─Rachel estoy muy seguro de no querer trabajar en un lugar de esos; sólo mírame, no tengo un aspecto físico que admirar ─me observa algo pensativa; hace un recorrido a mi alrededor y con picardía me mira minuciosamente.
─Tienes buen físico; sólo te falta algo más de ejercicio y una buena vestimenta. Yo te ayudar...
─No quiero hacer parte de un club erótico. Gracias. ─me levanto del sofá y voy hasta la puerta.
─Ya estás lo suficientemente grande para saber qué te conviene y qué no; es tuya la oferta, Piénsalo.
─Gracias, pero no ─replico. «es una oferta tentadora en mi situación, pero no; soy más que un hombre con buen aspecto que exponer».
Alondra
─Hellen, ya regresé. Te compré algunas cositas para el viaje que sé que te quedarán muy lindas.
─Gracias, pero no era necesario.
─ ¿Puedes olvidar lo que ya pasó?
─Claro ─sus gestos son de poco ánimo y la forma en la que me mira es fea.
─Espero que todo te quede bien; saldremos tipo ocho de la mañana, ojalá estés lista para cuando te llame.
─Hellen puedes pagarle al taxista mientras llamo a Loaiza... ─marco un par de veces hasta que contesta ─. Buenos días Loaiza, ¡dónde rayos andas! El vuelo está por salir y tu nada que te comunicas conmigo.
─Te estoy viendo a unos metros, paranoica ─al intentar buscarla aún con el celular pegado a mi oreja, la veo; se ve mal. «Parece que peleó con algunos de sus ex». Camino hacia donde ella y el saludo de beso en la mejilla.
─ ¡¿Qué te pasó?!
─No quiero preguntas; tuve una larga noche con un vestido de vitrina.
─ ¡Joder! ¿Qué pasó? ─indago asustada. «ojalá y no sea que uno de ellos se rompió, porque son los vestidos que mostraremos en la exposición».
─La confección de uno de los vestidos de boda tuvo un problema de última hora y me tocó ir al taller a arreglar el dichoso vestido.
─ ¿Por qué no me llamaste?
─El taxista era un aprovechado. Hola Loaiza, gracias por el viaje ─Hellen se acerca con mala gana hasta donde Loaiza y termina de saludarla con un beso. «al parecer no le fue muy bien con el taxista».
─Hola Hellen, me alegra que te haya gustado el detalle ─espeta Loaiza con una media sonrisa.
─Bueno, entonces qué tal y vamos caminando para ingresar; no quiero esperar más por ese viaje ─propongo. Mientras ingresamos, escuchamos la recomendación que nos hacen las ayudantes de vuelo.
─Las azafatas y su discurso trillado; de tanto oírlo creo que ya me lo sé.
─Hellen si tan sólo fuera un discurso, es su trabajo... ya siéntate y deja de molestar ─le llamo la atención.
─Dormiré un poco, tengo mucho estrés acumulado ─La última vez que me subí a un avión fue hace 3 semanas; iba rumbo a casa de mis padres (no voy muchas veces a su casa por algunos problemas, pero de vez en cuando lo intento); aunque la distancia no es mucha de donde vivo hasta donde ellos están; siento que es complicado esto de los viajes, me ponen nerviosa y pienso que se dará un siniestro en cada uno... realmente soy muy dramática y algo insegura.
Mientras todos ven sus móviles y algunos duermen, yo sólo miro por la ventanilla lo increíble que es el mundo... un día eres una niña y otro eres una mujer con obligaciones por doquier.
ESTÁS LEYENDO
Una semana en París © TERMINADA
RomanceAlondra Henderson diseñadora profesional, trabaja para su mejor amiga en un taller de costura que hace parte una marca de ropa muy reconocida. En su ocupada vida laboral tiene escasa oportunidad de iniciar una relación, y su entorno no es más que si...