Capítulo 36: "Solo un beso."

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Desperté por la mañana, y una sensación de frío recorrió mi cuerpo; me levante de la cintura para arriba y no observo ni un rastro de movimiento dentro de la habitación.
Rápidamente cojo mi teléfono y marco el número que ya me he aprendido de memoria.

-¿Princesa?- Su suave voz es como música para mis oídos.

-Nelson.- Sonreí aunque él no pueda verme.

-Cuanto daría por ver esa sonrisa justo ahora.- Comentó.

Mi corazón late fuerte ante sus palabras.

-¿Dónde estás?- Pregunté mirando hacia la ventana.

-En mi casa.-

-¿Tú madre te regañó o algo?- Mordí mi labio inferior esperando su respuesta.

-No. Tuve que inventarle una gran mentira, diciéndole que hoy, mi hermana y yo nos levantamos muy temprano y fui a llevarla a su instituto. Obviamente no asistió hoy, pasaré por ella a la casa de Alan más tarde. Tal vez, mire hacia tú ventana esperando que una hermosa chica se asome.- Puedo jurar que está sonriendo al otro lado de la línea.

-Yo tal vez me asome esperando a que un chico sexy aparezca.-

-Puedo quitarme la camisa para ti, para que te asegures de que soy el chico sexy que esperas.-

Eres sexy con o sin camisa.

-¡Oh! Por favor no lo hagas, será una tortura sólo verte desde la ventana de mi habitación.- Reí.

Su ronca risa me hizo estremecer. -Bien, no lo haré, pero cuando esté contigo, no tendré compasión.-

Eso tiene doble sentido... ¡Rayos!

-Hará mucho frío como para que andes sin camisa por ahí.- Dije con una risa nerviosa.

-Creeme, siempre que estoy contigo, hace calor.-

Pensé que era la única que lo sentía.

-Apuesto que estás roja como un tomate.- Rió.

-Callate.- Bromeé riendo.

-¿Diego ya se fue?- Preguntó luego de unos segundos con un tono de voz neutral.

¡Diego! Ni siquiera me acordaba de él.

Le di un último vistazo a mi habitación. -Sí.- Afirmé.

-Pensé que aún estaría dormido, porque antes de venirme lo vi en la misma pose que anoche, ni siquiera se movió.- Comentó.

-Pobre.- Suspiré. -Tengo que ir al baño, hablamos luego.-

-Vale ¡Te quiero, princesa!- Colgué.

Casi que corriendo me dirigí al baño de mi habitación; ya no aguantaba las ganas de orinar.

Abrí la puerta y di un pequeño grito al ver a Diego... Desnudo... En mí baño.

-¡Natasha, por favor no grites, la cabeza me explotará!- Llevó las manos a su cabeza.

Rápidamente cerré la puerta y me lancé en mi cama.

Primera vez en toda mi vida que veo el miembro masculino de un hombre.

Eso no se borrará de mi mente por un largo tiempo...

Conexión DesconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora