Capítulo 10

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Contemplar su sonrisa es lo más hermoso, tiene los labios más delicados y rosados nunca vistos.

─ ¿No me preguntarás cómo recibió mi hermana el regalo? ─espera mi respuesta un poco sonriente.

─Quería saber cómo llegaste, no me has dicho.

─No importa, fue una larga búsqueda, mejor olvidemos cómo llegué hasta aquí ─se pone de pie y extiende sus manos para que yo las estreche ─. Quiero que me acompañes de compras.

─ ¿Crees que te ayudaré a decidir qué vestido te queda mejor? ─río, tomo sus manos y me levanto ─. Claro que sí, pero antes debo contarte algo ─sujeto sus manos y la miro fijamente ─. Tengo trabajo nuevo.

─ ¡Felicidades! ─se balancea sobre mí con euforia, abrazándome fuerte como si no quisiera dejarme ir.

─Ya, tranquila ─acaricio su espalda al escuchar su sollozo ─. No es necesario.

─Sí lo es ─se separa de mí y limpia sus lágrimas con una gran sonrisa ─. Estaba algo triste por tu situación, quise ayudarte, pero no quería que pensaras que sentía lástima por ti.

─Ya me ayudaste demasiado, trajiste suerte a mi vida.

─Tú has traído una revolución de emociones ─acaricia mi mejilla con su mano ─, has roto todos mis esquemas.

─Y quiero romper...

─Uhm... ─interrumpe mi madre ─. Perdonen la molestia, solo quiero invitar a la joven a cenar con nosotros.

Alondra me mira apenada.

─Mamá, mejor no...

─Claro que sí, estaré gustosa de cenar con ustedes, ¿Verdad, Noél? ─me mira expectante y no puedo evitar asentir.

─Entonces prepárense para la mejor cena de sus vidas ─dice con entusiasmo mi madre.

─Sin duda será la mejor que comeré en mi vida ─comenta Alondra igual de contenta que mi madre.

─Entonces los dejaré, tengo que preparar todo antes de que llegue la noche ─se sonríe con nosotros y se aleja.

─Tu madre es muy agradable, ¿cómo se llama?

─Margaret ─le digo.

─Lindo nombre ─plancha el vestido con sus manos y me sonríe ─. Bongo dejó pelos por todo mi vestido, desde que llegó a los brazos de mi hermana se nota más feliz.

─ ¿Bongo? ─pregunto. ¿Qué cosa será esa?

─El cachorro de Hellen, así decidió llamarlo, le dije que era muy feo el nombre, pero a ella muy poco le interesan mis comentarios.

─Tenían que ser hermanas, son tan rebeldes ─chisteo, golpea mi brazo haciendo que ría.

─Realmente amó la sorpresa, ya le llama hijo de sus entrañas, dice que soy tía perruna.

─Sin duda tu hermana le hace falta un psiquiatra como a su...

─Ni se te ocurra decir que "igual que a su hermana" porque yo estoy perfectamente bien, soy muy cuerda.

─Eso no lo dudo...

Alondra.

Todo lo que se mide le queda perfecto, es un hombre con medidas grandes, su estatura es perfecta, tiene la sonrisa más coqueta y la mirada más seductora, aunque no deja su ser plebeyo a un lado; siempre logra sacarme de quicio.

─Puedes dejar de mirar mi trasero ─me llama la atención.

─ ¿Qué?, estaba viendo lo bien que te queda esa camisa, es muy linda. No soy una enferma si eso crees ─sonrío. Voy hasta la caja de la tienda y pago lo comprado. Todos fueron muy amables, de hecho, reí mucho al ver como todas las chicas cuchicheaban lo bien que pintaba Noél con los atuendos. Coqueteaban de una forma descarada.

Una semana en París © TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora