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Ya nos estábamos preparando para irnos a Busan. Mientras yo terminaba de arreglar mis cosas Yuhe me ayudaba a que no se me olvidara nada.

Mi hermano estaba abajo junto con Hoseok, me parece que esperaban a que Jin sacara el auto. No sé dónde está Jimin, no lo he visto desde que salió del baño hace como una hora con cara de pocos amigos. Es que ni siquiera me volteó a ver.

Ya estaba todo listo así que decidimos bajar y esperar abajo junto con TaeHyung, sí, el rubio se nos había sumado. Es un chico simpático, me cayó bien.

— ¿Falta mucho? — le pregunté al estar a su lado. Tenía la vista fija en Hoseok y JungKook así que pensé que estaba al tanto de todo.

— Hola In — se levantó del sofá de un salto y quedó frente a mi con una amplia sonrisa — La verdad no sé, SeokJin no está en casa, los chicos están allí parados esperándolo hace más de veinte minutos.

Explicó con calma mientras hacía gestos con sus manos.

— ¿Dónde se habrá metido? — junté mis cejas.

— No sé si interesa pero... — habló Yuhe. Los dos la miramos con los ojos muy abiertos para que siguiera — Cuando llegué lo vi salir con Jimin, parecían apurados.

— ¿Y hasta ahora nos lo dices? — negué con la cabeza.

Me dirigí hacia afuera para avisarle a mi hermano que tal vez, solo tal vez, SeokJin nos había dejado tirados por irse con Jimin a no sé donde.

— JungKook ya entra, Jin y Jimin salieron juntos. Creo que tendremos que irnos en transporte público.

— ¿¡Qué!? — puso cara de asco — Eso sí que no. Llamaré a Jimin, quizás él si tenga el celular.

Sacó su celular del bolsillo y marcó los números rápidamente. No sé si estaba dando timbres pero no se lo despegó del oído. Desvíe mi mirada y me dispuse a observar a Hoseok quien se encontraba sentado en la acera con las piernas estiradas hacia la calle y las manos hacia atrás.

— Si quieres ya te acuestas — me crucé de brazos — Le diré al vecinito del lado que te pase encima con su triciclo.

— No serías capaz, nunca pondrías en peligro mi hermoso rostro — me giñó un ojo.

— Claro que no, si le iba a decir que pasara por encima de tus huevos. — alcé mis cejas.

— Listo, estarán aquí pronto, dicen que están llegando — JungKook habló y luego se dirigió hacia la casa.

— Sé que todavía te gusto — Hoseok estaba a pocos centímetros de mi. Ahora yo estaba de espaldas y el me susurraba en el oído — Pero no sé por qué te haces la dura, creo que en este viaje podríamos pasarla genial.

— ¡Ya vámonos! ¡Estoy loco por llegar! — mi hermano salió de la casa con su maleta y con la mía.

El auto de Jin se podía ver, ya había llegado.

(...)

El viaje había sido más rápido de lo normal, acostumbraba venir aquí con mis padres y mi hermano y el camino se me hacía sumamente largo pero hoy no.

Habíamos llegado hace unas horas ya, los chicos no mas llegar dejaron sus cosas en la casa y se fueron a dar una vuelta por la playa y a comprar bebidas. Yuhe se había ido con ellos y me había dejado sola. Yo no había ido porque quería dejar mis cosas organizadas, no soporto el reguero.

Desde mi cuarto o bueno el mío y el de mi amiga escuché la puerta abrí y luego cerrarse. No le presté atención porque de seguro eran los chicos. Continúe dejando todo en su lugar y fue cuando sentí unas manos sobre mi.

— ¿Qué haces pequeña? — susurró en mi oído. Yo me despegue de el y quedamos frente a frente.

— ¿Qué haces aquí? ¿No estabas con los chicos? — entrecerré mis ojos.

— Estaba sí, pero me aburrí y me acordé que aquí había algo mejor y más divertido que hacer — mordió su labio inferir mirándome con lujuria.

Mis mejillas se calentaron por la vergüenza que me dada verlo así, mirándome con esos ojos y con su mano cerca de su miembro.

— ¿Qué crees? — se acercó y besó mi cuello. — ¿Quieres divertirte conmigo?

Sus manos se enrollaron en mi cintura, sus besos comenzaron desde mi cuello y luego llegaron a mis labios. Un beso salvaje en donde nuestras lenguas saboreaban cada rincón, mordió mi labio inferior y luego me cargó y pegó contra la pared.

Como acto reflejo subí mis piernas y las enrosque en su cintura sintiendo su erección que chocaba contra mi feminidad dándome una sensación de placer. Solté un suspiro al sentirlo.

Comenzó a caminar hacia la cama y me dejó sobre esta posicionadose sobre mi, con sus manos comenzó a subir mi blusa mientras dejaba besos por todo mi abdomen, al llegar a mi hombro dejó un cálido beso que erizó todo mi cuerpo, llegó hasta mis senos y con la punta de sus dedos comenzó a tocarlos y masajearlos. Esto me hacia sentir muy bien, el placer que me causaba Jimin solo con tocarme me estaba volviendo loca. Un gemido salió de mi boca.

Comencé a quitarle su camisa y me encontré con su abdomen, mis manos quedaron en este, mientras el quitaba el botón de mi short, ya sin el bajó su mano hasta mi feminidad y comenzó a pasar sus dedo por mi clítoris.

Otro gemido salió de mis labios.

Quité de una vez por todas su pantalón y pude ver su erección crecer debajo de su bóxer, bajé mi mano hasta allí, la metí dentro y comencé a moverla en círculos. El gemía en mis labios mientras y yo seguía tocándolo.

Continuó quitándome la ropa hasta que quedé solo en mi braga, la quitó y abrió mis piernas, me miró a los ojos con una sonrisa, mordió su labio y luego de colocarse el condón entró dentro de mi, rápido y con fuerza. Solté un grito en eso momento el cual ahogué con mi mano.

— Hazlo Jimin, muévete — susurré.

— ¿Lo quieres? ¿Quieres que me mueva dentro de ti? — dijo con voz sensual — Pídelo de nuevo — estaba jugando conmigo.

— Hazlo... — me aferré a las sábanas, ya no podía más. Quería que lo hiciera.

Y lo hizo, comenzó a dar fuertes embestidas. Yo me aferre a su espalda y clavé mis uñas en ella. Mis manos se movían por toda su espalda. Él salía y entraba dentro de mi.

— Eres deliciosa. — gimió en mi oído.

Volvió a mis labios sin dejar de moverse, los succionaba, mordía y besaba salvajemente. Sentí mis paredes contraerse y su miembro palpitar dentro, y como se corría.

Se recostó sobre mi pero sin dejar todo su peso caer. Solo se quedó ahí mientras recuperaba fuerzas y yo acariciaba su espalda que subía y bajaba por su respiración.

Sick Boy; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora