Sick Boy; pjm

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— ¿Me vas a contar bien lo que pasó? — preguntó y suspiré — Está bien, si no quieres hablar de ello no te preocupes — acarició mi cabello — Te entiendo.

— Jimin...

— Dime.

— ¿Cómo era tu familia? — quise saber — ¿Te llevabas bien con tus padres?

Hubo un silencio que me hizo sentir mal. Tal vez él no quería hablar de ello ni recordarlo y yo estaba haciendo que lo hiciera. Pero es que cada día me siento con más curiosidad, quiero saber más de Jimin. Que me cuente de su vida.

— Ellos eran los mejores padres de todo el mundo — habló — En cambio yo, fui el peor hijo.

Dijo esto con la voz entrecortada y mi corazón se estremeció al escucharlo de esa manera. Levanté mi cabeza que estaba sobre su pecho y lo miré. No estaba llorando, pero se veía que recordar le hacía daño. En sus ojos y su expresión podía notar lo triste y mal que se sentía.

— Lo siento — me disculpé por hablarle de ellos.

— No, no tienes por qué disculparte. Está bien, me gusta que quieras saber de mi.

Me sonrió.

— Es bueno saberlo — murmuré — Al principio no te gustaba que quisiera saber de ti ni hablara de tu vida — frunció el ceño y se hizo el que no sabía de que le hablaba — No te hagas el desentendido Park Jimin, recuerdo muy bien aquel día en Busan, me dejaste muy bien en claro que no me metiera en tu vida.  

— No me acuerdo de eso — dijo descaradamente.

— ¿No te acuerdas? — tomé el cojín del sofá y le pegué con el. Comenzó a reír y yo seguí tratando de pegarle — Eres un descarado Jimin, claro que te acuerdas.

Me posicioné sobre él nuevamente y me tomó por la cintura al calmar su risa. Bajé hasta sus labios y comencé a besarlo, su agarre se hizo más fuerte y metí mi legua dentro de su boca para jugar con la de él. Lo he dicho muchas veces, pero los labios de Jimin son muy deliciosos, tan suaves. Sus manos bajaron hasta mi trasero y lo apretó mirándome con una sonrisilla.

— Dime... — susurré en su oído — ¿Aún no recuerdas ese día? — mordí su oreja y gimió.

Negó con la cabeza. Bien, ya verás Jimin, si no recuerdas, yo tampoco.

— Bueno, entonces me voy a dormir — me levanté de encima de él y comencé a caminar hacía el cuarto.

— ¡JungIn, ven acá! — corrió y me alcanzó al llegar al cuarto.

Me tomó por la cintura y me empujó hasta la cama dando besos en mi cuello.

— Claro que me acuerdo pequeña. Nunca olvidaré ningún día que pasé contigo — me miró a los ojos con una sonrisa.

Mis mejillas se incendiaron al escuchar y ver que me miraba con esa carita. Jimin es tan hermoso, lo amo. Posé mis manos en su cuello y lo atraje hasta mi para unir nuestros labios.

— Estabas fumando ese día, aun recuerdo como sabía darte un beso así, ¿por qué estabas fumando? Quiero probar.

— No — expresó.

— ¿Por qué no?

— Porque no, no permitiré que fumes. Ni siquiera yo fumo, solo lo he probado algunas veces, ese día se lo había robado a SeokJin — río. Creo que al recordar todas las maldades que le ha hecho a Jin.

— Que bueno, me alegra que no fumes.

— Ahora mismo querías probar — alzó sus cejas.

— Solo era curiosidad.

Volvimos a besarnos, las manos de Jimin se colaron dentro de la blusa de mi pijama y las mías estaban en su espalda baja, casi que llegando a sus nalguitas. Me dan ganas de tocárselas, es que se ven tan suavecitas y además, ¿quien lo manda a tenerlas tan grandes? Creo que incluso tiene más que yo.

No lo pensé dos veces, bajé mis manos hasta su trasero y apreté una de sus nalgas con mi mano -extremadamente suave y rica- sentí como dió un saltito y me miró.

— ¿Qué acabas de hacer? — no sabía muy bien como lo había tomado ya que su rostro estaba algo neutro.

— Es que me dieron ganas — reí.

— Mi pequeña es muy curiosa — sonrió pícaro y volvió a mis labios para continuar besándome.

Bueno, no le molestó así que puedo...

— Ya deja de tocarme el culo.

Bueno, al parecer no le agradaba mucho, pero eso no significa que yo no vaya a seguir tocando. Él me toca el mío, ¿por qué yo no el de él?