Frankie |Frerard|

25.- Lo siento...

Ahhh, la letra de esa canción se acopla un poquito al capítulo, es hermosa, escúchenla, véanla.

Espero que les guste, muchas gracias por seguir leyendo. Amor para todos 💕

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—Estoy bien, me siento tranquilo. Aunque no pude dormir muy bien porque temía que a mitad de la noche le pasara algo.

—Supongo que por esta ocasión no te regañaré por ser un exagerado. Eres un gran hombre Frank.

Mi vista se colocó en el pequeño animalito que estaba en la camita y sonreí victorioso, había salvado su vida, si todo salía bien en dos meses o menos se vería perfecta, pero por el momento tenía que guardar mucho reposo.

—¿Ya sabes qué nombre le pondrás o sólo le dirás apoditos?

—Pensaba ponerle Hope pero no es muy original —torcí la boca.

—¿Te ayudo con los nombres?

—Eso sería asombroso Lynz, gracias.

—Te los mandaré por mensaje.

La llamada dio por finalizada y me acerqué para tocarla, no quería que le diera fiebre o algo así, entonces saqué mi teléfono del bolsillo, miré hacia la pantalla y después regresé a ella.

—¿Te gustaría que te llamase Lois?

Alzó las orejitas y sonreí enternecido. No dejaría de acariciarla nunca.

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—Nunca habíamos tenido una mascota, ¿crees que podrás con la responsabilidad?

—Por supuesto mamá, y les devolveré todo lo que me prestaron. Dentro de unos días la tengo que llevar al veterinario para que le apliquen algunas vacunas. No puede hacer nada, está bastante delicada.

Linda asintió.

—Fueron muchos puntos...

—Spencer dijo que tal vez se cortó con alguna lámina en la calle, quiero pensar que fue un accidente y no que un malnacido le hizo eso o la abandonaron así.

Lavé rápidamente mi plato, subí a darle un último vistazo a Lois (porque al parecer entendía bien con ese nombre) y le di un beso en su cabecita. Ella sólo me miró.

—Te amo, trataré de llegar lo más pronto posible. Mamá te alimentará en un rato.

Me levanté y acomodé las cosas dentro de mi mochila, dejé la puerta abierta y me despedí de mamá. Papá había entrado temprano al trabajo así que sólo logré verlo dos minutos antes. Salí de casa corriendo, sabía que el autobús pasaría en cualquier momento por lo tanto apresuré mi paso, en cuanto lo divisé a lo lejos hice una señal para que se detuviese y con éxito logré pagar mi asiento. Me encontraba un poco aturdido, amo a los animales, los perritos son las creaturas más hermosas del mundo y leales. Eran mi debilidad pero nunca me habían dejado tener una mascota porque les tenía alergia cuando era más pequeño.

Caminé hasta entrar a la institución, mi postura era más recta, más segura. Debía seguir con mis cambios fuera de casa, ser una mejor persona.

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Los días pasaron, Lois comenzó a comer un poco más, el ánimo iba subiendo y los cuidados eran muchos, nada importaba más que ella. Incluso Ray había llegado a mi casa bastantes veces para verla y sí, se encariñó de inmediato. Era imposible no hacerlo, era un amor con todos. Lindsey llegó a las cinco de la tarde, a esa hora estaba limpiando algunas de las heridas que aún tenía y ella alcanzó a lamer mi mano.