17.- Gift tattoo

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¡Hola!

Aquí la preguntita, ¿Hay algo que detesten en el mundo y han tratado de trabajar con eso?

Por ejemplo, yo soy muy tímida y he tratado de dejar de serlo para librarme de esa "ansiedad" del ¿Y si hubiera hecho aquello?

Les leo 💕

******

Ya sé que apestaba.

Cuando entré a casa recibí un sermón por parte de mi madre y mi papá alzó los pulgares mientras ella no veía, ¿saben lo difícil que era aguantar una risa? Me había dicho que lo que le había molestado era que no le avisé que me iba a quedar a dormir y ella se preocupó mucho porque pensó que me ocurrió algo. Le dije que lo sentía, que no volvería a pasar. Sólo así me dejó ir repitiendo que no quería que volviese a suceder. 

Subí a mi habitación de dos en dos, después me metí para darme una deliciosa y larga ducha. Sabía que no es bueno desperdiciar tanta agua, el mundo está sumamente mal como para hacer eso, pero en serio lo necesitaba y sólo por esta vez me permití tal lujo. Luego pensé un gran rato, a mis dieciocho años estaba sintiendo lo que nunca imaginé que me sucedería porque eso sólo le pasaban a las personas cool. O en general a todos menos a mí.

¿Qué se supone que pasaría después?

Sacudí la cabeza y me tiré en la cama, no debía hacer esto, no debía sobrepensar las cosas porque terminaría fatal, así que cerré los ojos y puse los brazos atrás de mi. Debía dormir un tiempo indeterminado, dejarme llevar.

•|•|•|•|•

Cuando desperté tenía hambre, estaba desorientado y no sabía ni quién era. No tenía idea de cuánto había dormido ni la hora en la que me encontraba. Sólo me levanté y caminé lentamente hacia la cocina, no vi a nadie en mi camino y deduje que estaba solo, pero papá estaba entrando desde la puerta trasera.

—¿A comer?

—Sí, ¿y mamá?

—Salió a ver a tu tía, ya sabes que está embarazada entonces le pidió que le hiciera un favor. 

—Uh, está bien.

Papá se lavó las manos y me señaló el microondas, entendí que ahí estaba mi comida así que saqué el plato y lo llevé hacia la mesa. No me molesté en calentarlo. Saqué un poco de refresco de toronja en un vaso y me senté a devorar hasta el plato entero. Alguien decidió hacerme compañía con otro plato lleno de comida, entonces se sentó enfrente de mí. Sonreí ocultando los trozos de vegetales en mis mejillas, proseguí.

—¿Cuánto bebiste anoche?

—Un vaso, pero casi me vomito en los pies -dije negando mientras metía otro vegetal en mi boca. 

Cheech rió.

—Supongo que eso no es lo tuyo.

—Para nada.

Levanté el vaso y dejé que el líquido se llevará los restos de comida por la garganta. Me sentía tranquilo, cómodo, y papá siempre acostumbraba charlar en estos casos. Sabía como llenar los momentos.

—¿Y de lo otro ni hablar?

—Sólo diré que... se siente bien —respondí segundos después con las mejillas rojas.

Frankie  |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora