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¿¡Pero qué mierda le he hecho mal a este mundo!?

¿¡Por qué simplemente Jimin no desaparecía de mi vista de una vez por todas!?

No lo quería ver más, ¿acaso él no había entendido?

Sí, se había ido de mi casa, la misma noche en que discutimos. Pero no habían pasado ni siquiera dos días y él ya había vuelto. Ahora estaba hablando con mi hermano en el portal de mi casa muy animadamente. Debí contarle a JungKook la verdad aquel día, así Jimin no tendría ninguna excusa de aparecer de nuevo frente a mí.

Lo veía sonreír de lado desde mi ventana y solo podía sentir que quería bajar y decirle algunas cosas más.

Vi a mi hermano dirigirse a la casa del frente, dejando a Jimin solo. Lo seguí con la mirada hasta que entró por el gran portón marrón de la casa de SeokJin y cuando volví la mirada a Jimin me llevé una gran impresión, me estaba mirando. No sabía como era que se había dado cuenta de que yo estaba en la ventana, en su rostro había dibujada una extraña sonrisa que me dio escalofríos.

Lo vi dar un paso hacía delante y como entraba a la casa. Me quedé congelada y cuando sentí sus pasos en la escalera me levanté rápido para cerrar la puerta. Llegué a ella en un segundo y la empujé, pero ya era un poco tarde, el pie de Jimin estaba evitando que fuera completamente cerrada.

— Vamos pequeña, no me digas que ahora nuestra relación va a ser así — su voz sonó un tanto maquiavélica y sus palabras me parecieron un tanto extrañas.

— Desaparece Jimin, no quiero ni verte.

— Pero yo a tí sí. Quiero verte arrodillada frente a mi desnuda mientras me la chupas — volvió a empujar la puerta y yo usé mi cuerpo para impedir que entrara.

No era momento de hablar con él. No quería volver a escuchar sus sucias palabras.

— Pudrete Jimin. Nunca más me volverás a tocar — y esa fue la gota que derramó el vaso.

Jimin empujó la puerta aún más fuerte logrando entrar. Yo me alejé de él, llegando hasta la esquina de mi cuarto. Allí me quedé mientras que él me observaba, esta vez su sonrisa había desaparecido. Ahora estaba muy serio.

— ¿Que fue lo que dijiste? — soltó una risita — No, no, no. Creo que estás un poco equivocada, aquí el que decide si te toca o no soy yo — se acercó a mi.

— Un paso más y grito — lo amenacé, pero no funcionó. Siguió caminado hacía mí hasta que llegó y se detuvo a un paso.

— No lo creo, pequeña — alzó su mano y acarició mi mejilla y con la otra me atrajo hacía él, como acto reflejo cerré los ojos y solté un pequeño gemido.

¡No puedo caer! ¡Debo alejarlo!

— Suéltame Park Jimin — se detuvo en sus caricias — Estoy siendo muy clara. No quiero que me vuelvas a tocar.

Se apartó bruscamente de mi. Noté en su rostro que estaba algo impresionado, creo que pensó que yo nunca haría esto. Pero lo hice. Aunque me guste, aunque haya caído enamorada de él, no iba a dejar que me utilizara como basura.

(...)

Las semanas habían pasado. Me era extraño no saber nada de Jimin, ni siquiera mi hermano hablaba de él y eso me estaba dejando desbastada, inquieta y con ganas de llorar. Quería a Jimin lejos, pero solo por un tiempo, para pensar mejor las cosas y después hablar. Pero ahora había desaparecido completamente.

Bajé las escaleras y me encontré con Tae en la sala.

— Hola In — el rubio me saludó con una gran sonrisa, lo que me dejó noqueada ¿La última vez no se había ido de aquí molesto?

— Buenos noches Tae — yo le correspondí también con una sonrisa — Que bueno volver a verte por aquí, ¿qué haces?

— Estoy esperando por tu hermano.

— Ah, ¿y dónde se supone que está? — alcé los cejas y él se alzó de brazos.

— Tu mamá me dejó entrar, dijo que estaba muy retrasada y que subiera a buscar a JungKook. Pero, cuando subí el no estaba así que bajé — explicó haciendo gestos como siempre.

Y me pregunté, ¿acaso es tonto este chico? ¿Cómo se va a poner a esperar a mi hermano que tal vez ni venga a dormir a casa?

— ¿Iban a salir? — volvió a asentir con un puchero — Creo que te has quedado solo — le hice saber. Tae suspiró y al verlo así me dió una idea.

Las vacaciones estaban terminado. Y la verdad no había hecho mucho para divertirme. Bueno, sí lo hice, con Jimin, pero estoy hablando de otro tipo de diversión. Como irme a una buena fiesta sin pensar.

— Tae — me miró — ¿Qué tal si nos vamos de fiesta tu y yo?

(...)

Debo decir que TaeHyung no se lo podía creer. Me había preguntado más de cinco veces si de verdad yo quería salir con él. Y todas le dije que sí, pero solo era como amigos y nada más.

— ¿¡Esta era a la fiesta que iban a venir tu y JungKook!? — le pregunté al estar dentro con la música a todo dar.

— Sí, tal vez esté aquí — respondió y rodeé los ojos. No hay fiesta a la que vaya que no esté JungKook. Por Dios.

Yo y el rubio nos dirigimos a la barra para tomar algo. Él pidió algo fuerte mientras yo me fui por algo más suave.

— ¿Quieres bailar? — tomó mi mano y me atrajo hacía él.

Asentí y los dos fuimos hasta el centro. Comenzamos a bailar algo pegados, Tae miraba de vez en cuando mis labios pero no había hecho nada. En medio de la música sentí vibrar mi celular en el bolsillo de mi pantalón ajustado y lo saqué.

Jimin:
¿Te estás divirtiendo mucho con ese?
Creí que no follabas con críos.

Al leer el mensaje miré hacía todos lados buscándolo. Pero entré tantas personas no podía ver nada.

Jimin:
¿Buscándome, pequeña?

Deja el juego Jimin
¿Acaso me estás acosando?

Tecleé rápidamente mientras me alejaba de las personas. Fui tomada por alguien de la mano y arrastrada hacía fuera.

— ¿En serio crees que estoy jugando?

Jimin.

Sick Boy; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora