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____________________________________─Por lo visto no piensas bajar la guardia conmigo ─masculla poco antes de que cierre la puerta.
─Solo vine por eso, gracias por atenderme ─le brindo una sonrisa fingida y salgo.
─ ¿Ya te vas? ─pregunta Nata con las tazas de café en su mano.
─Sí, gracias por traerme el café ─tomo una de las tazas y trago un sorbo del café ─, está buenísimo, poco a poco me vas reemplazando en todo; Mírate, ya das tus primeros pasos para ser títere ─digo con sorna. regreso la taza con algo de café ─. Chao.
***
─ ¡¿Ahora qué te pasa chatarra?! —este auto tiene sus momentos de rebeldía ─. ¿Me piensas dejar aquí varada?, ¡enciende!
─ ¿Puedes calmarte?, esa cosa vieja no te va a responder ─reprende alguien a mis espaldas.
─ ¡Joder!, me has dado un susto ─suelto acelerada.
─Susto me he llevado al escuchar tus gritos ─ «Mark y su forma de exagerar las cosas»
─No era para tanto ─llevo un mechón de mi cabello suelto a la coleta despeinada ─. Creí que te habías ido ─digo mientras manipulo el freno ─. ¡Anda lata! ─pateo el auto.
Odio estos momentos.
─Me iba, pero tuve que pasar por un reporte de los balances económicos del taller ─lo miro y su rostro me trae muchos mix de recuerdos. Aunque la forma en que me mira, hace reírme para mis adentros. Fui algo agresiva con el auto y eso lo tiene paralizado.
─ ¿Qué tan interesado estás en el taller? ─camino hacia el capó del auto y me siento sobre el ─. No sé qué tramas con todo eso de la ayuda económica...
─Sé que esperas lo peor de mí, entiendo que no quieras nada conmigo y sientas odio por todo lo que pasó, pero lo único que busco es que me perdones por...
─Te perdono ─espeto sin gesto ni maniobra alguna. Pude ser menos severa, pero no, era cerrar con broche de oro o verlo rogar por algo que no me costó más de dos segundos.
─ ¿Qué?, ¿estás segura? ─su sonrisa se deja ver y... ¡rayos!, me gusta verla nuevamente ─. Lo siento, no quise actuar como un paranoico, pero estoy muy feliz de escuchar esas palabras ─me toma la mano derecha y la besa.
─No hace falta ─retiro mi mano de la suya con un poco de timidez ─, trato de llevar la fiesta en paz.
─Ajá ─ronronea vacilante ─. ¿Aceptas cenar conmigo?
─Ehm... ─ «piensa mujer» ─, estaré ocupada, quizá pueda en otro momento ─me bajo del capó y camino nuevamente a la puerta del auto para entrar y probar si arranca.
─Te puedo llevar a casa, si quieres ─insiste, razón por la que lo miro fijamente ─, sólo si quieres.
─Tomaré un taxi, no quiero malos entendidos ─salgo del auto y cierro la puerta de mala gana.
─No tienes porqué temer a los comentarios ─su mirada me bloquea por segundos. Es que verlo detenidamente me resulta raro, yo siempre lo observaba cuando dormía conmigo. En época de vacaciones, me quedaba parte de la noche observando cada rasgo de su cara y era hermoso descubrir sus detalles, realmente estaba enamorada ─. ¿Te pasa algo?
─Ehm... no, es que me quedé pensando algunas cosas ─trato de disimular mi vergüenza, así que peino un poco mi coleta.
─Te invito a comer al departamento donde me estoy quedando. No pasará nada, sólo quiero hablar, sabes que te respeto mucho.
─No tiene porqué pasar algo ─espero no ser tan déspota ─, iré con una condición.
─Bien ─se nota serio.
─Me dirás con qué propósito hiciste ese contrato que Loaiza aceptó ─asiente tranquilo y me invita con su mano a subir al auto color negro perlado que creo haber visto antes.
***
─ ¡Señorita Alondra!, un gusto verla nuevamente ─me abraza la empleada de Mark, la cual conozco hace muchos años. Trabajó para el padre de Mark cuando yo era su nuera. Ella siempre me atendió de maravilla ─. El joven nunca más me habló de usted.
─ ¡Gloria! ─le sigo el abrazo. Ella es más que una empleada, es la madre de Mark. Lo atiende desde que era un niño ─, debió ser porque ambos tomamos rumbos distintos después de terminar con la relación ─me separo de ella.
─No me recuerdes ese mal momento, le dije muchas veces a mi niño que habían tomado una muy mala decisión ─su cruce de brazos y su gesto de molestia me hace reír.
─Gloria ya no tienes que recordar eso ─interviene Mark, al parecer lo ha incomodado y es válido, es un tema que no queremos platicar.
─Está bien, pero conste que te lo dije mi niño, ella es una muy buena chica ─me sonríe con picardía y se retira.
─Lo siento, Gloria nunca mide sus palabras ─se excusa, razón por la que sonrío.
Luego de unos minutos me insta a sentarme en un mueble color blanco que ocupa gran parte de la estancia.
─Tranquilo, es algo que ya superé ─digo.
─ ¿Quieres algo de tomar? ─pregunta.
─Gracias, pero no quiero nada.
─Tienes un lindo departamento ─miro a mis alrededores y todo es lujo.
─Gracias, Gloria es quien contrata al decorador de interiores.
─Hicieron un buen trabajo ─centro la mirada en su rostro que está encantando viéndome ─. Tenemos un tema pendiente ─me cruzo de piernas y entrelazo mis manos para dar un aspecto formal.
─Tienes razón ─quita su mirada de mí ─. ¿Por dónde quieres comenzar? ─indaga.
─Sencillo ─inclino un poco mi cuerpo hacia delante y lo miro fijamente ─, quiero saber cuál es tu interés en ejecutar contrato con Loaiza.
─ ¿Aún dudas de mis buenas intenciones?
─Para ser sincera, sí. Todavía no entiendo que relación laboral puede existir entre Loaiza y tú, que tienen objetivos profesionales totalmente opuestos.
─Ya que estás tan inquieta por saber de mis bondades con Loaiza, te diré cuál es mi plan respecto al taller y marca de tu amiga ─se levanta de su asiento y quita su saco, afloja el moño de su corbata. Hace movimientos mecánicos muy seguidos para luego volver a su puesto inicial, colocando sus codos en firme sobre las rodillas con expresión neutra ─. La verdad de mi negocio con Loaiza es porque Eimy, mi pareja, es modelo. Creo que no lo sabías.
─Es ella ─le indico el retrato con marco dorado que está en una repisa junto a un florero.
─Sí, es ella ─responde.
─Es muy linda, finalmente conseguiste todo lo que querías en una mujer ─reprocho, y no es para menos, debí hacerlo desde el primer día que lo vi, tenía que sacar la espinita que llevo dentro.
─No diré nada al respecto ─replica con incomodidad.
─Tranquilo, yo entiendo ─sonrío sutilmente ─. Prosigue ─le insto, pero me mira por unos segundos algo molesto y se acomoda para hablar.
─Loaiza ha tenido un buen auge con su proyecto de moda y creo que Eimy, hasta el momento, está en su mejor punto de la carrera.
─ ¿Entonces...? ─ato cabos sueltos.
─Entonces le pedí a Loaiza que firmara contrato con Eimy, y yo en representación de mi pareja haría las veces de vocero.
─Creo que no entendí ─asevero.
─Bueno, realmente la propuesta consiste en que Eimy trabaje como imagen de la marca que está promocionando Loaiza mientras yo le proporciono dinero de Eimy a Loaiza como nueva socia y ya casi imagen de lo que en poco tiempo será una de las grandes industrias de la moda.
─ ¿Por qué todo este tiempo me ocultaron algo tan sencillo?, sé que no juego un papel importante dentro de la marca, mucho menos ahora que renuncie, pero como amiga y asistente con un perfil de "confidente" creo que merecía por lo menos una breve explicación.
─No entiendo porqué Loaiza nunca lo hizo, muchas veces me he preguntado cuál es la razón de tu renuncia y llegué a pensar que era porque no estabas de acuerdo con que yo hiciera negocio con...
─Es lo que menos me importa, yo estaba creída de que... ─callo en lo que pienso bien las cosas que diré.
─ ¿De qué estabas creída Alondra? ─interroga inquieto.
─De nada. Olvídalo, no es nada relevante ─me pongo de pie ─. Hasta aquí llegó mi visita, debo irme.
─No quiero sonar abusivo, pero me gustaría tener una conversación algo más personal contigo.
─Olvídalo Mark, entre tú y yo no hay más de qué hablar ─acomodo mi cabello y lo miro.
─Considero que no todo puede terminar mal entre los dos ─se pone de pie y toma mi mano ─, sólo quiero robar unos minutos de tu tiempo.
─Ya los has robado ─me safo de su agarre, rápidamente veo su mandíbula presionar sus dientes y la mía lo hace el doble ─. Lo que quieras hablar conmigo va tener que esperar.
─Para qué esperar cuando podemos hablar ahora. Yo sé que me odias por haberte dejado y no luchar por lo nuestro, actúe como un imbécil que no sabía lo que tenía, pero ya pasó y finalmente lo entendí, lástima que sea ahora cuando me haya dado cuenta.
─Tarde, muy tarde, ¿Ya qué? ─reprocho.
─Sí, quizá muy tarde, pero por lo menos fue tarde y no nunca. Reconozco mi error y es cierto que la vida me lo ha cobrado muy caro, tanto, que me ha tocado vivir con las secuelas.
─No quiero escuchar tus miserables palabras llenas de mentira. Tú sabes más que nadie las veces que te llamé llorando cuando estabas en Londres, para que todo regresara a la normalidad y tu mald... ─cierro los ojos para retener las lágrimas ─. Y tu respuesta fue un simple "no", me decías "no puedo, es algo que he pensado muy bien y creo que es lo mejor". Eres un inconsciente ─lo miro y todo lo que transmito con la mirada es rabia ─. Yo era poco para ti, siempre lo fui y aún lo soy.
─No es así Alondra, sólo fui algo inmaduro y... ─dice adolorido.
─No me toques ─retrocedo al ver que intenta agarrarme ─, tú no solo fuiste un inmaduro, fuiste un arrogante que acabo con mi felicidad.
─Y quiero regresar todo lo que me llevé de ti; ese amor, esa comprensión que me brindaste en los momentos duros, tú corazón, tiempo, seguridad, tú empeño por ser suficiente para mí. Yo quiero regresar todo eso que te robé ─sus ojos se humedecen ─. Dame la oportunidad de devolver todo eso que te pertenece.
Esas cosas no vuelven aunque él quiera, ya son parte de él no mías.
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Una semana en París © TERMINADA
RomanceAlondra Henderson diseñadora profesional, trabaja para su mejor amiga en un taller de costura que hace parte una marca de ropa muy reconocida. En su ocupada vida laboral tiene escasa oportunidad de iniciar una relación, y su entorno no es más que si...