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La cabeza me daba vueltas, tenía náuseas y me sentía terriblemente mareada.

Abrí los ojos y miré el techo por unos segundos, estaba tratando de que se me quitara el mareo.

Al fin me sentí mejor y me levanté quedando sentada sobre la cama.

No puede ser.

Quedé alarmada al ver el lugar, no era mi cuarto, no era mi casa ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado?

Quité la sábana que me cubría y quedé perpleja, estaba desnuda, completamente desnuda, mi vestido estaba en el suelo junto con algunas prendas más y estas no eran mías.

Me levanté y me puse mi ropa, no podía creer lo que estaba pasando, ni siquiera me acordaba de lo que había hecho la noche anterior. No pude haberme acostado con un desconocido, ¿verdad?

La puerta se abrió y apareció un chico. Me quedé en mi lugar sin mover siquiera un dedo, venía solo con su bóxer puesto, su pecho descubierto lucía realmente sexy.
Me acuerdo de él, es el chico que estaba anoche en la fiesta.

¿Yo me acosté con él?

— ¿Qué haces? No me digas que ya te vas — habló tranquilo y sereno.

— ¿Quién eres tú? — mi voz tembló.

— ¿Ya no te acuerdas de mi nombre pequeña? — se acercó y acarició mi mejilla — Anoche lo gritaste mucho.

— ¿Qué hicimos?

Rió, no con una risa normal, sino con una risa maquiavélica, de burla.

— ¿Qué hicimos? — alzó una ceja — Muchas cosas.

— Tú me trajiste aquí a la fuerza, yo nunca haría nada de eso — comencé a recordar algunas cosas. Como a Hoseok, lo que pasó y que este chico frente a mi me dió una bebida, eso es, le echó algo — Tú me drogaste, ¿verdad?

Me miró de reojo, esta vez se encontraba cerca de la puerta.

— ¿Drogarte? — bufó — Por favor, llegaste aquí por tus propios pies, sí estabas borracha pero, yo no te drogué.

— Mierda — maldije.

Me senté sobre la cama y pasé mis manos repetidas veces por mi rostro. Esto no pudo haber pasado. No es que fuera mi primera vez, esa fue en otra ocasión y con otro imbécil, pero aún así me sentía mal, ni siquiera conozco el nombre de este chico y dormí con él y lo peor tampoco recuerdo nada.

— Ya cálmate, ¿sí? No hicimos nada del otro mundo. Vamos, que te comportas como si el sexo fuera algo malo.

Lo miré con el ceño fruncido.

— Eres un idiota — dije y me levanté de la cama para irme de allí.

Comenzó a ponerse su ropa y yo lo observé con los ojos muy abiertos. Está buenísimo.

— ¿Cómo te llamas? — me atreví a preguntar.

— Ya lo sabes pequeña — sigue con lo de pequeña, ya me tiene harta. Si soy más baja que él, pero no es para tanto — Solo debes recordarlo. Pero dime, ¿quién era ese chico al que empujaste? ¿Era tu novio?

— No, él solo es alguien a quién quise mucho.

(...)

Volví a mi casa después de pensar bien que le diría a mi madre. Llamé a Yuhe y le dije que necesitaba su ayuda, le pedí que le dijera a mi madre que dormí en su casa y que todo estaba bien. Ella hizo preguntas pero pude salir de ella diciéndole una mentira.

— Tengo hambre.

— JungKook vete a preparar algo, no soy tu madre para que me vegas a decir eso a mi — continúe  ordenando mis cosas.

— No eres mi madre pero eres mi hermana y mamá salió — se cruzó de brazos junto a la puerta — Así que mueve el culo y prepárame algo.

Estas cosas me pasan por ser la mayor. Joder, ¿no podía haber sido yo la menor?

Bajé y le preparé el desayuno a JungKook, ya iba de vuelta a mi habitación cuando entró por la puerta de la cocina.

— Hoy van a venir unos amigos, espero que no le digas a mamá — pidió no muy amablemente.

— ¿Qué tipo de amigos son esos JungKook? Porque algo debes de traerte entre manos cuando no quieres que mamá sepa. Ladra, dime que es — hice un ademán.

— A ti no te importa JungIn.

— ¿A sí? — alcé mis cejas — Bueno, creo que mamá se enterará de todo lo que hagas hoy, con lujo de detalles.

— Solo son amigos del colegio, ¿ok? Solo conoces a Hoseok de ellos — explicó.

— ¿¡Qué!? ¿Vas a meter a ese imbécil aquí dentro? — me molesté.

— ¿Imbécil? Pero si hasta ayer te morías por él y escribías su nombre en todos lados. Hasta se te caía la baba cuando pasaba — no era tan así, ¿o sí?

— Pues ya no, y te lo digo JungKook, si ellos van a venir que no suban. Mantenlos a raya — no me metería en problemas.

Terminé de hablar con él y subí a mi cuarto. Todavía sentía el estómago revuelto.

¿Cuánto bebí anoche?

(...)

Estaba besando constantemente mis labios sin parar, los mordía, saboreaba y succionaba. Sus manos recorrían todo mi cuerpo desnudo mientras yo me aferraba a las sábanas.

Este chico en verdad es caliente, un gemido salió de mi boca y escuché como rió.

Volteé y quedé sobre él, lo miré y fue fascinante la expresión que tenía, él quería que lo hiciera, lo estaba deseando. Bajé mi cabeza y  comencé a repartir besos por todo su abdomen mientras que él enredaba su mano en mi cabello haciendo que fuera más abajo.

Llegué hasta su miembro y lo tomé con mis manos comenzando a masajearlo de arriba a abajo, el gemía cada vez más curvando su espalda por el placer que le provocaba.

Me tomó de la cintura y volvió a ponerme debajo de él con una mirada sexy.

Bajó su mano hasta mi feminidad y comenzó a jugar con sus dedos en ella. Esto me volvía loca, no podía más, lo quería dentro y ahora.

Desperté exaltada y sudorosa. Había tenido un sueño, bueno no un sueño, comenzaba a recordar lo que había pasado la noche anterior y eso me estaba volviendo loca. Solo pensaba en ese chico y en lo que habíamos hecho.

Miré la hora en mi reloj, llevaba dos horas dormida. Sentí música abajo y supuse que los amigos de JungKook habían llegado.

Me levanté y me dirigí hacia abajo, quería ver quienes eran los demás que yo no conocía.

Me detuve dos escalones antes de que terminara la escalera y me agaché para poder observar. Podía ver a Hoseok con su risa ensanchada y escuchar el sonido que provocaba esta. Parece una maldita hiena. Pero increíblemente eso hacía que mis días fueran felices, solo con verlo yo era feliz. Era... era, trato de convencerme de que mis sentimientos por ese, ese chico ahí sentado estaban resueltos.

Solo puedo ver a Hoseok, maldita sea. Oh, ya puedo ver uno más, otro con risa de hiena retrasada, es SeokJin, ¿no me había dicho que no conocía a nadie más? Es nuestro vecino, ¿cómo no lo voy a conocer? A su lado hay alguien pero no logro ver nada.

— ¿Por qué no nos acompañas pequeña? — esa voz.

Sick Boy; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora