Capítulo 1

4.5K 138 19
                                    

Espero enamorarte. Yo lo estoy desde que me di cuenta que me leías.

__________________________________

─Alondra, ya falta poco para que salga el autobús, date prisa. —Esa es Hellen... mi hermana menor; tiene 17 años y está en el último año de secundaria. Vive conmigo hace unos meses por motivos académicos. Nuestros padres viven en otra ciudad y consideraron mandarla a vivir conmigo para ahorrarse los costos de los viajes diarios. 

─Soy yo quien todos los días te apresura para que hagas las cosas rápido, y ahora me gritas sólo por cinco minutos de retraso que tenemos. ¡calma!

─Si fueran sólo cinco minutos, pero no; hablo de lo inconsciente que eres, sabes que tengo un examen a primera hora. Si no me encuentro antes que el profesor en el salón de clases... seguro me hará reprobar la materia.

─ ¿Qué quiere decir eso, señorita? soy tu hermana mayor y merezco algo de respeto ─ si no fuera porque soy algo bromista con ella... diría que actué como la hermana mayor que nadie quiere.

─Hellen, ya para con el escándalo; me vas a volver loca. Baja los pies de la guantera.

¡Por fin!, llegamos a su escuela.
«Todo el transcurso se la pasó cantando música a todo volumen.»

─ ¡Oh, Pancracio...! gracias por traerme con bien a la dichosa escuela, no amo este lugar, pero es mejor que estar en ese auto con la víbora de mi hermana.

─Ojalá y tu amigo imaginario, Pancracio, te recoja por la tarde; porque la víbora de tu hermana tiene una cena con su jefaza hoy ─río al ver su drama, pero río más con sus gestos.

***

─No seas una aprovechada, Alondra. El que sea tu amiga no quita el papel de jefa que cumplo.

─A ver Loaiza, mi hermana cumple años esa misma semana que pensamos ir de viaje, cómo crees que la voy a dejar sola en casa ─ Como ya leyeron, mi jefaza es mi mejor amiga; es diseñadora de modas y tiene una gran boutique en Nueva York, pero su taller de costura se encuentra aquí, en Chicago. Al igual que ella soy diseñadora, vivo de un salario y me siento conforme. Amo mi trabajo, pero lo que más amo de todo lo que tengo, es la gran familia que aguarda por mi cada Navidad.

─llegamos a un acuerdo Alondra, ¿qué piensas hacer con los boletos y las reservaciones.? ¡Un día me vas a matar!

─Entonces dale una solución a mi problema, o tomaré una decisión que logre darte un infarto.

─llamaré al hotel donde hicimos las reservaciones para añadir una más; viajará con nosotras a París.

─ ¡No juegues!¡no juegues! ─hago una pequeña celebración ─. Hellen te va a amar toda la vida. ─la abrazo y voy hasta mi despacho.
Soy su asistente. Afortunada en tener a mi mejor amiga el mayor tiempo posible a mi lado. Disfrutamos diseñar vestidos de novia y ahora disfrutamos de la grata invitación que nos han hecho a un evento de moda en París. Seremos invitadas de honor y eso me honra.

─Estuvo muy rica la cena, pero ya debo marcharme; si demoró un segundo más aquí lo más probable es que encuentre una gran fiesta en mi departamento.

─Fue un gusto cenar con mi mejor socia ─extiende su mano.

─Fue un gran gusto cenar con mi jefaza ─sigo el gesto y le doy un apretón ─. Te estaré llamando en el transcurso de la noche para saber qué tan preparada estás con las maletas.

─Te lo agradezco, aunque faltan dos días para el viaje, ya mañana es sábado y no me dará tiempo para dejar todo listo.

─Ya verás que todo saldrá bien ─con esas breves palabras damos por concluida nuestra cena.

─Estás hermosa ─giro automáticamente para ver de quién proviene tan lindo comentario.

─ ¡Joan!, que gusto verte. ¡¿Qué...qué haces aquí?!

─Cenaba fuera de mi casa, quería espantar la monotonía de la cocina casera ─se acerca y me regala un delicado beso en la mejilla.

─Entiendo... ¿Quieres que te lleve a tu casa, ¿o trajiste tu auto? porque veo que estás en el parking.

─Traje mi auto, pero puedo dejarlo aquí e irme contigo.

─Ohm... claro. Vamos hasta mi auto y te llevo a donde te dirijas ─caminamos hasta mi auto y al abrir la puerta del piloto siento su mano en mi cadera, y la otra puesta sobre la mano que intenta abrir el seguro ─. ¿Qué intentas? ─quedó paralizada esperando que gesticule algo.

─Alondra, sabes que aún te pienso; no puedo olvidar esa noche que tú y yo...

─ ¡Cállate! ─me giro y lo alejo de mí ─. Es que acaso se te olvida que éramos dos adolescentes inconscientes. ¡Quedé traumatizada con esa experiencia! ¡no quiero recordar cada momento de esa noche!, ¡así que vete solo en tu auto!

Me subí al auto; y aunque golpeaba con delicadeza el vidrio del auto, maneje sin pensar.

─ ¡Hellen! ─cierro la puerta y caminó hacia mi habitación cuando...

─ ¡Eh!, ¿qué pasa? Odio cuando vienes, así como loca gritando a diestra y siniestra.

─Arregla las maletas que te irás a París con nosotras. No quiero una palabra más sobre mi mal genio ─la señalo amenazante con el dedo, y doy media vuelta para entrar a mi habitación.

─Pero yo...

─Dije que ni una palabra más sobre el tema; empaca todo lo necesario y listo ─cuando estoy en éstas cuatro paredes, siento que lo que pasó allá fuera se quedó allá y ahora sólo son mis cosas y yo en unión.
Voy hasta mi ordenador y revisó algunos emails; varios son de amigos y otros son de meras propuestas de trabajos que en algún momento me interesaron. He decidido concretar un placer de mis pensamientos; estar sin ropa en mi habitación. sólo un sostén sin realce y un interior de encaje que me hace sentir libre. Amo sentarme en mi cama y ver Tom y Jerry hasta dormir. Son mis caricaturas favoritas.

Al poco tiempo vibra mi celular y por el tono, sé que se trata de un mensaje.

─ ¿Llegaste Bien? ─inmediatamente me doy cuenta de que es mi mejor amiga. Contestó rápidamente.

─Sí, todo está bien. ¿y tú? ¿cómo llegaste? ─paso los canales hasta conseguir el canal en que dan las caricaturas.

─Llegué bien. Qué tengas buena noche. Besos.

─Gracias a Dios. Te deseo lo mismo. ─mi amiga es una mujer muy centrada lo cual admiro; rara vez la veo actuar como inmadura.

A la mañana siguiente...

─Buenos días, Hellen, ¿ya arreglaste todo lo que te llevarás?

─Primero deja que pruebe la tostada, luego pregunta lo que quieras.

Seco mis manos con el delantal para sentarme a desayunar. Mi hermana necesita comida para todo: para escuchar, para contestar, para caminar, para reír, para TODO.

─Ahora sí, ¿Que me quieres decir?

─Ya te pregunté, ahora contesta.

─Ya arreglé todo, lo que no entiendo es por qué tengo que ir a París con ustedes ─ «pensé que le agradaría la idea. Los adolescentes y sus estados anímicos tan desequilibrados».

─ ¿No quieres ir?, porque si no quieres, yo puedo hablar con míster Jefaza... pero eso sí ─la señalo amenazante ─, te quedarás toda una semana en casa de los abuelos. Ellos te tendrán en forma mientras no estoy.

Siento que me mata con la mirada, «me da igual»

─Iré, pero debiste consultarme; pensé que pasaría mi cumpleaños con mis amigos, y mis papás.

─No debo consultarte nada, mientras dependas de mí tienes que aceptar mis mandatos ─ «todo queda en silencio. Creo que mi mal genio no desapareció con el sueño... he sido muy dura con ella» ─. Prometo que será el mejor cumpleaños; no fue nada sencillo convencer a Loaiza de que te llevara como regalo de cumpleaños a París. ─tomo su mano tiernamente y con brusquedad la separa de la mía.

─ ¡Tú y tu trabajo me tienen harta!; te consume y sumerge a todos los que vivimos a tu alrededor, eres igual o peor de egoísta que tu amiga, sólo piensan en ustedes ─toma su desayuno y se dirige a su cuarto.

Es difícil vivir con un adolescente; no son fáciles de entender, fui una hace ya unos años atrás, pero no recuerdo haber tenido problemas con mis padres por mis cambios drásticos de ánimo.

─ ¡Hola ma'!

─Hola Alondra, ¿cómo va todo? ¿Qué me cuentas sobre Hellen?

─Ma', sé que te dije que llevaría a Hellen para su cumpleaños a casa, pero tengo que viajar mañana a París y no tengo dónde dejarla, así que decidí llevarla de viaje conmigo, ¿te parece?

─Lo veo bien. Debe estar muy feliz, Siempre ha querido salir de las dos ciudades que según ella la tienen prisionera.

─No es así. Al parecer no le gustó la idea y ya no sé qué pensar; me dijo varias cosas que me dolieron, pero aun así decidí seguir con el viaje en pie, me la llevaré y quiero que mañana antes de viajar llames a mi teléfono para que te despidas.

─Eso haré, mañana llamaré para despedirme de ustedes y darles la bendición... ahora te dejo, tu padre necesita de mi ayuda para arreglar los grifos del baño que andan dañados. Te amo mi niña, Chao.

─Chao mamá, yo también te amo.

─ ¡Hellen!¡Hellen!¡Hellen!

─ ¡¿Qué quieres?!

─Saldré a comprar varias cosas para el viaje; si llega algún correo quiero que lo guardes para mí; si tienes hambre me llamas para comprarte algo fuera; y si no aguantas, calientas algo rápido. Llego en unas horas.

Noél.

─ ¿Puedes calmarse un poco?, no soy el único mesero de éste dichoso lugar, hay mesas por atender y usted sólo pierde tiempo insultándome.

─Quedas despedido. En la semana te llamaremos para que pases a recoger lo que te debemos ─ «es insoportable. El sólo escuchar su voz chillona mi mal humor se activa; es como si no pudiera evitar odiarla».

─Perfecto niñita rica; en unos días paso por lo que me deben y me alegra no volver a verla.

─ ¡¿Qué has dicho animal?!

─Que gracias por su maravilloso trato ─hoy es un fin de semana en los que más me tocaba aguantar los severos regaños y reclamos de la señorita, por razones claras no tendré que soportarla más...

Mi departamento es pequeño. Vivo acompañado de mi madre, que, por cierto, depende económicamente de mí. Tengo que costear los gastos de sus medicinas y todo lo necesario para que su enfermedad no siga avanzando; es diabética y eso dice mucho de los cuidados que debo tener con ella. No tengo un padre que me apoyé, puesto que el mío se fue de casa cuando cumplí los 12 años, mi madre sufrió mucho por su partida y eso generó todos esos males. Ahora tengo muchas aspiraciones... y día a día me juego la vida para lograr salir de la vida miserable que tengo.

─He quedado sin trabajo Rachel, ¿Qué voy a hacer con las medicinas de mi madre? Debí aprovechar el viaje de regreso a Arizona.

─Tranquilo campeón, debes estar ciego para no ver las oportunidades al frente; Te pagarán bien por un show de stripper; Piénsalo, sólo será una noche ─Rachel es una amiga que vive a unos cuantos departamentos del mío, es bailarina de pole dance; siempre me ha insistido para que trabaje como objeto sexual público, pero yo me resisto, bueno, hasta ahora que pienso muy bien las cosas...

Una semana en París © TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora