Capítulo 18: "Los hermanos Farías nos están destruyendo."

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Natasha ha estado ignorándome todo éste tiempo en el gimnasio.

Yo no dejo de mirarla y ella ni siquiera voltea.

Aunque, sé que ella está consiente de que no le despego la mirada y que estoy aquí, esperando cruzar al menos una palabra.

Siento una gran necesidad de estar cerca de ella, pero ella no quiere estar cerca de mí y me lo ha demostrado con el pasar de los días, y allí estoy yo insistiendo, presionando... Debería irme. Pero observo a mi hermanita sonrojada mientras habla con Alan y cambio de opinión.
Debo de admitir que siento celos... Benditos celos... Los odio.
Sin embargo, no sé sí esos "celos" son causados porque mi hermana está con Alan o porque... Justo ahora un idiota intenta conversar con Natasha.

No debería estar celoso por Natasha, ella y yo no somos nada... Tomaré la primera opción.

Me acerqué a Alan y a Emily en semblante serio.

-Enana, tenemos que irnos.-

Emily me dio una mirada avergonzada y no quise ser tan cruel al llegar, cortar su conversación, y largarnos.

-Ésta tarde iré a casa de Drake y Alan, puedes venir conmigo.- Suspiré.

Emily me dio una gran sonrisa.

-Entonces, podemos vernos en la tarde- Comentó sonriendo.

Ellos se despidieron y yo sólo le di una última mirada a Natasha quien ahora ataba las agujetas de sus zapatos mientras él chico que antes intentaba hablar con ella sostiene sus guantes de boxeo.

Debería ser yo quien la ayude.

Volviendo al momento, ignoré cualquier pensamiento que me pedía que me quedara; y volví a casa junto a mi hermana.

Ambos nos percatamos de que no hay nadie en casa para así, salir sin problemas.

-Iré a arreglarme.- Dijo apresurada.

Bufé. Mujeres.

*

Ya nos encontramos en la casa de Drake y Natasha está aquí.

Mi respiración se agitó al verla y ella sólo me observó de arriba abajo con indiferencia.

Eso me dolió.

-Drake ya vuelve, fue por Valery.- Comentó Alan saliendo de su habitación.

Emily casi se ahoga con su propia saliva al verlo. Alan sólo la
detalló sin expresión alguna después de comunicarme sobre la localización de Drake.

Bien, en el gimnasio hace un par de horas Alan trató a mi hermanita de lo mejor, parecía cómodo estando con ella, y ahora es como si nada, como si ni siquiera le importara. Juro que quisiera gritarle que mi hermana no es cualquier chica y que con ella no se atreva a jugar ni a ilusionarla, pero no quiero realizar una obra de teatro frente a Emily y mucho menos frente a Natasha. Por esa razón relajo mis puños, los cuales no sabía que apretaba y respiro profundo.

Natasha

-¿Podemos hablar, Alan?- Pregunté observándolo fijamente. -A solas.- Aclaré.

Alan captó mis gestos y asintió.
Nos dirigimos a la sala de juegos...

-¿Qué sucede?- Susurró cerrando la puerta detrás de él.

-¿Por qué no me habías dicho que hoy vendría el imbécil de Nelson?- Pregunté disgustada.

-Lo olvidé.- Rascó su nuca desviado su mirada al suelo.

-¡Genial!- Expresé malhumorada.

-No te molestes, Natasha.- Susurró dando pasos hacía mí.

Dejé salir un largo soplido y pasé las manos una y otra vez por mi rostro.

-¿Qué me dices de Emily?- Crucé los brazos sobre mi pecho.

Alan agachó su mirada y puedo observar que en su rostro hay un poco de desaliento, lo cual me indica que no está del todo bien.

-Se me hace muy difícil alejarla cuando sólo quiero estar con ella.- Dijo cerrando sus ojos lentamente.

Y bastaron esas palabras para que me identificara completamente y, dejara todo el enfado a un lado respirando muy profundo.

Alan, ahora me comprende más que nunca. Porque sí, él no puede sacar a Emily de su cabeza; ni con millones de cigarros, ni con horas extras en el entrenamiento, ni con la máxima velocidad en cada carrera... Al igual que yo con Nelson. Ya que ellos siempre están allí, sacando lo mejor de nosotros de la forma menos esperada.

Los hermanos Farías nos están destruyendo.

Alan se acercó a mí y tomó mi rostro entre sus manos.

-Sólo nos queda una opción, y es salir ahí afuera y esperar a ver que ocurre.-

Suspire y asentí temerosa.

Al salir me encuentro con la profunda mirada de Nelson la cual hace que una extraña corriente recorra mi cuerpo.

Al salir me encuentro con la profunda mirada de Nelson la cual hace que una extraña corriente recorra mi cuerpo

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