príncipe hablará, todos guarden absoluto silencio! —Vociferó Aloysius para todos los invitados.

Ninten tragó saliva, se veía nervioso e incomodo frente a tanta gente. —B-bueno, muchas gracias a todos los que han asistido a mi hogar... Como todos saben... quisiera buscar yo mismo a la dama que sea mi compañera durante el resto de mi vida. Ella será escogida esta noche por mí. Es por eso que estaré sentado observando toda la noche a cada una de las damas presentes y la que consiga mi atención será mi esposa y futura Reina.

Claus quedó asombrado por el pequeño discurso, su amigo "el Niño mono" estaba hablando a la perfección. Mientras tanto Lucas estaba aterrado por lo mismo, porque Ninten parecía lo suficientemente cuerdo y quizás capás de sacarlos de ahí como fuese si los reconocian.

—Lucas la langosta está buenísima. ¿Qué tal si vamos a conseguir más? —Dijo el mayor de los hermanos saboreándose la boca con el ápice de la lengua.

—Sí, vamos —Lucas le sonrió y tomó a su hermano de la mano para llevarlo al lugar en donde las había conseguido. Y nuevamente ambos captaron la atención de todos por estar tomados de la mano.

—¿Qué nos miran? Somos hermanos. —Arguyó Claus.

—C-Claus...

—¿Qué sucede ahora Lucas?

—A- Aloysius... él viene hacia acá.

—¡Lucas tenemos que irnos rápido!

—No podemos correr o llamaremos la atención de Ninten, eso sería horrible y ésta vez las puertas están bloqueadas con guardias.

—¡Fue tu idea de venir hasta aquí yo te dije que escapáramos!

—¡Los actos de homosexualidad son penados con la muerte en el reino de Podunk! —Bufó Aloysius señalándolos a los dos.

—¡Lucas es mi hermano no seas ridículo Aloysius y bien lo sabes!

—Claus no grites más por favor. —Lucas musitó.

—¡Ustedes son pareja y deben ser castigados ahora mismo y pagarán con sus vidas! —Espetó Aloysius como si fuera el rey.

—¡Déjalos en paz! —Gritó el príncipe Ninten.

Claus y Lucas quedaron estupefactos cuando vieron que Ninten los estaba defendiendo.

—Pero su majestad ellos son... pareja. —Son hermanos. ¿Qué acaso eres sordo? Ve a disculparte ahora con ellos.

—P-pero su majestad...

—¡Ahora he dicho!

—S-sí, enseguida su majestad —Aloysius se acercó nuevamente a los hermanos, no le quedaba de otra que obedecer al príncipe Ninten.

—¡Hazlo! —Exclamó el príncipe Ninten.

—¡Perdónenme por favor!

—¡Eres patético! —Claus le gritó, quería patearlo.

—Escúchenme bien -masculló el hombre—. Me encargaré de ambos, me las pagaran por esto, me quedaré con el reino de ustedes y mi hijo se hará cargo de este reino también.

—¡De rodillas Aloysius! —Insistió Ninten.

Aloysius de inmediato obedeció al príncipe Ninten.

—¡Piérdete! —Claus se alejó de él junto con Lucas.

—Tranquilo Claus, voy por más langosta para que pases la ira, creo que ya no tenemos que temer ya que al parecer Ninten está de nuestro lado. Espérame donde habíamos quedado antes.

—Está bien Lucas, no tardes.

Vida de príncipesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora