Alondra.
6:40 p.m.
─ ¿Qué le dijiste cuando te propuso lo del compromiso? ─pregunta divertida mi amiga del alma.
─Loaiza, es algo sencillo, obviamente le dije que las cosas no podían ser apresuradas, que debía mantener la calma.
─Entonces no te convenció. Lástima, porque él me parece una persona agradable y... ─comenta Loaiza a medias.
─De quien desconfiabas cuando lo conociste, y aun no entiendo el cambio que tuviste con respecto a Noél porque, hasta donde sé, tú fuiste quien planeó mi primera cita con él y luego lo señalaste sin razón.
─Ya olvida eso ─me lanza una cobija del enorme sofá blanco que decora su estancia ─, merezco perdón, sé lo mal que actué y lo horrible que hablé de Noél, pero estoy arrepentida.
─Bien, ahora no importa eso, lo único que quiero es pensar todo lo que él me dijo ─asevero.
─ ¿Qué haces?, él tuvo la amabilidad de llevarte a un picnic y se comportó como todo un caballero, le dijiste varias cosas que debieron dolerle ─recalca ella.
─Tenía que hacerlo ─comento.
─Dime algo Alondra, ¿lo que le dijiste fue un escudo para mantenerlo alejado y así evitar que te cause daño como Joan y Mark? ─justo lo que no quería escuchar salir de su boca.
─No es eso, lo que...
─Sí, es eso. Ahora mismo mírate, por dentro estás incómoda y muerta del miedo, no lo quieres perder porque sabes que no sólo es atracción lo que pasa entre ustedes.
─Quizá, pero necesito aclarar algunos sentimientos, no puedo ir por el mundo haciéndome ilusiones con cualquier aparecido ─digo.
─Él no es cualquier aparecido. Sabes muy bien que él, para ti, fue más que una simple aventura de una semana; deja de ser cobarde, ve y dile que, durante meses, sufriste por algo que pasó ajeno a lo que ambos sentían y eso te hizo entender que hay algo más real a una sensación de atracción por él ─sugiere mi amiga en un tono empoderado y demandante.
─Debe estar en un vuelo a París, Francia, no hay manera de que llegue a tiempo ─explico.
─ ¿A qué hora es su vuelo? ─Loaiza se pone de pie y camina con afán hasta la mesa bar para ver el reloj.
─Me dijo que su vuelo era a las siete.
─Ve y ponte unas pantuflas o algo en esos lindos pies, iremos al aeropuerto porqué Noél nos aguarda ─menciona entusiasta.
─ ¡¿Qué?! ─me tira de un sólo jalón y me lleva hasta las escaleras corriendo.
─Sólo ponte unas pantuflas mientras busco las llaves de mi auto ─me pongo las pantuflas color rosa que ella me prestó, mientras ella me saca a arrastres de la habitación.
─Loaiza, esto es una locura. Será mejor que desista de tu plan antes de volverme el hazmerreír de todos en el aeropuerto ─camino a paso rápido por las escaleras hasta que llego a la primera planta de la casa y ella toma las llaves de la puerta ─. ¡Estoy en pijama, Loaiza! ─protesto.
─Caminemos rápido, nos quedan quince minutos para llegar al aeropuerto y poder decirle a Noél que sí quieres intentarlo.
Me subo en su auto y ella velozmente acelera el motor.
─Nos podemos matar si sigues conduciendo a esa velocidad ─llevo el corazón en las manos.
─Es de vida o muerte ─conduce sin quitar la mirada de la autopista.
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Una semana en París © TERMINADA
RomanceAlondra Henderson diseñadora profesional, trabaja para su mejor amiga en un taller de costura que hace parte una marca de ropa muy reconocida. En su ocupada vida laboral tiene escasa oportunidad de iniciar una relación, y su entorno no es más que si...