Capítulo 28

398 40 0
                                    

─ ¡Di-vi-na! ─exclama la rubia ojos azules ─, ese diseño es único. Daría lo que fuera por tener tu atuendo.

─Tú como siempre de encantadora Chanel ─le beso en la mejilla y Bruno le sonríe cordialmente.

─Sabía que no te ibas a perder el gran despilfarro de la sociedad Hill ─comenta con sorna.

─Si te escuchan hablar así, lo más probable es que quedes sin trabajo ─bromeo ─. Vine porque mi queridísima Andana me lo ha pedido.

─He escuchado hablar de ella. Una viuda ricachona, todo lo que respira es poder y vanidad ─resopla.

─En gran parte tienes razón, pero quiero aclarar algo; es adinerada por naturaleza, no por la muerte de su prometido. Ella nunca se casó.

─ ¿Cómo es eso? ─pregunta Chanel indiscreta.

─Andana sólo pudo comprometerse con su novio, el día de la boda su prometido sufrió un accidente en el que perdió la vida.

─Pobre ─lamenta la rubia ─, y yo pensaba que ella había perdido a su esposo la misma noche después de la boda.

─No ─creo que todos los que conocen a Andana, saben lo difícil que ha sido para ella la muerte de su prometido.

En medio de las conversaciones escucho la voz de una mujer en el micrófono donde anuncia la entrada de las anfitrionas del evento, entre esas escucho el nombre de Andana.

─Iré en busca de más champán ─me habla al oído Bruno y luego desaparece.

No puedo ver el rostro de Andana, sólo alcanzo a mirar su espalda.

Está acompañada de un hombre bien parecido. Tan apuesto es el hombre que las chicas presentes cotillean a voz baja. Al parecer Andana ha superado la pérdida de su novio.

─ ¿Qué has logrado ver? ─se acerca Bruno con dos copas de champán. Me ofrece una y la otra la consume sin pensar.

─Ha llegado Andana, esperaré que pase la euforia de los paparazzi ─tomo de la copa ─. ¿Te sientes cómodo con el ambiente?

─Sí, me encontré con dos amigos en la mesa de pasabocas, me comentaron que invertirán en las acciones del hotel.

─Tal y como Chanel nos dijo, este será el despilfarro de Chicago.

***

─Andana me ha visto ─miro fijamente a Bruno y él me besa.

─Puedes ir a saludar, yo daré un vistazo por los alrededores ─me guiña el ojo ─, si me necesitas sólo marca a mi celular y estaré para ti.

─Bueno ─le regreso el beso en la boca y me separo de él.

Mientras camino observo a la distinguida Amelia. Por lo que Andana me explicó, Amelia es la dueña del hotel, pero Andana es su socia.

─ ¡Loaiza! ─Andana me abraza ─, desde que llegué he estado pensando en ti, creí que no vendrías.

─Estuve a punto de no venir, pero me di cuenta que toda la sociedad Hill de Chicago estaría aquí y, por supuesto, debía estar yo ─sonrío ─. ¿Cómo va tu vida?

─Mi vida es una montaña rusa de emociones, un día estoy en la cúspide y al otro, estoy abajo ─refiere.

─ ¿Y hoy en qué extremo estás? ─le sonrío.

─Hoy estoy en la cúspide ─sonríe.

─Te he visto llegar con alguien, ¿es tu pareja...?

─Me hablas de él ─me señala con su dedo índice el hombre que está de espalda mirando una de las pinturas que decora la estancia finita.

Una semana en París © TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora