33.- Celeste

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Los próximos días Lynz estuvo con las emociones al máximo, nos había contado todo. De cuando conoció al chico el día en el que salió con Raymond y Pete hasta cuando tuvieron relaciones. Era imposible, ¿Cómo no había funcionado la pastilla? Lindsey es una de las personas más responsables e inteligentes del maldito mundo, no podría pasarle esto. Además sólo lo hicieron una vez, fue un encuentro bastante casual.

Pero eso no justificaba el descuido.

Cabe destacar que no me desagradan los niños, de hecho soy de la idea de tener por lo menos un hijo cuando tenga la madurez física y emocionalmente. Pero un bebé a ésta edad no era lo conveniente para nadie, no puedes responder por el económicamente y su crecimiento no será del todo adecuado.

Mi cabeza estaba en muchas cosas últimamente, el problema de Lynz, el departamento de Gee, la carrera ¡Y creo que Ray había empezado a salir con alguien!

Todo se me acumulaba y lo único que quería era descansar de lo estresante que me resultaba esto.

∆•∆•∆•∆•∆•∆

Me encontraba en el campus, en una mesita al aire libre realizando un esquema que me serviría como ayuda en dos horas, para la siguiente clase. Nadie estaba conmigo, sólo era yo con mis audífonos puestos y con la voz de Jim Morrison de fondo.

No prestaba atención a nada más, así que cuando terminara mi tarea tenía pensado buscar algo más que hacer, tal vez visitar la biblioteca porque ¿Qué hacer en una hora libre?

De repente sentí un peso en mis hombros y me sobresalté porque no esperaba a nadie realmente.

—Soy yo cariño.

Gerard se puso enfrente de mí y me dio un rápido beso en los labios. Luego de eso se sentó a un lado y dejó sus cosas en el suelo, recargó la cara en una de sus manos para mirarme fijamente y sonreí desviando la mirada.

—Es que estaba muy concentrado.

—Lo sé, ¿ya estás por terminar? Tengo que hacerte una pregunta importante.

—Algo así, ¿Qué pasa?

—Quería saber si estabas ocupado en la tarde, es que iré al departamento para arreglar algunas cosas y me gustaría que conocieras el lugar.

Cerré la libreta y puse mi gafas encima de mi cabello. Asentí con una sonrisa.

—Estaré libre.

—Déjame buscar algo para anotar la dirección —dijo agachándose para abrir su mochila.

—¿Entonces directamente nos veremos ahí?

—Claro, tengo qué llegar antes para seguir limpiando.

—¿Quieres que lleve algo? —pregunté recibiendo el papelito donde había escrito.

—¿Podrías comprar pintura? Te doy el dinero.

—No es necesario, sólo dime cuál quieres.

°|°|°|°|°|°

Toqué la puerta después de haber revisado si el número que tenía era el correcto y Gerard con un overol aparentemente viejo junto a una playera blanca de cuello uve apareció detrás abriendo por completo. Me sonrió mostrando los dientes y yo mostré la cubeta llena de pintura cuando la alcé a nuestra vista. Hasta ahora mi primera impresión del edificio era buena, tenía que ver lo demás.

Frankie  |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora