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Fui seguida por Jimin todo el tiempo. Me preguntaba cuanto había bebido para parecer tan, no sé, ya ni siquiera sabía como clasificar su comportamiento de esta noche.

Primero, estaba molesto porque fui a mi casa, segundo, se puso a gritarme cosas en media calle que ya habían pasado, ni siquiera yo me acordaba de ellas. Y tercero, ahora me seguía en silencio por toda la calle.

¿Se sentirá mal? ¿Estará arrepentido de todo lo que me dijo y está pensando en cómo pedirme perdón?

Después de caminar un largo rato logré ver la entrada de la casa de Jimin. Suspiré aliviada y continué caminando hacia la entrada, me detuve a esperarlo, aún le faltaban más o menos diez pasos largos para llegar hasta la puerta, al fin lo hizo y sacó del bolsillo de su chaqueta la llave de la puerta, la miró con los ojos entrecerrados y luego la metió con un poco de trabajo. Entré detrás de él y casi caigo al suelo cuando se giró hacia mi con agilidad.

— ¿Qué haces? Déjame pasar — le dije seca y molesta. Él subió su mano hasta mi mejilla y la acarició suavemente.

— Yo te quiero, pequeña — soltó y no pude evitar soltar una sonora risa sarcástica.

¿De verdad me estaba diciendo eso a escasos minutos de haber dicho que no le importaba? La verdad Jimin no tenía precio. Sus cosas ya me estaban molestando y doliendo demasiado, lo de hace rato en verdad me dolió mucho. Cuando lo escuché gritar que no le importaba hubo algo en mi que se rompió, yo lo quiero mucho, pero estas cosas definitivamente no las aguantaré siempre. Hoy, lo perdono simplemente por el hecho de que está algo borracho, solo por eso.

— Muévete, quiero dormir — lo empujé con algo de fuerza hacia atrás y lo vi aguantarse del sofá.

Me dirigí hacia el cuarto y comencé a cambiarme de ropa. Otra vez me siguió. Me cambié sin problema y antes de meterme a la cama le dije que se largara, que no quería verlo por lo menos hasta mañana cuando estuviera completamente cuerdo.

Pensé que se había ido por el silencio que había pero no, sentí su mano en mi hombro y quedé debajo de él cuando me giró y se puso encima. Me quejé y traté de quitarlo pero era imposible. Jimin tenía demasiada fuerza.

— Te dije que me dejaras — peleamos un poco hasta que me dejó fuera de batalla cuando llevó mis manos hacia atrás y las retuvo ahí, lo miré y de nuevo sentí escalofríos, me estaba mirando con cara de maniático.

— Eres mía y no voy a dejar que nadie te aleje de mi. Y mucho menos ese crío de mierda, te queda prohibido hablar con él de nuevo o con Hoseok, ¿me entiendes? — prosiguió — Y nunca jamás vuelvas a dejarme en ridículo ante ellos.

No lo podía creer, ¿en serio me estaba amenazando? De verdad se había atrevido a prohibirme algo.

— Suéltame — pedí nuevamente pero al parecer a él le importaba una mierda lo que yo quisiera — ¡Te dije que me soltaras!

Se acercó a mis labios y pegó los de él contra ellos con rapidez y rudeza. Sentí su lengua por toda mi boca y como mordía mi labio inferior con deseo. Soltó mis manos y dirigió las suyas a mi cintura para luego bajar mi short en un dos por tres. Volví a tratar de alejarlo y quitármelo de encima, pero Jimin no quería, se negaba a dejarme en paz.

— Por favor... — lloriquié mientras él seguía tocándome y tratando de quitar mi ropa salvajemente — Jimin ya basta, no quiero...

— Vas a aprender que eres mía — dijo tirando de mi cabello.

Lágrimas corrieron por mis mejillas y de repente comencé a llorar sonoramente. Esto no me estaba gustando, no era igual que antes cuando Jimin trataba de estar conmigo y yo me hacia un poco la dura pero al final quería hacerlo. Pero ahora yo de verdad no quería y sentía como si me estuviera haciendo algo malo.

Sick Boy; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora