Natasha
Nelson se montó en su camioneta, y se me hizo imposible no recordar mi "venganza" contra él, por haberme arrollado el día anterior.
Suelto una pequeña sonrisa al fijarme en el detalle de que, hace unos meses nos odiabamos y ahora... ¿Qué sentimos ahora?Salgo de mis pensamientos al observar como Alan y Drake se acercan sin expresión alguna.
-¿Y bien?- Pregunté. -¿De quién fue la idea dejarme sola con Nelson?- Me crucé de brazos sonriendo.
Fue tan obvio para mi, después de llevar conociendo a estos gemelos desde los pañales.
*
Las horas para la carrera se aproximan, ya sólo falta pulir mi precioso auto en el taller.
Por primera vez me siento tranquila, no tuve que ir al gimnasio y boxear para librarme de tensión o fumar para quitar el estrés de mi cuerpo... Simplemente me siento bien y muy confiada en mis habilidades para competir.
Estoy segura de que Nelson tiene mucho que ver en esto; me está cambiando sin yo darme cuenta, pero aún así y de lo malo que pueda sonar, no pienso detenerlo o apartarme, porque se siente jodidamente bien.-¡Listo, campeona!- Dijo Francisco, el señor que se encarga de dejar mi auto como nuevo cada semana.
-¡Muchas gracias, Francisco!- Agradecí mientras desactivaba el seguro del auto.
-Te deseo suerte, hija.- Sonrió cálidamente.
Asentí con una ligera sonrisa, no pude evitar sentir cierta nostalgia ya que esas palabras eran las que me decía mi padre antes de cada carrera... Cuanto lo extraño.
Me monté en el auto y respiré profundo sintiendo como el suave ambientador a vainilla invade mis fosas nasales. Arranqué y por un momento sentí un gran nudo en mi garganta pero, evitando cualquier sensación que me distraiga decidí encender el reproductor de musica y acelerar.
Al llegar al inicio pude percatarme en el gran reloj que faltan diez minutos para comenzar, así que estacioné mi auto y me bajé observando como los espectadores comenzaban a aplaudir y a gritar al verme. Hice un ademán con la mano saludando hacía las gradas acompañándolo de una sonrisa.
-¡Y ya ha llegado la reina de las carreras... Natasha Aristiguieta!- Anunciaron por parlantes haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo.
Saludé nuevamente al público y sonreí hasta que sentí unas manos tapar mis ojos. Rápidamente llevé mi brazo hacía atrás clavando el codo en el abdomen de la persona que se encuentra a mis espaldas.
Al aclarar mi visión volteé y mi rostro se tornó preocupante al darme cuenta de que era Nelson sosteniendo su estómago.-Lo siento, Nelson. No era mi intención, yo pensé que...- Me interrumpió.
-Tranquila.- Susurró adolorido junto a un intento de sonrisa.
Me incliné hacía él y lo ayudé a alejarnos de todo el público.
-Enserio lo siento.- Agaché mi mirada.
Pasaron unos segundos en silencio, y yo aún mantengo mi mirada baja.
Las delicadas manos de Nelson sostuvieron mis mejillas haciendo que lo mirara directo a los ojos.-Estoy bien.- Sonrió cálidamente.
Solté un soplido de alivio, púes no quería hacerle daño.
Mi mirada fue a su sonrisa y me quedé perdida en ella.
Es tan contagiosa, tan delicada, tan hermosa y tan perfecta.Sus pulgares acariciaron mis mejillas y su rostro se fue inclinando al mío lentamente hasta rozar nuestros labios, para luego depositar un corto en beso en ellos y susurrarme...
-Suerte, princesa.-
Y siento como mi corazón bombea sangre cada vez más rápido con solo un delicado beso, su respiración sobre la mía y unas simples palabras como "Suerte, princesa."
Nelson
Sus mejillas tomaron color, y pronto sentí la calidez de su piel contra la mía.
*
-¡Lo has hecho increíble!- Estiré mis brazos para estrecharla en ellos.
Su cuerpo se pegó al mío. Natasha ha ganado la carrera, está feliz y, no saben lo mucho que me gusta verla así, con esa gigantesca sonrisa la cual se ha convertido en una de mis cosas favoritas, con esos ojos color avellana iluminados y, entrando en ese mundo donde sólo estamos ella y yo. Siento como su corazón late rápidamente contra la piel y como su respiración agitada se pasea por mi cuello.
-Gracias por estar aquí.- Susurró.
-Tienes que enseñarme a conducir así algún día.- Bromeé riendo.
La verdad, no quiero aprender.
Detesto la adrenalina.
Ese vacio en tu estómago y el frío que recorre tu cuerpo es una de las cosas que más odio en el mundo. Sin embargo, no puedo negar que Natasha, conduce como si perteneciera a otro mundo pero, no es lo mío.
-No creo que puedas superarme, pero intentarlo no hace daño.- Sonrió separando nuestros cuerpos.
-Me sorprendes.-
-Siempre lo hago.- Hizo una pausa. -Así como justo como en éste momento.- Unió nuestros labios a través de un corto beso.
Sus manos fueron a mi cuello atrayéndome hacia ella, mis manos apretaron su cintura contra mi cuerpo, y al darme cuenta de lo que estaba ocurriendo, sonreí en medio del beso.
Pensándolo bien; cuando nuestros labios se unen, se siente una adrenalina interna, algo que revolotea en tú estómago, un frío que te debilita pero que a la vez su cuerpo hace que ya no lo sienta y te haga más fuerte, es extraño. Sé que antes ya había dicho que detestaba esa sensación pero, éste tipo de adrenalina me encanta. Esa adrenalina que produce Natasha en mí.
Sí, me sorprendes, Natasha.
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Conexión Desconocida
Fiksi Remaja"Porque todo lo bueno comienza con un poco de miedo..."