─Seguro es un error, él debe estar durmiendo y el celular marcó sólo ─pienso en voz alta.
Admito que me da miedo esa llamada tan oportuna. Por desgracia, la melodía irrumpe y me toca contestar.
─ ¿Eres tú, Noél? ─espero que sí.
─Sí, no he podido dormir ni un poco, ¿estabas dormida? ─pregunta.
─Para nada, estoy en el taller limpiando. A ver, ¿por qué no has dormido, insomnio o dormiste hasta tarde y por eso no...?
─No es eso, el problema es que estoy preocupado por la promesa que te hice de pasar tu cumpleaños contigo, pero creo que no se va a poder ─dice desmotivado.
─Anda, no te desanimes, entenderé tu ausencia para esa fecha ─camino hasta un sillón de madera húmeda casi desechable y me siento ─, yo quería estar contigo, pero si no se puede es algo que no te voy a reprochar. Ahora bien, ¿por qué no vendrás?
─Andana tiene planes de viajar a Amsterdam y es justamente para esa fecha, le dije que tenía que viajar para verte, pero se negó rotundamente; alega que son mis últimos meses trabajando para ella y no quiere perder ni un minuto a mi lado.
─ ¿Deseas que te sea sincera? ─escucho una pequeña sonrisita de "ya sé que me dirás" ─, por lo menos dile que tienes una "vida en pareja" con alguien y que ella debe respetar mi posición en tu vida. Dirás que estoy celosa, lo hubiera negado en otros tiempos, pero ahora estoy cabreada y no puedo ocultar los pinches celos ─desde que me hice amiga con propósito de Noél, lo único que ha hecho Andana es interferir.
─Ya calma, leona ─escucho risitas al otro lado de la línea ─. Entiendo que estés celosa, yo también estoy celoso de no poder verte, como lo hace tu jefe todos los días, pero esto que pasamos no será eterno, verás que en menos de tres meses me tendrás en Chicago viviendo cerca de ti.
─Eso espero ─puedo asegurar que Noél tiene una sonrisa rompe tristeza ─. ¿Qué harás para venir luego?, no puedo esperar más tiempo para verte.
─Tu cumpleaños será en unas tres semanas, pero como no podré ir, lo más seguro es que termine viajando para navidad ─dice.
─ ¿Cómo que para navidad?, ¡estás loco!, faltan dos meses para eso y es exactamente el tiempo en el que te vendrás en definitiva para acá ─chillo.
─Comprendo tu posición, sé que te prometí un viaje antes de mi viaje como traslado para Estados Unidos, pero creo que el único viaje que haré será el de traslado.
─Bien, acepto esas condiciones porque no tengo otra opción, pero dile a la... ─calma mujer ─, dile a la señorita Andana, que no se divierta mucho contigo en Amsterdam, recuérdale que tienes una casi dueña que te espera ─escucho cómo ríe.
─ ¿Casi dueña? ─nuevamente ríe ─, no soy un bien al que le adjudican propietario.
─Perfecto, no eres mío, pero digamos que sí ─ «digamos», si claro ─, es una forma de mostrar mi lugar.
─No hace falta que digas esas cosas, yo nunca olvido el lugar que ocupas en mi vida, menos si eres la mujer que me ha enamorado a punta de golpes ─reímos al unísono.
─Eres un troglodita al que le debo las gracias ─profiero.
─ ¿Gracias?, ¿por qué?
─Sí, recibí tu regalo y he quedado estupefacta, es algo inefable; realmente gracias.
─Algo especial para alguien especial, es un detalle que viene de lo más profundo de mi corazón ─dice casi en un tono cursi.
─No lo dudo. Aún recuerdo las palabras de esa noche en la que me dijiste que lo nuestro iba más allá de una simple distancia ─recuento viejas conversaciones.
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Una semana en París © TERMINADA
RomanceAlondra Henderson diseñadora profesional, trabaja para su mejor amiga en un taller de costura que hace parte una marca de ropa muy reconocida. En su ocupada vida laboral tiene escasa oportunidad de iniciar una relación, y su entorno no es más que si...