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Nos quedamos en la puerta, ambos impresionados al ver a mi madre frente a nosotros quién no tenía buena cara. Estaba muy seria y me miraba fijamente, sin apartar la vista ni pestañear.

Desvíe mi vista y miré a Jimin quién me observaba con el rostro neutro y luego volví a mirar a mi madre. No sabía qué iba a decir, no sabía por qué estaba aquí o si sabía algo de lo que pasaba conmigo y Jimin.

— Y bien, estoy esperando que comiences a hablar — se cruzó de brazos y sentí mi corazón comenzar a palpitar más rápido a cada segundo que pasaba.

— Señora Jeon yo...

— ¡Tú te callas! — Jimin intentó hablar pero mi madre no lo dejó. Lo había callado con un estruendoso grito que me hizo asustar más de lo que estaba.

Nunca había visto a mi madre gritar de esa manera.

— JungIn, despide a tu “amigo” y vienes a hablar conmigo enseguida — dijo la palabra amigo de una manera extraña y comencé a tratar de averiguar que era lo que le había causado tanto enojo.

Bueno, a parte de verme llegar en la mañana con un chico que supuestamente es solo el amigo de mi hermano menor.

— Voy a ir yo, puedo hablar con ella. Decirle que estamos saliendo, que te cuidaré — comenzó a hablar y lo detuve.

No sería una buena idea que él hablara con mi madre primero, yo debería ir y ver como está la situación en realidad.

— No te preocupes Jimin — le sonreí — Hablaré con ella y ya verás que no pasa nada. Ven en la noche y hablamos ¿Ok? — le dí un corto beso en los labios y quise despedirlo.

— Espera, ¿llamas a eso un beso de despedida? — me tomó por la cintura y pensé que había perdido la noción de la realidad.

— Jimin... — susurré mirando hacía atrás — ¿Estás loco? Si mi madre nos ve podemos darnos por muertos.

Lo regañé y entré a la casa cuando lo vi irse. Estaba nerviosa, realmente nerviosa ¿Qué le diré a mi madre cuando esté frente a ella? ¿Qué sabe y cuanto?

Subí las escaleras con el corazón a mil. Nunca había pasado por esto, en mi vida, solo había tenido un noviazgo importante el cuál podía contarle a mi madre y ese fue el mío con Hoseok. Pero en ese entonces todo fue fácil, Hoseok era un buen chico ante ojos de mi madre, además que siempre estaba junto a mi y mi hermano. Es decir, que era alguien de confianza para ella y pensó que era él mejor para mi.

Pero ahora, nada estaba a mi favor, comenzando porque me acaba de ver entrar con un chico que nunca conoció como mi novio a tempranas horas de la mañana. Ella de sobra sabía que había estado la noche entera con él y podía imaginarse haciendo qué.

Al fin llegué a la puerta de su cuarto y la abrí con cuidado de no hacer mucho ruido. Miré antes de entrar y la vi sentada en el sofá de su cuatro.

— Entra y sientate, tendremos una larga conversación — su voz sonó dura.

Entré y me senté frente a ella en el borde de su cama. Ni siquiera podía mirarla a los ojos. No me recordaba tan cobarde.

— ¿Sabes por qué no te golpeé en el momento que entraste por esa puerta? — negué con la cabeza sin emitir ninguna palabra — Porque tengo la esperanza de que lo que me han contado sea mentira, porque sé que mi hija no es capaz de hacer cosas como esas. Por lo menos la hija que crié no.

— Mamá yo no sé lo que te han contado pero te juro que... — no pude continuar hablando porque lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas y mi voz no salía correctamente — Jimin yo y él...

— ¿¡Tú y él qué!? — dijo con un tono de voz muy fuerte — No lo puedo creer JungIn — se levantó y pasó sus manos repetidas veces por su cara — ¿Por qué? ¿Por qué tenías que hacer eso? — lágrimas se avecindaron en sus ojos.

— No es así, te juro que no es como lo estás pensando. Es cierto, yo y Jimin no comenzamos de la mejor manera pero tampoco es como los estás creyendo — terminé de hablar cuando me miró ± Estamos saliendo, hemos decidido tener una relación.

— ¿Qué tipo de relación? — enarcó una ceja — No te quiero ver con ese chico. No sabes las cosas que ha hecho ni como es y aun así mira todo lo que has hecho con él.

Cerré mis manos haciéndolas puños. No me gustaba lo que estaba diciendo de Jimin, si yo no lo conocía ella mucho menos.

— No me vas a impedir estar con él — la enfrenté — No sé que tanto te han dicho ni quién fue. Pero te aseguro que las cosas no son como las estás pensando.

Me di la vuelta queriendo dar por terminada la conversación pero me detuvo al hablar nuevamente.

— No lo voy a volver a decir, no te quiero ver con él y punto. Ni a ti, ni a tu hermano.

Suspiré profundamente y salí de allí sin decir nada más. Entré a mi cuarto y cerré la puerta con llave, quería estar sola y poder pensar. No sabía como mi madre se había enterado de lo que estaba pasando. Alguien le tuvo que haber contado pero, ¿quién? Yo no le había dicho a nadie y espero que Jimin tampoco.

(...)

Sentía un ruido muy lejano, me volteé en mi cama y abrí los ojos por un segundo y vi a Jimin. Jimin en la ventana de mi casa, queriendo entrar.

¿Estaba soñando o alucinado?

Abrí bien los ojos y me di cuenta de que no era ninguna de las dos anteriores sino que en verdad Jimin estaba aquí. Me levanté rápido y le abrí.

— ¿Qué haces? — pregunté en un susurro.

— La puerta de abajo está cerrada y nadie me abría así que decidí subir — explicó mientras terminaba de entrar completamente a la habitación.

— No puedes estar aquí — le indiqué que tenía que irse — Mi madre está muy molesta y me prohibió estar contigo.

Me miró de repente con el rostro realmente serio.

— ¿Que te ha prohibido qué? — frunció el ceño — Está loca si piensa que me alejaré de ti.

Llevó su mano hacía mi mejilla y la acarició delicadamente haciéndome erizar. Tomé su mano y la entrelacé con la mía.

— Creo que es mejor estar un tiempo alejados — soltó mi mano y se alejó. Di un paso hacía él — Por lo menos hasta que todo se tranquilice.

— No, claro que no — negó con la cabeza. Su estado me dejaba sin saber que pensar, estaba entre nervioso, estresado y molesto — Vamos conmigo, nos iremos. Podemos vivir juntos y olvidar a las personas de aquí.

Me quedé sin saber qué decir, no sabía si estaba hablando en serio o solo estaba hablando por hablar.

— Eso es, vámonos — se acercó nuevamente y tomó mi mano.

— No — dije y se volteó — No voy a irme, no vamos a ir a ningún lugar. Solo tenemos que esperar un poco hasta que pueda arreglar todo esto.

— Si no te vas conmigo esto se acabará aquí.

Sick Boy; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora