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Sentí vibrar mi celular y la luz que provenía de este me molestaba en los ojos. Solo habían pasado unos minutos desde que llegamos de la fiesta y esos pocos minutos eran los que había podido dormir. Tomé mi celular que se encontraba en la mesita de al lado de la cama y lo encendí para ver quien me había escrito a estas horas.

Jimin:
Te espero fuera de la casa en diez minutos, no tardes.
04:30am

Esto era en serio, ¿que quería ahora Park Jimin? Pensé que no me hablaría en unos días después de la amenaza que le hice y las otras cuantas cosas que le dije por permitir que mi hermano se drogara. Me levanté con cuidado de no despertar a Yuhe quien dormía plácidamente con la boca abierta.

Me puse zapatos y salí del cuarto, sentí algunos ruidos extraños provenientes del cuarto de TaeHyung, pero no le presté la más mínima atención. Pasé rápido por el cuarto de mi hermano quién estaba dormido y a su lado SeokJin. Por lo menos lo cuida, pensé.

Al fin había llegado a la puerta, la abrí y me llevé un gran susto, por solo un segundo no grité al ver a Hoseok tratando de entrar.

— ¿Qué, buscándome? — susurró y se tambaleó hacía los lados — Ya estoy aquí mi amor — vaya este si que está borracho.

— Vete a dormir Hoseok, te hace falta — lo ayudé a entrar y se dirigió al cuarto con uno que otro tropezón.

Le di la vuelta a la casa y allí, en el borde del suelo, estaba Jimin sentado con un cigarrillo en los dedos y soltando el humo de su boca tranquilamente.

— No sabía que fumabas, otra adicción para añadir a tu vida — comenté y dirigió su vista a mi. Y debo decir que su mirada me daba escalofríos — Dime, ¿qué es lo que quieres?

Me acerqué a él y me senté a su lado. Lo miré, pero él no a mi. Ahora si que estaba asustada, Jimin no es de las personas que se quedan calladas.

— Me has amenazado hoy — rió con malicia tras darle la última calada al cigarrillo para después arrojarlo hacía algún lugar — Me ha parecido demasiado graciosa la escena que has montado.

— No fue una escena, yo solo quería que comprendieras que no quiero que metas a mi hermano en tu mundo — expliqué tranquila — A mi no me interesa en lo que estés metido tú, lo que hagas o lo que no, pero con mi familia nadie se mete. Mi hermano no tiene por qué tener este tipo de vida.

— ¿Este tipo de vida? ¿Mi mundo? — me miró de frente por primera vez desde que comenzamos a hablar — ¿Qué coño sabes tú de mi vida? — alzó sus cejas — Solo eres una niñata que no sabe nada.

— Tienes razón, no sé nada, y es mejor que siga sin saberlo — me levanté y me paré frente a él — Ya sabes lo que tienes que hacer.

Lo miré y me miró. Su mano se dirigió a la mía y me atrajo hacia él. Haciendo que abriera mis piernas y quedara a horcajadas encima de su cuerpo. Me tomó por el cuello y pegó su frente con la mía.

— A mi nadie me da órdenes — me miró a los ojos mientras metía su mano libre por mi short, llegando hasta mis bragas — ¿Entiendes? — con sus dedo las hizo a un lado y comenzó a acariciar mi feminidad, lo que hizo que soltara un suspiro.

— Jimin... ah — gemí al sentir sus labios contra los míos y su legua saborear toda mi boca. Sentí el sabor del cigarro junto con alcohol. Verdaderamente no podía resistirme a su toque.

Lo abracé por su espalda y adentré mis manos por debajo de su camisa, sintiendo el calor de su piel que me hacía erizar.

— Nunca vuelvas a entrometerte en mi vida, sea por la razón que fuera — movió su dedo rápidamente, metiéndolo dentro de mi y comenzando a moverlo.

Mis caderas comenzaron a moverse en círculos para poder sentir mejor esa exquisita sensación que Jimin me estaba haciendo sentir.

— ¡Mh! — gimió al sentir la entrada de mi mano en su pantalón.

Me levanté solo un poco para poder deshacerme de su pantalón y al hacerlo pude notar por encima de su bóxer la gran erección que tenía. Dirigí mi mano hacia su miembro y comencé a masajearlo mientras él me miraba y mordía su labio. Sacó de su bolsillo el condón y lo tomé entre mis manos, rompiendo la bolsita para colocarlo sobre su extensión antes de alzar mis caderas y bajar poco a poco mientras su miembro se abría paso entre mis paredes. Ya que estaba encima comencé a moverme y él me besaba sin parar, devorando mis labios y cuello.

Jimin me hacía sentir de una manera diferente. Yo sabía como era él, pero al final, cuando estábamos así, solo los dos, podía olvidarme hasta de quién soy. Se que esto es sólo sexo, pero me encanta como me besa y acaricia. Me hace sentir deseada e importante.

Los dos gemimos al sentir el orgasmo llegar y me apoyé sobre su pecho respirando descontroladamente.

— Creo que tu también tienes una nueva adicción — murmuró y pude sentir como reía.

Sick Boy; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora