Frankie |Frerard|

9.- La fiesta

—Oye, ¿Quieres acompañarme a una fiesta?

—Claro —respondió de buen humor.

Estaba bastante emocionado, Frank ya tenía todo lo que necesitaba y se veía exactamente como quería, incluso mejor. Lo que también me agradaba es que parecía bastante conforme consigo mismo. Yo quería lanzarme a él y cogérmelo, pero sabía que este postre debía comérmelo con calma, nada de apuros. Lento se disfrutaba más.

Llamé a Pete y coordinamos la hora para vernos, sus tíos eran dueños del bar al que iríamos así que tenía contemplada una buena mesa. Una donde prácticamente se encontraban nuestros nombres plasmados en la madera del centro.

—Extraño a Betty.

—Ya ya, nos vemos pronto —colgué antes de que Pete hiciera otro berrinche. Volteé hacia Frank, él me miraba con ojos espectadores. —¿Conoces a Pete Wentz?

—De vista solamente.

—Iremos al bar donde sus tíos son los dueños. Te encantará.

Minutos después la noche estaba cayendo y yo estacioné el auto donde habíamos acordado en la parte trasera. Ahí me esperaba Pete junto a Joe, ambos nos miraron y yo sonreí con satisfacción cuando no reconocieron a mi acompañante. El castaño estaba algo distraído ya que habíamos llegado a uno de los bares más prestigiosos de la ciudad.

—Les presento a Frank, chicos.

Él los saludó tímido mientras que ellos lo recibieron de forma agradable. Joe le empezó a hablar y el castaño respondió seguro. Con Pete nos alejamos un poco, segundos después me miró entrecerrando los ojos. Ya sabía a qué venía esto.

—¿Es el nerd?

—Se llama Frank.

—¿Qué tanto le hiciste?

Sonreímos.

—Pulí mi diamante.

—Sea lo que sea se ve bastante bien, me agrada. Es como un pequeño punk.

En ésta situación me agradaba que no se pusiera tan pesado como Lindsey.

—Y de pequeño no tiene nada —le guiñé el ojo.

—No necesito saber eso.

Cuando entramos todas las chicas y algunos chicos nos quedaron viendo, sabía que Frank se veía fantástico y yo también me estaba luciendo, como siempre. Ésta era nuestra noche. En la mesa ya se encontraba Lynz, quién hablaba animadamente con un muchacho aparentemente de nuestra edad, pero al momento de vernos abrió los ojos impresionada. Mi sonrisa se ensanchó.

—Lynz, quiero presentarte a alguien —canturreé.

—¡Wow Iero! En serio te ves de lujo —dijo levantándose pasando de mi. —Ya nos conocíamos.

Frank sonrió y estrecharon las manos. Parecían buenos amigos. Todos empezaron una charla entretenida, era como si rápidamente se hubiesen adaptado al nuevo integrante y yo comenzaba a aburrirme. Pete se estaba llevando bien con Frank, hablaban sobre bandas y no sé qué otras mierdas así que con cuidado me levanté a buscar algún trago porque comenzaba a asfixiarme. 

Quería divertirme.

Me acerqué al barman que ya me conocía y le sonreí pidiendo algo de licor. De pronto un chico se acercó a mí, dijo que él lo pagaría, entonces me agradó al instante. Dos tragos más y ya estábamos en la pista bailando, él sujetándome de la cintura y regalándome besos en el cuello. Estaba feliz y eufórico, disfrutando del momento y moviéndome con sensualidad.