La verdad no tenía muchas ganas de ir a una maldita fiesta. Las clases habían acabado y ahora lo único que quería era dormir por lo menos una eternidad para compensar todas las horas que estuve despierta.
No sé si fue el poder de convencimiento que tiene Yuhe mi amiga o solo es que el aburrimiento me estaba matando. Pero la cuestión es que ahora mismo me estoy terminado de preparar para ir a la dichosa fiesta.
Según ella será un reventón tremendo, yo, no lo creo así. Estoy segura que será una fiestecita muy normalita, adolescentes hormonales, bebidas alcohólicas por todos lados y la música reventadora de oídos, es decir, ¿que más se puede esperar de mis compañeros de salón y sus amigos?
Terminé al fin de peinar mi cabello y me giré hacia Yuhe quién se deleitaba mirando mis discos.
— Me gusta este — lo alzó para que lo viera — Me lo tienes que prestar.
— Está bien, solo te pido que lo cuides de las garras de tu hermano — me volteé hacia ella.
— Si sobreviven a las del tuyo — alzó sus cejas — ¿Nos vamos?
— Sí, no me queda más remedio, ¿no?
Negó con la cabeza riendo y me tomó de la mano para salir juntas. Es increíble que ahora seamos amigas, casi no peleamos, para no decir que no lo hacemos. La verdad hace mas o menos un año éramos algo así como enemigas, o bueno, a sus amigas yo no les caía bien así que a ella tampoco podía caerle bien. Solo que la traicionaron y se dió cuenta de que en realidad no había razón para odiarnos.
— Cuidense niñas y no vuelvan tan tarde — pidió mi madre antes de vernos salir por la puerta.
(...)
La fiesta estaba en su punto. Me sentía un poco extraña. Demasiadas miradas sobre mi, demasiadas. Y el estar sola no ayudaba, hacía más de quince minutos que no veía a Yuhe.
Caminé hacía el pasillo en busca del baño. No tenía ganas de ir, pero pienso que allí no haya nadie. Necesitaba un poco de espacio, lejos de las personas.
Al fin encontré la puerta y antes de entrar me fijé en un chico que estaba sentado en el suelo con su celular entre sus manos.
Me le quedé observando por unos segundos. Tenía el cabello teñido de un rojo fuerte. Las facciones de su rostro eran muy bonitas y tenía unos labios gruesos y hermosos. Alguien abrió la puerta y entonces él me miró, se quedó serio y después echó una risita un tanto extraña ¿Estará loco?
Solo entré rápido al baño y lo perdí de vista.
Unos minutos y ya estaba lista para volver a salir, ahora si trataré de divertirme, por algo viene a esta fiesta. ¿No?
Tomé la manija de la puerta y la abrí, me llevé un gran susto al ver al chico de antes frente a mi con sus celular aun en la mano.
— Casi llamo a emergencias, ¿que hacías allí dentro tanto tiempo? — preguntó divertido.
— Yo... — lo miré molesta y salí de allí apresurada. Que vergüenza, ¿por qué estaba allí todavía?
— ¿In?
Sentí que alguien dijo mi nombre y me giré encontrándome con Hoseok. Repentinamente mis piernas comenzaron a temblar.
¿Por qué él?
— ¿Eres tú? — preguntó dando un paso hacia atrás para analizarme bien — No estoy tan borracho para estar alucinado, ¿verdad? Wao, estás muy bonita hoy — sonrió, esa sonrisa encantadora y seductora. La misma sonrisa que borró la mía.
— Supongo que gracias — dije y me alejé. Pero no me safaría de él tan fácil. Claro que no.
— Hey, ¿pero por qué tan bravita la niñita? — llegó nuevamente a mi lado. Ahora estábamos cerca de las bebidas.
— ¿Puedes dejarme en paz? Quiero pasar una buena noche.
— Pero si eso es lo que quiero — echó una sonora carcajada que pienso que a pesar de la música alta, todos escucharon, literalmente. — ¿Que tal si bailamos?
— Ni en tus sueños — respondí y aunque mis palabras sonaron seguras, no lo estaban. Por mi mente pasaban muchas cosas como, otra oportunidad con el chico que me gusta o otra oportunidad para volver a ser utilizada.
— Vamos, no te resistas — me tomó de la cintura y me pegó completamente a él. Sus labios por un momento habían rozado con los míos y podía sentir el calor de su cuerpo.
Mis corazón comenzó a palpitar como loco. Por favor, no podía comportarse así ahora, quiero alejarlo, no morir por su cercanía.
Sus labios con una ancha sonrisa se iban acercando a los míos. Me iba a besar. Solo con recordar sus besos se me eriza la piel.
Se puede decir que cerca de el me vuelvo una completa estúpida.
No sé como, pero me llené de valor y lo alejé de mi con un empujón que lo hizo caer sobre las bebidas.
— ¿¡Estás loca!? — me gritó con una expresión muy molesta.
Las personas se habían acercado para ver lo que estaba pasando. Incluso había visto por un momento al chico de hace un rato. Genial, no tienen más nada que hacer.
— ¡Eres una idiota! — se levantó y sacudió su ropa — ¡Estúpida!
Dijo y pasó por mi lado. Demonios, ¿por qué tuve que reaccionar así?
Aún algunas personas me estaban mirando y reían entre sí. Por razones como esta es por la que no me junto con personas como ellos, están atentos a cualquier cosa que les de diversión.
Me dirigí a la puerta y salí. Me iba de allí, no me importa si tengo que caminar unos cuantos kilómetros a pie. Solo quería irme y olvidar todo lo que sucedió.
— ¿Ya te vas? — volví a escuchar esa voz, dulce, suave y sexy tal vez — Pensé que ahora es que comenzaba la fiesta ¿No crees?
— No tengo ánimos para estar en esta fiesta de mierda.
— ¿Por qué? ¿Por lo que hiciste hace un momento? Me pareció muy divertido — rió y me miró de arriba a abajo.
Creo que me escaneó completamente, no sé le debe de haber escapado nada.
— Para mi no fue gracioso — me crucé de brazos.
— Vamos, fue lo mas divertido de toda la noche — se acercó a mi — Me encantó — sonrió de lado — No te deberías ir, la noche comienza ahora — me extendió una botella de bebida.
Yo solo podía observarlo, todo en el parecía tan genial. Su pelo, su rostro, su cuerpo y su tono de voz. Me habla y es como si me hipnotizara.
Tomé la botella y le dí un sorbo, no iba a tomar más nada, yo y la bebida no somos buenas compañeras. Con decir que hago cosas cuando estoy ebria que nunca en mi vida me imaginaría hacer.
Llegamos al centro del salón donde estaban todos bailando. Me miró nuevamente con una sonrisa que heló mi piel y después me tomó de la cintura.
— Vamos linda — dió un sorbo a su bebida y yo también tomé de la mía.
Me acercó mucho más a él y mi rostro quedó en su pecho, estábamos muy cerca, demasiado, pero no se sentía extraño, la verdad me gustaba. Me gustaba su pecho y el olor de su cuerpo.
— Eres muy bonita, ¿sabías? — susurró en mi oído y luego bajó a mi cuello para dejar cálidos y mojados besos en el.
Una corriente subió desde mi estómago y recorrió todo mi cuerpo. Me sentía en las nubes en ese momento. Su mano recorrió mi brazo hasta llegar a mi cintura para después tirar de esta hacia él.
Alcé mi rostro y me encontré con sus labios, tan lindos, tan gruesos.
Se fue acercando poco a poco, cuando creía que me iba a besar no lo hacía, solo jugaba un poco, dando besos en mi rostro y acariciándolo. Y al fin, me besó, sus labios se movían sobre los míos y su legua jugaba en mi boca. Suave y deliciosamente. Podría decir que nunca en mi vida me habían dado un beso mejor que este.
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Sick Boy; pjm
FanfictionPark Jimin siempre fue un enfermo, y no me refiero a una enfermedad normal, me refiero a su sucio y macabro cerebro. Portada: @Chat28Forevermore56 BookTrailer: @Akemi_S0910