8: 30 p.m.
─ ¿Te sientes bien? ─me preguntan.
─Un poco ─me acomodo en la barra de recepción del restaurante ─, al decir verdad, estoy exhausta.
─Puedes ir a descansar mientras yo te cubro ─sugiere Luis, mi compañero de trabajo, muy amable.
─Gracias Luis, pero será mejor que me ponga a limpiar las mesas de aquella esquina antes de que se den cuenta lo sucia que está ─voy hasta la mesa y, saco de mi delantal, un pequeño pañuelo para limpiar.
─Faltan unos minutos para que termines tu turno, deja que termine lo que resta y así descansas ─Luis toma mi pañuelo y limpia la mesa por mí.
─Eres una buena persona, Luis. Gracias por todo ─me retiro del lugar para hacer presencia en la habitación de empleados.
─ ¿Ya te irás? ─pregunta una de mis compañeras.
─No ─respondo ─, tengo un poco de mareo y me siento cansada, pero ahora se me quita todo ─me siento en un sofá esquinero.
Mis compañeras salen de la habitación.
─ ¿Estas embarazada? ─pregunta una voz desde la penumbra del lugar.
─ ¡Rayos! ─me asusto al ver que de las casillas, que registran las pertenencias de los empleados, aparezca una de mis compañeras ─, me asustaste.
─Lo siento, pensé que me habías visto ─se excusa ella.
─No ─intento calmar mis latidos acelerados ─, y para ser sincera no estoy embarazada.
─ ¿Estás segura? ─insiste.
─Muy segura, hace muchos años que no sé lo que es tener relaciones.
─ ¡¿En serio?! ─me mira asombrada, realmente escandalizada ─, ¿es que naciste pura o qué?
─ ¡Qué cosas dices!, claro que no.
─ ¿Entonces?
***
─Ya llegué Bongo ─cierro la puerta de la casa y camino por la antesala.
─Papá está en el taller. ¿Qué haces aquí? ─sale Hellen de la cocina con una pijama corta y un frasco de nutella en la mano.
─ ¿Qué hace papá allá? ─me siento en el sofá, en el instante veo a Bongo bajar las escaleras con furia ─. ¡Hola Bongo! ─acaricio al cachorro que ya no puedo cargar.
─Papá dijo que tenía tiempo libre para ir a ayudarte con la pintura del taller, por eso fue. Creí que estarías con él.
─No, hoy estoy muy cansada y tengo que descansar antes de colapsar.
─ ¿Y cómo harás con papá?.
─Mañana le diré que no pude ir porqué... ─explico.
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─ ¡Buenos días! ─grita mi hermana.
─Ya deja de gritar ─Hellen es peor que un militar para dar los buenos días.
─Son las siete y quince minutos de la mañana y aún no te bañas para ir al trabajo ─me quita las sábanas.
─ ¡Es tarde! ─salgo disparada para el baño. Al parecer dormí en el sofá; anoche el cansancio me venció.
***
─Buenos días señorita, tengo una cita con él Sr. George a esta hora ─quito la mirada del ordenador y observo a la mujer alta, estilizada, con cabello rubio y muy bien vestida, que está en frente mío.
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Una semana en París © TERMINADA
RomanceAlondra Henderson diseñadora profesional, trabaja para su mejor amiga en un taller de costura que hace parte una marca de ropa muy reconocida. En su ocupada vida laboral tiene escasa oportunidad de iniciar una relación, y su entorno no es más que si...