Ya no es Ieroween pero aquí les dejo su regalo, espero que les guste. Les amo 💚
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Frank:
El tiempo pasó y con Gee a mi lado realmente no lo había visto de esa forma. Los meses avanzaron y sí, Mikey se mudó para ir a estudiar la universidad en Ohio. Gerard entristeció a la semana de no verlo y me volví su reconforte junto con Lynz y Pete. No podía ponerme en sus zapatos, no podía comprenderlo, pero trataba de hacerlo y trataba de darle todo el amor posible para que sobrellevara esa despedida.
Después de eso conseguimos empleo de medio turno juntos en una cafetería, la dueña era amiga de mi madre y eso nos ayudó porque efectivamente, me había mudado con él y los gastos habían aumentado. Nunca habría imaginado lo difícil que era independizarse, pero no me arrepentía.
Con ayuda del pelirrojo creamos una tabla y pusimos horario de todo para que no hubiesen inconvenientes, sólo así podíamos organizarnos con la universidad, el trabajo, las tareas y el taller de fotografía al que decidió inscribirse junto a Pete. No sabía que a Pete le gustaba ese arte, o el arte en sí, pero llegó un día emocionado buscando a Gee para mostrarle una "sesión" que le había hecho a Patrick por su aniversario.
Mi cumpleaños llegó y mis amigos armaron una fiesta sorpresa, sólo entre nosotros y con mis padres presentes por corto tiempo. Me gustó que fuese íntimo, eso hacía sentirme en armonía y feliz, algo parecido a lo que sentía cuando despertaba antes que Gerard porque podía ver lo hermoso que se miraba con el cabello revuelto ahora de color negro y con la sábana hasta el pecho. La luz no le llegaba en la cara porque yo me encargaba de dejar las cortinas sueltas, algunas pecas se asomaban por sus hombros y su respiración era tan tranquila como el movimiento de las hojas en otoño.
Un día, al salir de trabajar nos encaminamos hacia el departamento a pie, la ventaja era que no estaba tan lejos del lugar y eso nos daba tiempo para hablar con tranquilidad sobre lo que nos pasó en la universidad, porque en la cafetería no se nos permitía charlar demasiado. Incluso nos regañaron en una ocasión porque le había robado un beso a mi chico y Leslie dijo que lo guardáramos para el descanso.
Gerard le sacó la lengua.
Cuando llegamos me tiré en el sofá mediano (y el único que teníamos) agotado por la jornada de hoy, había llegado mucha gente y la verdad no éramos muchos meseros porque algunos habían faltado. El pelinegro fue a cambiarse y yo sólo me quité la playera, la idea de tatuarme reapareció en mi mente como otra anécdota y decidí que volvería hacerlo en otro momento. Quizás en un mes porque tendría que juntar algo de dinero dependiendo lo que me quería hacer.
Dejé las gafas a un lado de mis piernas y recosté mi cabeza en el respaldo.
—Frankie, ¿Quieres jugar?
De repente sentí un peso en mis muslos y unas manos sujetando delicadamente mis hombros. Los labios ajenos viajaron hasta mis clavículas y mis manos se posaron en su cintura. Gerard había dicho que quería dormir un rato, pero al parecer era una mentira porque estaba más que despierto.
—Creí que estabas cansado.
—Para esto no —dijo rozando su cara con la mía.
—¿Entonces quieres?
—Sólo si tu quieres.
Reí.
Antes de mudarme creí que pasar más tiempo con Gerard ocasionaría nuevos problemas, porque cada uno estaba acostumbrado a un estilo de vida distinto y a veces suceden cosas que uno no esperaba del otro. Incluso tenía miedo de arruinar todo en la primer semana porque era mucho compromiso de por medio, pero poco a poco ese sentimiento y la culpa de pensar eso se fue desvaneciendo en el aire. Nuestra relación en cambio, había mejorado como si eso fuera posible, parecía que vivir juntos era lo que nos faltaba.
Sus besos llegaron hacia mi mentón y su lengua recorrió mi mejilla derecha de forma rápida, sonrió. Su suave y cálido aliento comenzaba a ponerme acalorado, con mi ayuda se quitó la camiseta y fue poco para que nuestros labios se juntaran nuevamente. Adoraba cuando se alejaba un poco, sólo un poco para morder mi labio inferior, después profundizamos el acto y su pantalón quedó en algún lugar del suelo. Gerard movió sus caderas de adelante hacia atrás, repetidas veces y luego en círculos hasta que logré dejarle una marca en su cuello con mi boca. Abrió los ojos lentamente y se levantó, me acomodé mejor en mi lugar y al mirar su siguiente movimiento adiviné lo que seguía.
Se puso de rodillas y llevó sus manos hacia mi pantalón, desabrochó mi cinturón, después el botón y bajó mis pantalones hasta mis tobillos. Su lengua de inmediato se colocó en mí y empezó a lamer solo como el sabía que me enloquecía. Gemidos salieron de mi boca, evité el mayor tiempo posible el tomar su cabello para jalarlo cuando su boca me rodeó por completo.
Sabía que también necesitaba que lo ayudase, justamente cuando le iba a decir que quería tocarlo se levantó y sin preparación previa comenzó a sentarse en mi miembro, sus paredes me aprisionaron algunos segundos y él soltó un gemido bastante alto, tanto que hizo la cabeza hacia atrás y posiblemente se escuchó hasta en los pasillos. Mis dedos apretaron sus caderas y cuando me dio la señal me moví un poco, los jadeos eran inevitables pero todavía no lograba acomodarme bien, tampoco Gee. Quité el cabello de su cara para admirarlo mejor y después de un beso húmedo le dije:
—Salta bebé.
Sonrió de la forma más sexual que pudo y sus uñas se clavaron en uno de mis hombros.
—A-ah, daddy...
Este hombre me volvía loco.
Las embestidas aumentaron a medida que gemía más fuerte, de un momento a otro se agarró a sí mismo y bombeó hasta que el tan conocido líquido blanco manchó nuestros cuerpos. Yo todavía estaba por llegar, me faltaba poco, pero lo que fue nuestro clímax fue unir nuevamente nuestros labios, sólo así caímos rendidos en el respaldo del sofá.
Gerard aún no salía de mí, colocó su cabeza en el espacio de mi hombro y respiró pesadamente. Estábamos cansados.
—Te amo —susurré en su oído.
—Yo también, cielo —dijo levantando la mirada y pasando sus manos detrás de mi cabeza. Llevó sus dedos por mi cabello y comenzó a acariciarlo. —Temo decirte que rompí tus gafas.
Miré hacia el suelo, y efectivamente, ahí se encontraban partidas a la mitad.
—No te preocupes, ya era tiempo de cambiarlas. Quizá podría volver a los de contacto.
—Mientras puedas ver bien, amor.
Me relamí los labios y lo abracé para apretarlo más contra mí.
—¿Sabes? Me aprendí de memoria tu rostro.
—¿En serio?
Sus mejillas habían estado rojas antes, pero ahora se habían puesto de nuevo por lo que dije. Reí enternecido.
—Por supuesto.
—Ay Frankie —volvió a chocar nuestros labios y antes de profundizar se separó. —¿Otra ronda?
Asentí.
Quizás nunca estábamos del todo cansados.

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Frankie |Frerard|
FanfictionGerard Way es popular y un imbécil con las personas de su escuela, un día fija su atención en un chico un tanto "especial". Su misión será pervertir a Frank para su beneficio, pero no todas las cosas saldrán como esperaba.