Capítulo 26: Sólo soy feliz.

244 27 1
                                    

Natasha

Por la mañana desperté con una gran sonrisa después de soñar con esos hermosos ojitos que causan tantas cosas nuevas en mi.

Ayer fue uno de los mejores días de mi vida, un día en el que por fin pude volver a sonreír como no lo hacia desde hace mucho.

Me mantuve en mi cama por largos minutos, sonriendo como tonta, pensando e imaginando hasta que decidí levantarme a ver que ocurre en éste soleado día.

Bajé a la sala para encontrarme con mi tía y mi abuelo, tenía tiempo sin hacer esto por las mañanas, siempre es más divertido escabullirme por la ventana de mi cuarto, que aunque queda en el segundo piso ya yo me conozco los trucos para bajar sin un rasguño.

-¡Buenos días!- Saludé cogiendo una tostada que se encontraba sobre la mesa.

Mi tía y mi abuelo se dieron una mirada extrañada, aún así no respondieron a mi cordial saludo y sólo continuaron con lo que realizaban antes de que yo llegara.

Mi tía continuó colando el café y mi abuelo acomodó sus gafas y elevó el periódico ocultando su rostro.

No sé como sentirme al respecto. Es primera vez que los trato de buena manera y ellos sólo me ignoran.

-Natasha.- Susurró el abuelo.

Volteé a mirarlo y éste me observaba seriamente sobre sus lentes.

-¿Qué significa esto?- Lanzó el periódico que tenía en sus manos sobre la mesa.

Observé los papeles y pude observar que mi foto estaba en primera plana.
"La famosa Natasha Aristiguieta lo logra una vez más, sobre ruedas."

Me siento increíble, es algo realmente emocionante pero, al parecer mi abuelo y mi tía no están muy contentos.

Mis padres sí lo estarían.

Sólo son un par de egoístas que no hacen más que pensar en ellos mismos.

-Ya esto es demasiado.- Dijo mi tía cruzada de brazos.

-¿Acaso quieres matarte y terminar cómo tus padres?- Mi abuelo habló.

-Lo de ellos fue un accidente.- Agaché mi mirada.

-Un accidente que puede ocurrirle a cualquiera, y tú te estás arriesgando a eso.-

-Mis padres estaban de acuerdo.- Susurré aún con la mirada baja.

-¿Tus padres? Tus padres ya se murieron y deben estar tan decepcionados al ver como has cambiado.-

Sus palabras enserio me están doliendo, tengo un fuerte nudo en la garganta, mis ojos arden, llevo una presión en la cabeza la cual me está matando pero, antes de responderles, respiro profundo, cierro mis ojos apretándolos fuertemente y traigo a mi mente a Nelson; su sonrisa, su voz, sus ojos y todas aquellas veces que me ha dicho que no soy mala, que soy una chica increíble y que mis padres sin duda estarían orgullosos de tenerme como hija, ignorando así las crudas palabras que me están recalcando las personas que tengo en frente, la voz de ellos queda más lejos y la risa de Nelson se hace más fuerte y más cercana. Una pequeña sonrisa se escapa de mis labios y el nudo, el ardor y la presión se esfuman de repente.

Subo la mirada y me encuentro con un par de personas muy furiosas frente a mí, púes no les presté atención a sus últimas palabras.
Al percatarme de que ambos habían terminado con sus comentarios negativos, respondí.

-¡Que tenga un hermoso día!- Les lancé un sonoro beso. -No se enfaden tanto conmigo, sólo soy feliz.

Y eso a ustedes los está matando.

Después de tantos malos momentos, y de llevar una vida tan dura por fin puedo volver a sonreír y sentirme llena de vida, no permitiré que ellos me lo arruinen.

Les di una última sonrisa y salí de la casa.

-¡Hey, chiquitica!- Gritó Alan desde su ventana. -¿Tienes prisa? Hay muchas cosas que tienes que contarme.- Sonrió.

-Justamente iba a tú casa.- Sonreí.

Ayer no pudimos conversar, estábamos muy agotados.
Me adentré a la casa de mis gemelos favoritos y pude observar que Alan estaba sólo.

-¿Y Drake?-

-No lo sé, acabo de despertar.- Se encogió de hombros.

-Ya lo veo.- Me fijé que llevaba puesto los pantalones de ayer, su cabello ligeramente despeinado, sin zapatos y con su torso descubierto.

-¿Cómo te sientes con todo lo que está ocurriendo?- Sonrió sentándose en el borde de su cama.

Sé a qué se refiere.

-Sólo soy feliz.- Respondí con una sonrisa de oreja a oreja. -No hace falta preguntar por ti, esa sonrisa nada común en tu rostro habla por sí sola.

-Todo es tan increíble estando a su lado.- Suspiró revolviendo su cabello.

Y tiene razón, todo es tan hermoso, tan diferente y tan único estando junto a él.

Y tiene razón, todo es tan hermoso, tan diferente y tan único estando junto a él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Conexión DesconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora