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Vaya, realmente las peleas con Park Jimin eran fogases. Reí al solo recordarlo, pensé que me mandaría a la mierda. Pero fue todo lo contrario y como dijo, creo que me estoy volviendo adicta a él, a sus besos, a sus caricias y a la manera en que tenemos sexo.

Sí, porque no creo que sea otra cosa, él mismo lo dijo, solo sexo. Pero, la verdad que ya para mi no solo significaba sexo, me di cuenta de eso cuando lo vi en la fiesta con esa perra. Mi sangre hirvió de tan solo ver sus manos sobre su cuerpo, no quería que la tocara y tampoco que ella lo tocara a él, sentía como si me estuvieran robando algo, algo que es mío.

Bajé las escaleras de mi casa casi que en cámara lenta. Habíamos llegado ayer de Busan y yo aún me sentía cansada, sin ganas de nada.

— Ni yo me lo podía creer que fui el que lo vi todo — la voz de Hoseok hizo que mirara hacía la sala. Dándome cuenta de que estaban todo aquí, Jin, Tae, Hoseok, JungKook y Jimin quien anoche no había venido a dormir.

Desvié mi rumbo y llegué a la sala, fingiendo desinterés en ellos. Tomé el control de la TV y la encendí. Todos en el momento en que me vieron hicieron silencio.

— ¿Acaso no vez que la sala está ocupada? — JungKook sonó molesto lo que me importó una mierda — Estamos conversando, ¿no puedes ver la televisión a otra hora?

Negué rotundamente con la cabeza. Bajando el volumen para que así pudieran seguir su conversación, pero mi intención no era esa, sino poder escuchar. Miré a Jimin quien no despegaba los ojos de mi y en su rostro había dibujada una sonrisa, su mano se encontraba en su pantalón, justo sobre su miembro. Su mirada era algo lujuriosa así que me miré y me dí cuenta de que era lo que pasaba.

No me había cambiado de ropa, así que llevaba aún mi pijama que era muy corto y dejaba al descubierto parte de mis muslos y nalgas, pero eso era solo cuando me sentaba. Reí mirándolo y él me giñó un ojo. Pretendí estar incómoda así que subí mis piernas al sillón y dejé mi mano cerca de mi feminidad, solo para provocarlo. Lo volví a mirar y ví como movió su mano sobre su pantalón con disimulo y mordió su labio inferir.

— Entonces viste a Tae en plena acción — canturreó Jin mientras reía con Hoseok a carcajadas.

— Sí — expresó — Nunca pensé verlo de esa manera, hasta creí que era virgen — volvió a reír, esta vez acompañado de todos.

Miré al rubio y se encontraba cohibido, al parecer no le daba mucha gracia que estuvieran hablando así de sus cosas íntimas.

— Y en nuestro cuarto, menos mal que ese día llegué tarde, porque si no no hubiera aprovechado nada — me quedé pensando y me dí cuenta de que día era. Fui la última noche que pasamos en la casa de la playa, así que esos eran los ruidos que estaba escuchando — Pensé que la cabeza me estallaría esa noche, regresé demasiado borracho, pero aun así me acuerdo de todo. Incluso de In, la vi cuando estaba saliendo — maldito — Por cierto, ¿a dónde ibas a esa hora de la madrugada? — estoy muerta.

Todas las miradas se posaron sobre mi, menos la de Jimin que estaba situada en algún punto del suelo. Sus labios formaron una línea ondulada.

¡Se está riendo de mi situación!

— ¿A donde ibas? — ahora quién preguntó fue JungKook, con aires de hermano mayor y una seriedad impresionante.

— Adonde me diera la gana — respondí tranquila, pero al contrario de ello, me estaba temblado todo — A ustedes no les interesa, pero aún así les diré — aclaré mi garganta y miré a Jimin quien había dejado de mirar el suelo para ahora mirarme a los ojos con la misma sonrisita cínica — Escuché unos ruidos muy extraños así que salí a ver que era. Al final no encontré nada y volví a dentro.

— ¿Es en serio? — JungKook soltó una risita — Debes de haber estado sonámbula o demasiado borracha como para salir al sentir un ruido con lo miedosa que eres.

— Para que veas — alcé mis cejas — Y ya me voy, que con sus idioteces no me dejan ver la televisión.

Volví hacía arriba, me di una ducha y me senté en el borde de mi cama, tomé mi celular y comencé a revisarlo. Entré a la galería y encontré las fotos del viaje, en una salía Jimin junto a mí, la corté para que saliéramos solo los dos. No puedo hacer esto, no puedo enamorarme de Jimin, él no me conviene, él nunca se enamorará de mi.

Sentí que tocaron mi puerta y apagué el celular escondiéndolo en algún lugar en donde no se viera, no quería que vieran la foto y mucho menos si el que tocó fue Jimin.

— Entra — dije y como si lo hubiera adivinado era él. Entró con una sonrisa y cerró la puerta con seguro — ¿Que haces? ¿No están los chicos allá abajo?

Se acercó a mi y me dió un corto beso.

— Lo están, pero ya me aburrí de su conversación — ladeó su cabeza hacia un lado — Vine porque quizás aquí me divierta.

Volvió a acercarse, pero esta vez no me besó, sino que pegó su frente con la mía, como había hecho aquél día detrás de la casa. Sentía sobre mi rostro su respiración y dirigí mis ojos a los suyos, los cuales estaban cerrados. Jimin era hermoso, simplemente perfecto, me encantaba cada facción de su rostro y sus carnosos y rosados labios.

Se separó de mi y volvió a mirarme, se quitó los zapatos y se recostó sobre mi cama. Yo me acosté a su lado sin entender que era lo que quería ni qué le pasaba. Al instante se giró sobre mi y me abrazó, dejando su mano en mi entrepierna y comenzando a dar lentos y suaves masajes.

— Aquí no.

— No voy a hacer nada, solo quiero quedarme así.

Sick Boy; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora