Sick Boy; pjm

39

En este barrio no se puede dormir tranquilamente por culpa de SeokJin, lo voy a matar, en serio. Lo voy a matar.

Llegué al portón y lo abrí para entrar, la música estaba que reventaba oídos. Dios, a mi que me duele la cabeza de tanto pensar en Jimin, el maldito no sale de mi cabeza. Toqué la puerta fuerte para ver si por alguna casualidad me oía, eso sería un milagro, ya debe haberse quedado sordo.

— ¿Qué? — preguntó al abrir la puerta y encontrarse conmigo.

— ¡Te lo voy a decir bien alto para que escuches! ¡Baja la maldita música esa que me estoy volviendo loca! Ni siquiera puedo pensar bien gracias a ella. — grité con todas mis fuerzas y solo recibí una risita sarcástica de su parte.

— No es mi culpa que tu poca inteligencia no te dé ni para pensar.

Eso hizo hervir mi sangre, lo esquivé y entré a la casa sin invitación. Voy a apagar el equipo y punto, llegué a la sala y lo observé todo, hacía mucho tiempo que no entraba aquí. A lo que vine, apagué el aparato y me volteé, allí estaba Jin de brazos cruzados notablemente furioso.

— ¿Te crees la dueña del barrio? — alzó sus cejas, que irritante es.

— ¿Ahora es que te enteras? — actué — Soy la dueña de todo esto cariño. — como me gusta molestarlo, es un chico fácil de fastidiar.

Miré hacia la mesita y vi varias botellas de alcohol, él no estaba solo. Sentí una puerta abrirse y vi a NamJoon.

— ¡In! — se alegró al verme — Fuiste tu la que apagaste la música, menos mal. Vine a visitar a Jin y me estaba matando con su música a todo volumen. — comenzó a reír y yo también lo hice.

Jin solo negó con la cabeza y se sentó en el sofá.

Hey, tengo un asunto pendiente muy importante con este chico, la última vez él me iba a decir todo de Jimin. Me invitó a quedarme allí para que no me aburriera sola en casa y yo acepté.

— ¿Cómo estás? Escuché que terminaste con Park. — habló después de unos minutos.

— Estoy bien, la verdad el terminó conmigo pero da igual.  — me alcé de hombros.

Tomé la botella de bebida y me la llevé a la boca tomando una gran cantidad. Hablar de Jimin me pone triste, me dan ganas de beber mucho. Seguí bebiendo así y ellos solo me miraban sin expresión alguna.

— Que triste soy. — hablé entre dientes, y no, no estoy borracha. Al menos aún no — Tengo 18 y ya estoy sufriendo de esta manera por un estúpido amor, si es que a todo lo que pasó se le puede llamar amor. — me quedé pensando y reí de la nada — Imagínate.

SeokJin se paró frente a mi y me quitó la botella de la cuál estaba bebido y retiró las demás.

— Cuando estaba allá vi tu mensaje, ¿que querías decir con aquello? — me referí a NamJoon, si iba a sufrir de todas maneras, entonces quería que fuera de una vez por todas.

Vi a Jin retirase de la sala, nos dejó solos para que pudiéramos hablar, ¿esto es real? El chismoso se fue.

— Fui yo el que le dijo a tu mamá todo acerca de Jimin.

— ¿Qué? — entonces no había sido TaeHyung, y yo que lo acusé tantas veces.

— Lo siento. — se disculpó — Los vi aquella noche en la discoteca y tuve que preguntarle a Jin, él me contó sobre ustedes y no pude quedarme de brazos cruzados. Te voy a contar por qué. Conocí a Jimin a la misma vez que SeokJin. Fue transferido desde Busan a Seúl para nuestra escuela. — comenzó a explicar — Desde que llegó supimos que era un mujeriego, un chico que le gustaba jugar con las chicas. — como a todos, pensé — Él tenía algunos problemas con sus padres, aunque ellos fueron muy buenos con él.