Sick Boy; pjm

14

Jimin se había quedado dormido hace unos minutos. Su cabeza descansaba en mis muslos mientras yo acaricia su suave y sedoso cabello castaño.

Era tan hermoso, me gustaba cada parte de su definido rostro. Mi corazón palpitaba tranquilo pero en el fondo sentía como se aceleraba cada vez que Jimin se removía un poco y hacía un tierno puchero con su labios.

— ¡In! — sentí la voz de Tae y como dió un toque en mi puerta. Miré a Jimin que se había despertado ¿Ahora que haríamos? — Vamos JungIn se que estás ahí, por favor no me evites más.

¿Evitarlo? ¿Cuando lo he evitado yo? Me pregunté a mi misma. Y cuando me di cuenta Jimin me estaba mirando con el ceño fruncido, ¿que estaba pensando ahora?

— ¿Por qué lo evitas? — quiso saber y me puse nerviosa. No quería que se enterara de que me besé con Tae, el mejor amigo de mi hermano. Bueno, la verdad él me besó — Vamos, dime —alzó la voz y yo puse mis manos en su boca.

— Habla bajo — susurré viéndolo a los ojos — ¿Acaso quieres que nos pillen?

— Está bien, me iré, pero hablaremos después. Tenemos que hablar sobre lo que pasó — volvió a hablar el rubio y sentí unos pasos hasta que al fin se había ido.

Solté a Jimin y este se me quedó observando con curiosidad. Yo evité su mirada, me levanté de mi cama y me senté en el pequeño sofá que había.

— ¿Me vas a decir o simplemente lo tengo que averiguar con mis propios métodos? — su voz salió fuerte, como si estuviera molesto y eso me inquietó.

— ¿Qué es lo que según tú tengo que decirte? — alcé mis cejas — Me parece recordar muy bien que nuestra relación no es de este tipo, yo no te pregunto a ti con quién estás o no — me crucé de brazos.

— Está bien, tienes razón — sentí una risita sarcástica de su parte — No te preocupes, de todas maneras yo sabré que pasó entre tú y él — se levantó, me dió un corto beso en los labios y salió por la puerta sin siquiera cerciorarse de que no había nadie.

Respiré aliviada al verlo salir. Aveces Park Jimin da miedo, no lo entiendo, primero me dice que no le importa lo que yo haga y ahora quiere saberlo todo de mi.

(...)

Bajé las escaleras para cenar, pensando que ya no quedaría rastro de ninguno de los amigos de JungKook, pero me equivoqué, aun quedaba uno. TaeHyung estaba sentado en el sofá jugando con su celular, el cual al verme guardó.

— ¿Ya podemos hablar? — se plantó frente a mi con autoridad, yo lo miré molesta y asentí con mi cabeza.

— Que sea rápido, tengo hambre y tampoco he visto a mi mamá hoy así qué...

— Tu madre no a llegado, llamó diciendo que no la esperaran. JungKook fue a comprar la cena así que estamos solos tú y yo — enfatizó en las últimas palabras y pensé que estaba perdida. Ahora no tendría escusa ninguna.

— Bien, entonces habla — me senté.

— Primero que todo disculpame, no debí besarte de esa manera — comenzó a hablar y yo asentí a su disculpa. A cualquiera le pasa así que bueno, no tengo que guardarle rencor por un beso — Y lo segundo es que creo que debes pensar que lo que te dije era mentira.

— ¿De qué hablas? — pregunté son entender de lo que hablaba.

— De que me gustas. Por favor no pienses que fue una mentira mía.

— Yo no he pensado nada, ¿por qué pensaría que en realidad no te gusto?

— Porque Hoseok dijo que me acosté ese día con otra chica. Tu lo escuchaste así que pensé que tu entenderías que mi amor no es real — no reí porque me aguanté. La verdad este chico me da mucha gracia, ni siquiera le había prestado tanta atención a ese detalle.

— Mira Tae, tu vida íntima no me interesa, por favor ya basta con todo esto, ¿está bien?

— No, no está bien para mi. Porque tu me gustas, ¿acaso no puedes entender eso? — me miró a los ojos y no pude evitar sentirme mal esta vez. Parecía que estaba sufriendo ¿Pero que puedo hacer?

— Lo siento Tae yo... — quise poner mi mano en su hombro pero no pude. Se dió la vuelta y salió por la puerta.

— ¿Que le pasó a Tae? — la voz de Kook me hizo despertar de mis pensamientos — ¿Que le dijiste para que saliera así de esa manera? — me miró con el ceño levemente fruncido.

— ¿Ahora es mi culpa que el esté molesto? Ja — solté una risita sarcástica — ¡Tus amigos están todos locos, todos!